Entrevistas

En honor al idioma español

En honor al idioma español

La escritora uruguaya Claudia Amengual, quien recientemente participó en Cartagena (Colombia) del IV Congreso Internacional de la Lengua Española, estuvo en Asuntos Pendientes contando sobre esta experiencia, que tuvo como uno de sus ejes un homenaje a Gabriel García Márquez, y sobre su particular forma de escribir.

JUAN MIGUEL PETIT:

Muy fresquita de su llegada de Colombia, está con nosotros la escritora Claudia Amengual, tan fresquita que trajo hasta una bolsita de café, autora, entre otras, de la novela La rosa de Jericó, del año 2000; El vendedor de escobas, de 2002; y también participó en la antología La vida te despeina, del 2005, con un fragmento de La rosa de Jericó; en 2006 obtuvo el Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela Desde las cenizas, obra que publicó con Alfaguara y que narra temas como el exilio y la realidad latinoamericana desde una mirada de lo doméstico y lo familiar.

Claudia, bienvenida a Asuntos Pendientes.

CLAUDIA AMENGUAL:

Gracias Juan Miguel.

JMP – Habíamos tenido algún intercambio por otros temas e los informes, sabemos que has estado del otro lado del micrófono, y cuando nos enteramos que habías estado en Cartagena, en el 4° Congreso Internacional de la Lengua Española, que se realizó allí el mes pasado, nos parecía interesante recoger una crónica sobre la palabra en vivo de lo que allí se vivió, y que tuvo en uno de sus ejes al homenaje a Gabriel García Márquez.

CA – Sí, y yo te mencionaba fuera de micrófono que quizá fue el corazón del congreso. Este es el 4° congreso, se hacen cada tres años y es una instancia de encuentro y reflexión para ver el estado de salud del idioma español. Pero como se trabaja todo el tiempo, la Real Academia está muy activa y las academias de los países también, hay congresos permanentemente, nunca hay demasiadas novedades, en realidad lo pintoresco es el encuentro de todos estos hispanohablantes de 23 países, por lo menos. Entonces el homenaje fue un poco la nota de color y original, porque llamaba la atención que un escritor levantara esas pasiones y ese fervor como fue García Márquez, había que estar ahí para verlo. Había gente que quería tocarlo nada más, como si fuera un ser divino. Y de hecho, Cartagena es muy mágica, a mí no me llamó la atención que de pronto el mayor cultor, no el creador sino el mayor cultor del realismo mágico, haya tenido las raíces en esa zona. Porque todo lo que pasa en Cartagena tiene un poquito de real y un poquito de mágico.

JMP – O sea que mejor lugar para homenajear a García Márquez que en ese lugar, en ese espacio, es difícil. Pero tú decías también que había ido para matarlo, ¿qué querías decir con eso?

CA – Sí, yo escribí una nota que ...

JMP – En Galería

CA – Sí, en galería, que creo que todos fuimos a matar a "Gabo", pero no con esa tesis del parricidio, de que es necesario atar a los padres para que los hijos crezcan, sino, de alguna manera para rendir un homenaje, pero quizá para cerrar un ciclo. Incluso se lo notó cansado a "Gabo", un poco apabullado de tanto cariño, no podía devolver las demostraciones de afecto que a veces eran muchas y a veces se pasaban un poco de calor humano. Eran hasta físicas por momentos.

Yo tengo la sensación del boom latinoamericano, que fue muy bueno, que todos le debemos tanto, escritores y lectores, porque nos cambió la forma de ver la literatura, es una etapa, y una etapa pasada que correspondió también con una historia de nuestros pueblos, sobre todo la década de los 60 que fue tan efervescente. Ahora somos herederos agradecidos, pero hay que empezar una etapa nueva, no podemos seguir presos o con esas tapas tan fuertes sobre nosotros. Insisto, lectores y escritores. Vamos siempre a ser deudores de lo que fue esa camada de grandísimos escritores comprometidos con su realidad, pero seguir sus pasos intentando parecernos a ellos es un error. Tenemos que crear una impronta nueva, por eso yo creo que también el macondo ha terminado y es la época nueva de otra ciudad que tendremos que encontrar, fundar y crearles sus propias reglas.

Carlos Vives lo dijo también en una de las reuniones plenarias, dijo: "las épocas de macondo ya están pasando", cosa que no a todo el mundo le gustó, pero hay que entenderlo de una manera no necia sino con una manera positiva y con un afán progresista.

JMP – Cuando decís que están pasando las épocas de macondo, te referías, a esa magia de lo cotidiano, encontrar cosas surrealistas en lo más sencillo, ¿o a qué? Porque perder eso puede ser como perder una sensibilidad y una capacidad de disfrute.

CA – No, y de hecho esas referencias tienen que estar siempre. Yo lo que creo es que no se debe escribir más bajo la sombra de esos escritores, se debe escribir con esos escritores como respaldo, pero no a su sombra. Fijate que tenés a Fuentes, que está escribiendo y con gran vitalidad, tenés a Vargas Llosa, se nos ha ido Cortázar, Rulfo, Donoso, pero son todos nombres demasiado grandes e innegables, a los que todos debemos estar agradecidos. Yo creo que también ellos apreciarán, y lo hacen cuando estimulan a los nuevos creadores, que venga algo nuevo. Además, hablábamos de esto en Cartagena y el año pasado en México, lo que cambió la visión de los latinoamericanos en Europa, a raíz de todo este boom latinoamericano que luego pasó a ser rebautizado como realismo mágico, aunque no todos los escritores del boom hacían realismo mágico. En Europa muchas veces la condición de lo latinoamericano está ligado a lo exótico, a las plumas, a las cosas extrañas que pueden pasar, que la gente se eleve del piso como lo más natural.

JMP – Vas caminando por la calle y te van pasando cosas inesperadas, insólitas.

CA – Exacto, de hecho, el fenómeno de la globalización, en el cual, nos guste o no, estamos todos inmersos, ha cambiado esa realidad. Yo leí hace unos días un libro de un escritor japonés, Murakami, un escritor muy bueno además, donde habla de Uruguay como un país que está lleno de escorpiones, lagartos, excrementos de burro y enjambres de moscas y qué va ir uno a hacer a Uruguay. Eso es un señor que evidentemente, de hecho ya le escribí una carta, ni siquiera se tomó el trabajo de entrar al Google (www.google.com) para ver que Uruguay ni siquiera es eso, es otra cosa, pero además muchísimo más que eso.

JMP - Hay otros problemas quizá peores pero lagartos no hay.

CA – No, es una visión anquilosada de lo que es Latinoamérica.

JMP – Tú hablabas de esa ciudad Macondo, en la sombra de esa ciudad de donde parte el realismo mágico, esa ciudad sorprendente donde todo parece que es digno de ser contado, relatado. Basta simplemente sacar una foto para que sea impresionante. Estabas en una ciudad como Cartagena y un país como Colombia, donde lo insólito se da la mano con lo cotidiano, ¿cuál es la ciudad en que se ubica la literatura uruguaya? Porque no es el realismo mágico.

CA – No y tampoco es Montevideo. Habría que preguntar que identidad tenemos los uruguayos, y si tenemos una identidad literaria. Yo prefiero hablar de una identidad latinoamericana, simplemente porque el Uruguay es un país muy joven y creo que tiene una identidad en construcción. Por supuesto que tenemos referentes muy fuertes como Mario Benedetti que es claramente urbano y montevideano, y que tenemos otros referentes muy fuertes como Onetti, que tenemos la poesía de Idea Vilariño, peor yo creo que de todas maneras, ni Montevideo ni el campo incluso, con grandes escritores rurales como fue Don Julio Da Rosa, no son paisajes estrictamente locales de la literatura uruguaya ni hay ciudades que uno pueda decir: esta ciudad es así como Macondo fue para Colombia, o para la literatura latinoamericana, es para lo uruguayos. La identidad uruguaya está en construcción no sólo en literatura, en todos los órdenes, por lo menos así lo siento.

JMP – Ahora, en ese encuentro donde había latinoamericanos, y muchos españoles, me imagino, ¿no pasaba a veces que te podías sentir hasta más cerca de elementos de la cultura española que de la cultura del altiplano, por decir algo, o de la centro americana? ¿No te sentías más identificada y que eso te devela que Uruguay está ala mitad del camino de pronto en esos dos mundos?

CA – Sí, el lema del congreso era: "unidad en la diversidad" y si bien estaba referido a la lengua, a mí me parece que iba mucho más allá, porque cuando uno habla de lengua, habla de comunidades, en este caso hispanoparlantes. Una comunidad inmensa de 400 millones casi 500 de personas.

Lo que puede pasar es que lo que viene del norte o de los países desarrollados, deslumbra más. Quizá uno se quiera "parecer más a", pero las raíces están aquí y son innegables. El hecho de que el Uruguay haya tenido una población indígena exterminada y que nos haya dejado tan poca huella también hace que nuestras raíces identitarias con nuestro terruño sean más flojas que lo que pueden ser con España, puesto que somos un país de inmigrantes. Por eso el asunto de la lengua es tan importante, y no sólo vinculado con la madre patria, sino con el español que se ha forjado en América, que es un español distinto y que está hablado... en España tenés un 10% de la población hispanohablante, el otro 10% está en Estados Unidos y el resto en Latinoamérica y en algún país perdido, incluso en África. Nosotros tenemos la base grande de lo que es esta cultura basada en un idioma. Insisto, yo creo que hay que hacer hincapié en la identidad latinoamericana, y sobre eso construir una identidad uruguaya que nos va a llevar muchísimo tiempo.

Te cuento una anécdota, estábamos en una reunión donde había gente de varios países y de pronto preguntaron por una canción que distinga a Uruguay, y se hizo un silencio porque nos costó mucho a los uruguayos. Por supuesto que salió una canción vinculada con el fútbol, algo con la celeste.

JMP – ¿Aún ahí?

CA – Sí. Los chilenos, los argentinos, rápidamente encontraron una donde que los identificara, a nosotros nos costó más. Nos cuesta más y debo decir que también cuesta que el nombre de Uruguay sea recibido en el exterior con el mismo prestigio como quizá sucedía antes. Eso es algo que todavía creemos que pasa y no, el nombre de Uruguay tenemos necesidad de reactivarlo, refrescarlo, porque está vinculado a cuestiones ya pasadas, cuando hablan de escritores te hablan de Onetti, pero no te hablan de escritores actuales, y luego del fútbol. Insisto, Uruguay es mucho más que eso.

JMP – Capaz que la parte de nuestra identidad es no tener identidad o tener dificultades para definir una identidad tan marcada.

CA – Sí, o yo creo que está en construcción. Lo que pasa es que tenemos que buscarla y estar orgullosos de ella, si en ese trayecto nos dejamos de nombrar por otras cosas, se va a complicar, nos vamos a transformar en unos híbridos, somos poquitos, nos cuesta más. Pero no, el ser uruguayo es algo, significa algo, lo que quiero decir es que antes tenía un valor que me parece que se ha ido perdiendo. La cantidad de veces que me dijeron "paraguaya", o que si venía de Asunción, fue muy grande. Te hace pensar que algo no está funcionando bien con la imagen o el nombre de nuestro país en el exterior. Esto es trabajo de los que estamos en este momento en campaña.

JMP – Tú decías recién la aparición del tema fútbol en una canción vinculada al fútbol para identificar lo uruguayo en un congreso de académicos y de escritores, no una charla de boliche. Sin embargo, el fútbol, pese a su masividad, ha sido poco reflejado por la Literatura, como por un mundo intelectual, como que estaba en una segunda categoría, como que los intelectuales, los escritores tenían que dar testimonio de corazones destruidos, vidas tormentosas, lugares oscuros, el destape, la transición y que el fútbol era otra cosa.

CA- Sí, porque además de hecho es una manifestación cultural. Pero los uruguayos también tenemos ciertas poses intelectualoides donde categorizamos las manifestaciones culturales en clase A, clase B, incluso, clase Z. Y el fútbol puede quedar muy por detrás. Pero, hay grandes escritores y de hecho Eduardo Galeano tiene su libro sobre fútbol y desde Argentina Fontana Rosa ha hecho cosas maravillosas y seguramente tú y yo tenemos algún amigo que también escribe sobre fútbol y lo hace muy bien. El asunto es quitarse las poses, todas las manifestaciones de un país son culturales y la cultura no tiene que ver con la clase o el estrato social que la practique. Por lo tanto, el fútbol como el carnaval son tan válidos como ir a ver una ópera al Solís. Y probablemente sean más nuestros. En este caso creo que es rescatable. No me molestaba la identificación con el fútbol sino que fuera sólo a través del fútbol, me parece una cosa muy pobre y lamentable en este sentido.

JMP- ¿Descubriste o trajiste del congreso algunas palabras nuevas?

CA- Traje dos. En realidad dijeron más pero recuerdo dos. Paralelo al Congreso de la Lengua hubo algo que se llamó el Congresito de la Lengua, que se hizo con niños. Entonces, los niños proponían palabras nuevas. Una era lumpereza, que era pereza , que da los lunes por la mañana ir a la escuela. Y la otra, Frispiro que era suspiro que se da cuando uno se baña con agua fría. Esas son las que recuerdo pero creo que eran diez o doce. Y luego la palabra más votadas por los niños como la palabra más bella del español fue chocolate.

JMP- Chocolate...

CA – Que es una palabra más de raíz americana, cosa con la que concuerdo plenamente.

JMP- Suena bien, aparte de que sabe bien, suena bien. Para terminar, ¿en que estás trabajando?

CA- En agosto, si Dios quiere, saldrá una novela en la que estoy trabajando. Va a abordar la problemática del suicidio, sobre todo meterme en la cabeza de un suicida para mí ha sido un misterio imprescindible de develar, eso que siempre nos preguntamos cuando alguien se quita la vida, ¿qué pasó por su cabeza? Pero bueno, yo quería hacerlo desde la vida, es decir, no hablando de la muerte sino hablando de la vida que creo que es el valor supremo. Así que pienso que en unos meses tendremos esta novela, que todavía está sin título. La tendremos por aquí.

JMP- A lo que veníamos conversando, Alejandro dice que: acá no hay problema de identidad, somos gente de caballo, indígenas y negros. Nada de madre patria. Y Bruno dice que siempre en el exterior nos identifican como murga, pero acá hay amplia variedad de estilos que nos representa.

CA- Es cierto.