La televisión "afina el instrumento" del actor
Conocido como el malo de muchas telenovelas, Fabián Vena llega a Montevideo con La Duda, una obra en la que encarna a un sacerdote sospechado de haber cometido abuso con un niño. Lo acompaña Gabriela Toscano. El actor habló con En Perspectiva de la obra y de sus deseos de volver a la televisión.
ALEJANDRA BORQUES:
Quizás es bueno preguntarse si es justo mentir para hacer el bien. Les cuento parte de una historia: la directora de un colegio católico - sin pruebas- sospecha que un sacerdote abusa de un alumno. Lleva a cabo una investigación para desenmascarar al supuesto culpable que defiende su inocencia a toda costa.
Llega a Montevideo La duda, una obra teatral argentina. La autoría es de John Patrick Shanley. La dirige Carlos Manuel Rivas y la protagonizan Gabriela Toscano y Fabián Vena.
Para contarnos un poco más sobre la obra nos acompaña uno de sus protagonistas: Fabián Vena.
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Fabián, tuve la oportunidad de ver La duda en el mes de enero en Buenos Aires en el Teatro Liceo.
FABIÁN VENA:
Un teatro divino. Uno de los teatros más antiguos que tenemos: 140 años. Y para la obra ha sido un marco estupendo porque hoy por hoy los teatros - a veces- adolecen de falta de antigüedad, de acústica y son salas pequeñas y de una sala por ahí hacen cinco. Entonces no te queda ninguna buena. Sin embargo, ese teatro, en pleno barrio de Congreso sigue teniendo la estructura antigua. Y es divino: con una acústica y unos palcos hermosos y un hall divino, especial para la obra.
AB- Nos metemos en la historia. Sos ese sacerdote del que se duda mucho durante la obra. No sé si habías hecho de cura alguna vez, de malo sí...
FV- Sí, de malo, sí. Hice de cura pero solamente una escenita preciosa en la película Valentín que es prácticamente la autobiografía de Alejandro Agresti. Él me llamó para participar. Era un cura que todavía vive (un cura tercermundista) que hizo una homilía bien potente el día de la muerte del Che Guevara. Y Alejandro lo recordaba de manera fantástica. Pero, no he hecho un personaje así, con tanto apasionamiento y tan dedicado a su profesión. Nunca me he sentido tan cerca de la religión como con este personaje.
AB- No sos religioso...
FV- Soy creyente. No sé si de la religión. Soy creyente de algo que nos conecta a todos y que me da un sentido de fe muy importante. Nos solamente para mi profesión donde es muy importante la fe- sino para mi vida que creo que también es tan o más importante que lo que hago. Después de tantos malos que he hecho, este es un personaje que se conecta con la fe, espiritualidad, generosidad, la docencia. Como dice el director no dejan de ser y fundamentalmente son dos personajes que son docentes, que enseñan a chicos. Y esa conexión que uno tiene con los chicos a través del docente, del maestro, es algo siempre muy rico de investigar. Incluso en el teatro donde tenés que estar todas las noches conectados con esas sensaciones siempre te retribuyen cosas muy importantes para la vida.
SANTIAGO DÍAZ:
Decías antes de la nota- que todas las personas que ven la obra pueden interpretarla o pararse de manera diferente y me parece que es algo súper interesante y valorable. ¿Vos lo considerás de esa manera también?
FV - Sí, en ese sentido es bárbara la obra. He hecho incluso obras muy potentes en el teatro San Martín donde digo: "está obra va a generar una polémica y un debate", y no pasó absolutamente nada. En esta obra - que es tal vez la menos pensada para mí que podía generar cierto debate se generan cosas increíbles en el público. Y es en definitiva nuestra misión: trasladar el problema a ustedes.
Nosotros somos un instrumento, ya la tenemos vista de punta a punta (la obra) y tratamos de generar la duda o la certeza o lo que sea. Pero, que provoque eso en el espectador es muy difícil y esta obra lo consigue. Yo he sido testigo privilegiado. Incluso amigos que pertenecen al medio, grandes actores, me ha pasado con Alfredo Alcón, Elena Tasisto y un amigo nuestro, tres personas que por los nombres ya sabes de que hablo (no solamente de espectadores normales) que en la cena -a la salida del teatro uno va a comer- casi se tiraban las botellas de vino por encima porque se mataban con respecto a una escena o a un texto y yo viendo esa discusión. Uno tomaba partido por la monja, otro por el cura y otro por la duda. A mí me causaba mucha impresión y sorpresa. Encima yo pienso una cosa totalmente distinta a la que ellos suponen, cada uno tenía una visión diferente. Eso es muy interesante en la obra. Y no se da a través de un texto filosófico ni un texto de demasiado nivel de literatura.
Alejandra vos la viste y te das cuenta de que es una obra que tiene un contacto directo con el público porque es un texto muy cotidiano, simple y está enmarcado en una especie de obra de suspenso donde te vas adentrando en el conflicto y como suele suceder que la estructuran muy bien los yanquis. Y vos decís. "te queda tan poco tiempo cómo lo vas a resolver". Cada vez te metés más en el lío y cada vez tenés menos tiempo para resolverlo. Y eso pasa cuando está bien construida una obra. Entonces, con un criterio cotidiano y un diálogo fluido resulta que te metés en grandes temas y queda reflexionando mucho la gente.
AB- Sí, de hecho la sensación en el público es que el final o la resolución la termina haciendo uno.
FV: Sí. Pero, también hay gente que sale totalmente decidida, salen con una certeza apabullante con respecto a tomar posición, con quien se quedan si con la versión del cura o de la monja. Sin ningún problema están totalmente decidido y totalmente convencido de que es así. Pero, a un gran porcentaje le aparece el beneficio de la duda.
AB- Hay algo que me llamó la atención pero quizás no le molesta a ustedes los actores. Me sonaron demasiado jóvenes para ese papel que tenían que enfrentar.
FV: En el caso de mi personaje no. Tiene menos de 40 años, está en el año 64, donde se está en pleno 2° Concilio Ecuménico - el concilio del Vaticano- donde se toman decisiones muy importantes y se reúnen todos los curas del mundo para superar algunas cosas.
Aparentemente hoy vuelven al retroceso: la misa en latín, la misa de espaldas pocos feligreses van a querer ver a alguien de espalda y hablando en latín- pero bueno nada, allá la religión y sobre todo la institución con sus cosas.
Lo cierto es que es un personaje que tiene mi edad y creo que el apasionamiento que aparece claramente en el texto y en los diálogos- responde a esa edad. Y la monja tiene una edad más variada. Me parece que va desde el límite de la edad de Gaby hasta los 80, 90 años. Me parece que más por edad, ese personaje pasa por una cuestión de construirlo con ciertos prejuicios, con cierta rigidez ideológica y sobre todo con el rol de que ser director haga un colegio y todo lo que esa responsabilidad trae. Pero, en este caso, va más allá de las edades.
SD - Hablabas de que hiciste varios papeles de malos. Acá en Uruguay hubo un par de papeles muy masivos: uno en Resistiré eras muy malo- y en Verdad consecuencia, no eras tan malo pero eras un tipo medio embromado, medio controvertido. ¿Crees que la gente te tiene identificado como un tipo malo? Porque tal vez eso pueda influir en la obra y esa variedad de interpretaciones que sugiere, es decir, ese cura que está interpretado por un tipo que generalmente hace de malo.
FV - Sí. La gente me conoce popularmente por los trabajos en televisión.
SD - Claro, por eso te digo lo masivo...
FV - Pero los que me han visto en teatro saben que tengo una gama variadísima de personajes, de todo tipo y factor. En el mismo momento que estaba haciendo de malo y de perverso en Resistiré hacia de Jesús y de asistente de Alfredo Alcón en Variaciones
Goldberg. El Golberg era un personaje entrañable, divino. Era un asistente de teatro que devenía en hijo, en Jesús. Mientras el director de teatro que era Alfredo terminaba siendo una especie de Dios tirano. Y por momentos me acuerdo de situaciones en donde estábamos en la producción de Resistiré y escuchaba que estaban hablando de cómo seguía mi personaje, de las perversidades que hacía y yo estaba en pleno proceso de ensayo de Jesús y me tenía que ir. Les decía: "chicos me voy porque la verdad que no puedo escuchar más nada de eso, me voy a ensayar Jesús".
Después de que uno construye un personaje ya se trasforma en un ejercicio. Le pegás a la pelota mucho tiempo hasta que cae al ángulo, después simplemente vas, te ponés los cortos y le pegás a la pelota nada más, sin tanto preámbulo. Entonces era un ejercicio maravilloso. No solamente de extremos de personajes también de técnicas, porque una cosa es hacer una telenovela - que grabas 30 escenas por día y en primer plano- y otra cosa era ir a la noche a la sala Martín Coronado para 1.200 personas donde te tenés que mover cuando hablás porque el espectador que está en la pullman no sabe quien habla. Entonces, para mí ese año ha sido de muchísimo crecimiento. Estoy tranquilo porque sé que lo que puedo desarrollar en teatro es totalmente distinto a lo que se conoce popularmente.
AB- Quienes te hemos disfrutado en televisión en realidad queremos saber si volvés pronto. ¿Qué planes tenés?
FV - Ojalá que sí. La televisión me encanta. Me fascina lo que es estar involucrado en un grupo de gente, más allá del cablerío y lo contaminante que son 50 personas dentro de un ambiente de 3 x 3, siempre me resulta interesante porque es una técnica que te hace afinar el instrumento. Me da la sensación de que es como las terapias sistémicas, "salgamos rápido del lío, solucionémoslo ya". Entonces te da una impronta muy interesante a la hora de resolver cosas como actor. En el teatro tenés mucho más tiempo, podés hacer una función mala que tampoco la gente se da cuenta pero no tenés problemas en fracasar. En televisión es todo lo contrario, tenés que hacer la toma buena y encima darle el ok a una toma que sabés que podría haber sido mejor...
SD- Pero no hay tiempo para repetirla...
FV - No hay tiempo para repetirla y entonces convivís con una cantidad de limitaciones que a la hora de afinar el instrumento son interesantes. Cuando estaba terminando Resistiré me acuerdo de haber llamado al profesor de técnica vocal de mis inicios que trabaja formando actores en escuelas nacionales y le decía: "decile a los pibes que cuando egresen vayan a hacer telenovelas", por el prejuicio que siempre he tenido en mi formación con respecto a la televisión.
Me parece que la televisión genera una afinación sobre el instrumento
que es interesante siempre y cuando uno no deje de hacer teatro, porque todas las veces que he hecho T.V o cine no he parado de hacer teatro, me parece que es ahí donde verdaderamente se te forma el oficio.
AB - A Fabián Vena, a Gabriela Toscano los van a poder ver este fin de semana en el Teatro Stella. Un teatro precioso de Montevideo. Viernes y sábado a las 21 horas, el domingo a las 18. Los precios van entre los 190 y los 350 pesos para los que me están preguntando vía mail Y para Sábado y domingo entre 220 y 380 pesos.