Isabella Santo Domingo, una colombiana que muestra de forma muy peculiar su visión de la vida y las relaciones interpersonales.

Una periodista que juega con el humor y la ironía

Isabella Santo Domingo es una periodista colombiana que ha transitado por la comunicación en todos sus frentes: radio, televisión, prensa, y ha escrito varios libros, algunos de los cuales son muy conocidos en Uruguay: "Los caballeros las prefieren brutas", "AM/FM ¿Felizmente Mantenida o Asalariada de Mierda?". Estuvo en Asuntos Pendientes contando sobre su forma de mirar la vida y las relaciones humanas.

MAURICIO ALMADA:

Estamos con una comunicadora colombiana nacida en Barranquilla que ha transitado por la comunicación en todos sus frentes: en la prensa escrita, en la radio, en la televisión y a través de los libros que hoy los uruguayos podemos ver en las librerías, por lo menos dos de sus recientes publicaciones editadas por Grijalbo, "Los caballeros las prefieren brutas" y "AM/FM, ¿felizmente mantenida o asalariada de mierda?".

Estamos con Isabella Santo Domingo.

Padeciendo el frío uruguayo.

ISABELLA SANTO DOMINGO:

Este recibimiento ha estado bastante frío.

MA - Hay que esperar todo el calor humano.

ISD - Está haciendo mucho frío. Además no llegué directamente (porque no hay vuelos directos) de Bogotá a Montevideo, me tocó llegar a Buenos Aires: un frío... había -2 ºC, con un viento espantoso. O sea que cuando llegué acá me pareció verano. Me encantó.

MA - Isabella Santo Domingo dice que no es una feminista...

ISD - Cero.

MA - Dice que no es una machista...

ISD - No soy gay tampoco.

MA - Dice que no es lesbiana...

ISD - No.

MA - Y que es una mujer que reniega del matrimonio, ¿cansada de ese modelo?

ISD - Eso se ha oído mucho por ahí, que estoy resentida, que el matrimonio es lo peor... No es eso, lo que yo escribo son primero que todo textos de humor que parten de una experiencia, casi siempre patética y nefasta, que les ha sucedido a mis amigas o que me ha sucedido a mí, es una forma como más amable de analizar las cosas y aprender a no ahogarse en un vaso de agua. Básicamente yo no me he querido encasillar en nada, no soy feminista, no soy machista, no soy nada, soy una mujer más femenina que feminista, una mujer conciliadora y una mujer que entiende que los hombres y las mujeres estamos en un momento interesante de negociación, las mujeres ya aprendieron lo que es pagar sus propias cuentas, y no nos gustó tanto, y los hombres ya han probado lo que es calentarse su propio almuerzo en el microondas solitario de su casa o de su apartamento y tampoco les gustó. Entonces negociamos, volvamos a ser pareja.

MA - ¿En qué etapa estamos?

ISD - Estamos mal, estamos en la nebulosa, cada uno por su lado, hombres y mujeres superagresivos, los unos criticando a los demás, algunos han ido a extremos: "a mí me conviene que todos se vuelvan de un solo equipo", así dejan más en el camino, porque están escasos, bastante escasos. No sé, hay como un despelote ahí fuera, la sociedad está bastante descompuesta tal y como está. Y mi libro, de una forma humorística, sirve para reflexionar, para poner un freno de mano y decir ¿adónde vamos?, ¿queremos eso o no queremos eso? Yo sí quiero seguir soñando con la idea romántica de qué bueno poder funcionar en pareja y criar a los hijos juntos, pero entendiendo que hemos evolucionado y que los roles se deben seguir respetando (no como antes, o sea que la mujer ha evolucionado, el hombre ha evolucionado, que nos respetemos) pero que también debemos disfrutar o aprender a disfrutar dentro de la pareja.

MA - ¿El varón ha aceptado ese lugar en que pretende colocarlo la mujer de hoy?

ISD - Algunos no lo han aceptado de buena voluntad, a algunos les ha tocado aceptarlo. Estos varones ultramachistas (estoy hablando de los abusivos y los abusadores) son cada vez menos y hay cada vez más mujeres con más información que se están despertando, que tienen a la vecina o a la mamá que les dice: "tú puedes denunciar, te puedes divorciar, tú puedes vivir sola". Pero mis libros no proponen una guerra, proponen una conciliación, proponen que los hombres entiendan en qué han estado mal y acepten que la mujer evolucionó y cambió, y que la mujer aprenda que para poder convivir en pareja toca bajarle el tono a la discusión y aprender a compartir más que a competir.

LUCÍA MASSA:

¿Cuáles son las cosas que a los hombres más les cuesta aceptar dentro de las que les tocaría hacer en este reparto?

ISD - Todas, nuestra independencia... Es erróneo que la liberación femenina se base solamente en el aspecto económico, la liberación femenina debe empezar por la cabeza, es mental, tú no puedes decir "soy tan liberada" y seguir pensando que tu marido es un dechado de virtudes y tolerarle abusos, una se tiene que liberar de la cabeza en adelante, es lo más importante.

¿Qué no tolera el hombre? Esa agresividad, hay hombres ahí fuera que sí quieren conformar hogares, los hay, he conocido una cantidad a los que les han partido el corazón, les han tirado la sortija, la argolla por la cara, no han querido saber nada de ellos. Las mujeres estamos un poquitico más locas hoy día que los hombres, un poquitico más inestables que ellos.

MA - ¿Y qué tipo de hombre es el más funcional o el más adecuado para estas exigencias femeninas?

ISD - A mí me encantan todos, no tengo exigencias, toda la gran gama de ellos, y entiendo que todos son un dechado de defectos, igual que nosotras. Pero una se tiene que enamorar, cuando yo sé que realmente estoy enamorada de alguien es porque estoy enamorada también de sus defectos, no solamente de sus cualidades, puedo tolerar y disfrutar sus defectos. Entendiéndonos como los seres maravillosamente imperfectos que somos podemos tener mejores relaciones de pareja.

MA - ¿El varón tiene que ser protector, tiene que ser un proveedor?

ISD - Es una idea romántica que me gusta, que me seduce mucho. Me encantaría, porque, ¿cuál es la diferencia entre estar sola y enchufarme de vez en cuando a un aparato eléctrico y estar con una persona de verdad al lado? O sea, si no me vende la idea de que me va a proteger, si no me vende la idea de que en algún momento puedo cerrar los ojos y decir "tal vez te puedo seguir y tú sabes para dónde vas"; de pronto yo sé todo el año pero tú puedes saberlo una semana y está bien. No sé, cuando una renuncia un poquitico a ese liderazgo ridículo y lo asume como una competencia malsana, se atreve a querer y a dejarse querer.

LM - ¿Qué pensás de las feministas? Vos decís que vos no sos. Hay mujeres que sostienen que son las peores enemigas de las mujeres.

ISD - Yo lo sostengo en mi libro, página 114. (El primer libro es una batalla de sexos, el segundo libro es peor porque es una batalla de mujeres contra las demás mujeres.) Somos tan poco solidarias y es tanto lo que nos autosaboteamos muchas veces, y les saboteamos a las demás la carrera, el camino hacia el triunfo, hacia el éxito. A mí no me pueden agrupar, no me considero feminista porque asocio el feminismo con cosas negativas, con mujeres hablando mal de las mujeres, chismosas y todo. He tenido mala experiencia con las mujeres, en nuestra búsqueda por hallarnos, por luchar, por competir, por quitar cosas que sentimos que siempre nos fueron negadas nos hemos puesto muy, muy, muy agresivas.

MA - ¿Se necesitan unos a otros las mujeres y los hombres?

ISD - Ciento por ciento, a menos que solamente quieras tener hijos por medio de donantes de esperma y cosas de esas. Es cierto, uno nace solo y muere solo, pero la vida acompañado suele ser más soportable, suele ser mejor. Por eso nos enseñan a convivir en sociedad (las normas de Carreño en Colombia, no sé si aquí existen). Siempre nos están enseñando a convivir, con tus compañeros en el colegio, en tu casa con tus familiares, con todos, entonces evidentemente la vida acompañados... Te toca, a menos que vivas en una isla desierta, puede que no necesites nada, te va a tocar aprender a convivir con las demás personas. Entonces, ¿por qué no algo tan elemental como tratemos de convivir en pareja? No te toca convivir con el resto del planeta, trata de convivir con una persona a quien amas y de pronto te puede ir mejor en la vida. Ahora, yo no he podido todavía, quiero aclarar.

MA - ¿Convivir o vivir un poco, de a ratos, juntos?

ISD - Lo mío es de a ratos juntos, me aburro muy rápido, me aburro de todo, de los trabajos, de los novios, de todo me aburro rápido, porque no nací con ese chip del miedo, me fascinan los principios, me encanta lo desconocido, me encanta ese vértigo de no saber si me va a ir bien o mal. Muchas otras personas en el mundo se sienten tentadas a llegar a ese momento y a ese lugar cómodo, donde no pasa nada, donde todo está dado...

MA - Ahí ya te fuiste.

ISD - Ahí ya me fui, me aburre la rutina, todo lo que tiene que ver con comodidad me incomoda, me altera, me da alergia con brotes.

LM - Siendo así, que buscás ese dolor de estómago, ese retortijón inicial, ¿tenés la expectativa de encontrar una pareja a largo plazo, o querés seguir encontrando parejas que te sirvan en determinados momentos, que te hagan bien en determinados momentos? ¿Creés que se puede, siendo como vos? Porque hay mucha gente así...

ISD - En mi segundo libro (qué curioso que me preguntes eso) hay muchas mujeres, hablo de la envidia femenina. Cuando hablo de las AM y las FM, en qué frecuencia están, es porque la mujer se acostumbró desde muy pequeña a envidiar a las demás, a suponer que las demás han tomado mejores decisiones o hecho mejores elecciones que nosotras. Eso nos pudre por dentro, porque siempre pensamos que la vecina, que está casada con ese señor bonachón, tiene una vida de fantasía y yo estoy en mi casa comiéndome un cable, nadie me llama. Y resulta que cambias un día tu vida por la de esa persona y te das cuenta de que el señor gordo, bonachón, te parece un idiota, que ronca, le vas a encontrar defectos. Pero nos hemos acostumbrado a envidiar. Cuando somos pequeñas envidiamos la muñeca de la otra, por eso cuando crecemos siempre envidiamos el muñeco de la otra, y resulta que el muñeco de la otra es peor.

MA - ¡El muñeco es el esposo!

ISD - El esposo, el novio, una siempre quiere lo que tienen las demás. No entiendo, una nunca aprende de verdad a sentirse satisfecha con lo que de verdad tiene. Ni estamos acostumbradas a construir, la mujer moderna lo quiere todo ya hecho y listo, lo quiero maduro, delgado, inteligente, interesante, gracioso y millonario.

MA - Esos se acabaron, hay pocos.

ISD - No hay, mi abuela decía: los hombres son como unos pedazos de plastilina, hay que moldearlos, hay que tenerles paciencia. Pero también decía algo fantástico: a los hombres hay que agarrarlos cansados, cansados de fiestear, de ser mujeriegos, cansados de todo, preferiblemente cansados de tomar tragos, preferiblemente con una cirrosis, pero cansados.

MA - Con la guardia baja.

ISD - Exacto, cansados.

MA - Si entre los cero kilómetro no se puede encontrar, proponés recurrir al mercado de los usados.

ISD- Mercado nacional del usado, donde estamos todos los emocionalmente inestables. Ahí hay de todo: hay separados, solteras, solterones, solteronas. El propio punto G, el que después de los 40 todavía vive en casa de su mamá o es guacho o es gay, una de dos.

MA - ¿Ese es el punto G?

ISD - El bendito punto G que no encuentran lo tiene en la casa la mamá, el que después de los 40 todavía vive con la mamá, un problema social.

MA - ¿La mujer no puede ser feliz o sentirse totalmente satisfecha sola?

ISD - Claro que sí. De eso también hablo en el libro, es lo que me pasa a mí. (Yo tengo una hija de 11 años, tuve una pareja estable durante mucho tiempo, hablo con cierta autoridad porque lo he vivido.) No tengo novio toda la semana, a veces necesito estar sola, a veces necesito estar conmigo, con mi trabajo, dedicarme a mi hija, viajar, pasear. Muchas mujeres se incomodan y de verdad se han tragado ese cuento de mejor malo conocido que bueno por conocer, no entienden que a veces de verdad la vida sola también puede ser satisfactoria, así sea momentáneamente. No es el estado ideal para toda la vida, pero tampoco es voy a soportar a este cretino toda mi vida porque no voy a morir sola, alguien me tiene que rodar el pato cuando lo necesite. No.

MA - ¿La mujer sabe lo que quiere, lo que espera de su sexualidad?

ISD - Nunca, la mujer nunca sabe lo que quiere en nada, de ahí parte el problema. Pero entonces yo les doy una solución, les digo: bueno, señoras, está bien, si después de los 40 todavía no saben lo que quieren, no se preocupen: la mayoría de las personas más interesantes que he conocido en mi vida después de los 50 aún no lo saben pero tienen muy claro desde muy temprano qué no quieren, qué no les gusta y qué no les sirve en esta vida. Por descarte, poco a poco, se van hallando y se van sintiendo mujeres más sólidas y más cómodas con las cosas que no han elegido.

LM - Construir por descarte, digamos.

ISD - Exactamente.

MA - ¿Hay que compartir todo en la pareja?

ISD - No, especialmente ni el cepillo de dientes ni el vibrador.

MA - ¿Y las cuentas bancarias?

ISD - Depende, lo ideal sería yo con una cuenta de ahorro en las Islas Caimán, lejos, escondida de todo el mundo, y una cuenta en conjunto a la que los dos aportemos. Yo tengo una pareja de amigos a la que esto le funciona, cada uno tiene su salario, cada uno lo invierte en lo que quiere pero tienen una cuenta en común que sirve para tomar decisiones en común. Son jóvenes, no tienen hijos todavía (ahí la cosa cambia), deciden todos los años qué hacemos con esto que ahorramos, ¿compramos muebles nuevos?, ¿nos compramos un carro nuevo?, ¿nos vamos de viaje? O, simplemente, se gastan el dinero que ahorraron entre los dos. Es una forma de negociar, estoy a favor de cualquier forma de negociación.

LM - ¿Y con los hijos?

ISD - Con los hijos la cosa cambia. Mira el daño tan grande que le hemos hecho también a la sociedad. No les voy a achacar la culpa a las mujeres, obviamente también somos producto del machismo, pero estamos ya en un momento en que hay tal cantidad de información que tenemos que mirarlo desde otra óptica. Los que están sufriendo son los hijos, los hijos se están criando solos, es infame. Con esto voy a ser muy seria: me parece infame tomar la decisión de tener un hijo para ver que la empleada de servicio o la tía o la mamá lo críen porque nosotras no tenemos tiempo, trabajamos todo el día y cuando llegamos a la casa están durmiendo, las tareas las hacen casi por ósmosis. Así no vale tener hijos, no tengan hijos, también es válido no tener hijos nunca.

MA - No tener hijos o no trabajar, es la otra opción.

ISD - Puede ser, qué rico poder hablar con la pareja y decirle: "¿Sabes qué?, a mí me gustaría quedarme en mi casa", o "Mi amor, quédate tú en la casa, cuando el bebé tenga ya cierta edad, que ya pueda caminar solo, tú trabajas". Negociemos, tiene que haber una forma de negociar que se ajuste y se adapte a nuestras necesidades de parejas modernas.

MA - En el futuro de esta relación entre hombres y mujeres, ¿ves una pareja en equilibrio, o nos acercamos a la dictadura de la mujer?

ISD - ¡Dios nos libre! Porque estamos más locas que nunca. Es importante que en el mundo exista la posibilidad de que las mujeres también tengamos una oportunidad de dirigir, de gobernar (sin ser feminista, quiero súper aclarar que no soy feminista, por lo menos no radical) habría más educación y menos guerras, por ejemplo. Es una idea que no es ni siquiera romántica, es una idea, pero no creo en la dictadura de ninguno de los dos. A pasos cada vez más agigantados nos estamos volviendo andrógenos, eso me aterra, el hombre está explorando cada vez más su lado femenino y la mujer está explorando muchísimo su lado masculino. Pero hay que buscar ese equilibrio, no podemos desequilibrar la balanza y tener mujeres convirtiéndose en hombres y hombres cada vez más afeminados. Es la degeneración de la generación, que no me parece. El que nació así genéticamente hablando se respeta, pero ahora es como una moda. Eso es lo que me aterra, la moda: salgamos entre nosotros, probemos, mujeres con mujeres, hombres con hombres, swingers. Me aterra.

LM - ¿Por qué te aterra?

ISD - Me aterra siendo una mujer absolutamente abierta y vanguardista, me aterra hoy día porque soy mamá, me aterra porque ya no miro el árbol, estoy viendo el bosque y me toca mirar qué le estoy dejando a ella, salirme un poco, mirar el espectro un poco más amplio y darme cuenta de qué es lo que está pasando ahí, porque cuando yo me vaya es el mundo que le va a quedar a mi hija, entonces tengo que ser analítica y reflexiva y darme cuenta, sin moralizar, que cada uno escoja lo que quiera. Me aterra que sea por moda, que no sea porque de verdad uno lo siente. En Colombia está pasando esto, que me parece terrible, niñitas de la farándula, por ejemplo, se van a un sitio que es muy público y famoso, se toman cuatro tragos y deciden darse besos delante de gente, son tres niñitas chiquitas, tienen 19 años. Lo hacen porque se sienten poderosas, sienten que es la última barrera. Tú vas y les preguntas: "¿Ustedes son gays?". No son gays, nunca en su vida han estado con una mujer, lo hacen por provocar al sexo masculino, lo hacen simplemente por decir "de verdad no los necesitamos para nada". Es un juego peligroso, triste, que no construye nada sólido, y yo que soy mamá soltera te lo digo, me duele muchísimo lo que está pasando ahí fuera y que los hogares no cuesten ni un peso, que se desbaraten así, con la misma rapidez que te pusiste el panty y te lo quitaste se acabó tu hogar. Deberíamos apostar un poquitico más a las cosas, deberíamos dejar de ser tan facilistas hombres y mujeres.

MA - ¿A veces hay que meditar un poco más antes de liquidar una relación, un vínculo?

ISD - Sí, pero tampoco hay que ser masoquista y quedarse toda la vida, el tipo me pega pero me voy a quedar toda la vida porque es el padre de mis hijos. No, al demonio contigo. Pero hay que saber interpretar las señales. ¿Te has dado cuenta de lo que pasa con los celulares o las carteras? Hoy me compro un celular que tiene la última tecnología, a la semana siguiente sale otro más supersónico y yo me siento la perdedora más grande del planeta, estafada en mi buena voluntad y ya estoy viendo cómo ahorro para comprarme el otro, porque lo tengo que tener. La mujer siente que necesita, no que quiere, sino que necesita. Asimismo pasa con los hombres y con todo lo demás, queremos todo rápido, queremos cambiarlo rápido y al final del día nos estamos quedando solas porque no estamos apreciando absolutamente nada.

MA - ¿La fidelidad en la pareja tiene valor, sigue manteniendo valor, o no?

ISD - Yo soy fiel pero por decisión, no por convicción. Es un invento humano, es falso que uno no mire y diga: "Guau, qué guapo ese tipo, está mejor que el gordo que tengo en la casa". Es mentira, ¿no ven Discovery Channel? Nosotros somos animales. Tú ves una manada de leones y están todas las hembras felices, conversando, tejiendo, cuidando a los niños, y el león está allí de figura decorativa y les vende la idea de protección. No se pelean entre ellas por el macho, el macho viene y las atiende todas, se devuelven, ninguna es celosa con ninguna, van juntas, cazan, lo alimentan al petardo de marido que tienen y no se pelean. Somos animales, venimos de allí. Igual pasa con los micos, con todos los animales de la selva, ellos no se piden teléfono ni se resienten, "¿por qué no me llamó al día siguiente?". Eso no pasa entre los animales, es un invento humano, como muchas otras cosas, como la política y una cantidad de cosas. Para agrupar, ese afán de agruparnos, de que sigamos a un solo líder, y yo no sigo a nadie, soy individualista cien por ciento.

MA - ¿En la pareja puede haber tres o cuatro?

ISD - No, a mí por decisión me gusta ser fiel y que sean fieles conmigo, es una cosa mía. La forma más rápida de deshacerse de mí es ponerme a sospechar, por sospecha termino una relación, me gusta estar tranquila, mi cabeza tranquila y mi corazón tranquilo. Pero hay muchas personas ahí fuera que se sienten vivas, importantes, interesantes, les gusta el drama, el sufrimiento, revisan los bolsillos. A mí en ese plan no me van a ver jamás, me da pereza, estoy ocupada viendo televisión o algo.

LM - ¿Creés que hay otros (mujeres u hombres) a los que sí les hace bien tener alguna infidelidad, que exista alguna infidelidad de la pareja? Vos decías que es más como un teleteatro, como una película de Hollywood.

ISD - La gente es bastante peliculera, decimos nosotros en Colombia, la gente necesita ese drama para sentirse viva. A mí me aterra ese drama. Si eso llegara a pasar, haga sus cosas, hágalas bien, no cuente. Las mujeres se han vuelto más infieles que los hombres, esa fue la última frontera, en este momento son muchísimo más infieles que los hombres, en nuestro afán por igualarnos a ellos. Pero consideramos qué rico y no hemos aprendido cosas fundamentales como el tema de la discreción, a un hombre tú te lo pillas con la moza arriba y los pantalones abajo y le niega hasta a la mamá, a nosotras no nos han preguntado y estamos contando. Una no puede ser tan tarada y tan estúpida de dejarse pillar.

MA - ¿Pero las mujeres no son especialistas en fingir, por ejemplo, un orgasmo?

ISD - En mi libro hablo mucho de fingir, pero es algo sarcástico, irónico, para burlarme un poquito. ¿Cómo es posible que el único poder que nos hayamos atribuido las mujeres a lo largo y ancho de la historia sea el poder de fingir orgasmos? Lo ideal sería no tener fingirlos, decir: "¿Sabes qué? Sorry, eres pésimo, chau; next". ¿Qué clase de poder tarado es ese?

MA - ¿Cómo le fue a quien reconoce la historia bíblica como la primera mujer, Eva?

ISD- A Eva le fue como a los perros en misa, porque lamentablemente fue culpada, nos echaron del Paraíso porque no pudo negociar con la culebra. Increíble, cómo se deja echar del Paraíso, desde esa época los gerentes de banco son mujeres, para poder negociar mejor con las culebras. El caso es que Eva es mi nuevo personaje histórico favorito, gracias a ella he venido replanteando mi posición, porque Eva era una mujer tan privilegiada que desayunaba y quedaba desocupada, no hacía nada, se bronceaba todo el día. Y entendía el privilegio: nació y creció para procrear y ser la reina de ese Paraíso. No sabemos cómo, no sabemos si a la reina le toca trapear, limpiar, pero es la reina de su Paraíso. Hoy día no somos reinas de nada, todo lo debemos, hasta un triste manicure pagado en cuotas, todo lo debemos, los hombres se alejan cada vez más, nosotras nos alejamos cada vez más y nos estamos quedando solas, ¿dónde está el tal Paraíso? La idea del Paraíso me la desdibujaron de repente.

MA - Quedó allá lejos, tan lejos como la manzana.

ISD - Quiero volver a esa época, que salgamos de una costilla para recostarnos a ellos.

MA - Recordemos los títulos de los libros: "AM/FM", por "¿felizmente mantenida"...

ISD - Y el AM puede ser "asalariada miserable", para que no cierren el programa.

MA - "Asalariada de mierda" dice acá.

ISD - Me encanta, me fascina. En México le querían cambiar el título, "porque está muy fuerte". ¿Pero cómo así? ¿Al final García Márquez no escribió "Memorias de mis putas tristes"? ¿Por qué yo no puedo decir "mierda"? Es la misma cosa.

MA - El otro libro se llama "Los caballeros las prefieren brutas".

ISD - Parodiando la célebre película de Marylin Monroe, "Los caballeros las prefieren rubias". Son textos de humor, sirven para reírnos, para burlarnos un rato de nosotros mismos y por derecho de todo lo demás, para aprender a escoger las batallas, porque todas no vamos a ganar ni todas merecen ser libradas.

Y si lo ven en la sección de autosuperación de su librería, por favor, denúncienlo ante las autoridades competentes, mis libros sólo sirven para reírse y yo me siento muy honrada de que sirvan para algo.

MA - Y después de reírse hay que sentirse bien y se puede terminar...

ISD - ...sola, acompañada...

MA - ...o en un gran abrazo, dice el libro.

ISD - Claro que sí, conciliar.