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Crisis de Cinemateca

Esta institución que es un clásico uruguayo pasa por una de las peores crisis de si historia. El cierre de dos de sus salas y la situación de los trabajadores es un tema que surgió la pasada semana. Hoy las respuestas a la crisis y la postura del gobierno dan que hablar. Es un informe de Diego Zas.

La Cinemateca Uruguaya es uno de los mayores archivos fílmicos de América Latina. Fundada en 1952, es una sociedad civil reconocida por el estado uruguayo. Los recursos económicos de Cinemateca Uruguaya provienen de sus usuarios, socios de la institución y de la cooperación de personas pero no percibe ningún tipo de subvención o apoyo económico estatal ni municipal.

La Institución también cuenta con una la Escuela de Cinematografía. El nivel de enseñanza es terciario y el plantel docente está constituido por técnicos y profesionales uruguayos, algunos de ellos graduados en escuelas europeas de cine. Desde 1981 organiza el Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay y desde 1990 el Festival Internacional de Cine para Niños.
Tiene un departamento de video que cuenta con más de 4.000 títulos. También cuenta con un Museo del Cine y un Centro de Documentación Cinematográfica que reúne una gran diversidad de documentación, principalmente sobre cine nacional.

Una estructura semejante requiere, obviamente, de un presupuesto elevado. La Cinemateca cubre sus costos con la cuota mensual de sus socios. Actualmente la institución cuenta con unos 6200 socios. El ideal para mantener los números en equilibrio sería tener entre 10 y 11 mil socios.

La deuda de la Cinemateca es de 140 mil dólares.  Mensualmente tienen un déficit de más de 350 mil pesos. Esta grave crisis económica, que viene de tiempo atrás, llevó a que la semana pasada cerraran dos de sus salas: La Linterna Mágica y la Pocitos.

Por ahora se evitó el despido de los funcionarios que trabajaban en esas salas. El sindicato de trabajadores de la institución  llegó a un acuerdo con la empresa en la instancia de negociación emprendida en el Ministerio de Trabajo. En la reunión se acordó implementar un sistema rotativo de envíos al seguro de paro, para evitar el despido de varios empleados.

La institución también se encuentra en conflicto con unos 15 trabajadores que están agremiados a la Unión de Empleados Cinematográficos del Uruguay (UECU) y que reclaman cuatro aumentos salariales consecutivos y retroactivos al 1º de julio de 2005, acuerdos que fueron alcanzados en los consejos de salarios. Este conflicto llevó a que, durante el pasado Festival Internacional de Cinemateca, se pudiera a ver a varios empleados repartiendo volantes donde denunciaban sus situación.

Para el Manuel Martínez Carrill, director ejecutivo y figura omnipresente de la institución, la situación de Cinemateca es excepcional, por ser una institución sin fines de lucro y que no debe ser considerada en los Consejos de Salarios de la misma forma que otras empresas dedicadas al cine.

"Lo que hay es una discrepancia con el Ministerio de Trabajo que alienta a un grupo sindical totalmente ajeno a la Cinemateca,  que pertenece al negocio cinematográfico, a la patronal de las transnacionales y que lo convierte en único interlocutor con el Ministerio. Lo que pretenden es convertirse en el único interlocutor con la Cinemateca, cuya naturaleza es diferente, cuya naturaleza económica es diferente. Y eso con el respaldo de 11 trabajadores dentro de un total de 67 y esto es un tema cuya responsabilidad es del Ministerio de Trabajo. Nosotros no tenemos un capital  inversor, no hay plusvalía", declaró Carril.

Mientras tanto, desde el lado de la UECU, Alejandro Molla, delegado del gremio para la negociación en los consejos de salarios, trabajador de Grupo Cine, daba su visión del conflicto.

"Es el único lugar de toda la cinematografía donde no se respetó ninguno de los ajustes de los consejos de los salarios ni los beneficios, ni nada.  Pero de todas maneras entendemos que este no es el motivo que llevó a la crisis a la institución. Hay una concepción, que lleva adelante la Cinemateca, y que puede tener algo de verdad y es que ellos son una institución sin fines de lucro y por lo tanto no se sienten obligados a estar en igualdad con los compromisos que asumen las empresas exhibidoras. Ahora que pasa, el tema es que el personal de Cinemateca es igual  de dependiente que el resto de las empresas. Incluso en algunos casos, como el de los operadores, ese tipo de personal tiene una exigencia, por el tipo de material que maneja, mucho mayor", sostuvo Molla.

Martínez Carril reafirma su posición con respecto a la representatividad de estos trabajadores sindicados en UECU y rechaza de plano las acusaciones que estos vienen realizando.

"Otros  trabajadores que no eran hasta hace una semana  reconocidos por  el Ministerio de Trabajo, no eran interlocutores y recién hace una semana los reconoce como tales, que son mas que estos 11 que no aceptan a integrarse a un sindicato que esta conformado por otros sectores de actividad y que son en definitiva los dirigentes de ese sindicato – no trabajadores de Cinemateca – quienes no solo deciden sino que opinan y declaran públicamente cosas que no son ciertas", reafirmó.

A continuación haremos foco en otro de los mojones dentro de esta sucesión de problemas que viene enfrentando la Cinemateca. Y tenemos novedades de último momento sobre las conversaciones que se estaban dando entre la Institución y la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura.

El año pasado, discrepancias en la conducción de la institución llevaron a la dimisión de su novel directiva, que estaba conformada por una nueva camada de jóvenes conectados a la producción audiovisual. Los primeros en presentar su renuncia fueron Pablo Stoll y Daniela Menoni, luego vendría la renuncia del resto de los integrantes de la directiva.

El choque fue tan grande que el propio Martínez Carril amenazó con renunciar. En una carta enviada a los funcionarios y directivo de Cinemateca, Martínez Carril  escribía lo siguiente: "Hoy, con un atraso de más de 30 años, les comunico que me estoy retirando de la Cinemateca. No mantengo una relación laboral con la institución y hace meses tampoco percibo compensación o reembolso de viáticos, por lo cual no tengo nada a que renunciar y mucho menos que reclamar. La Cinemateca sigue y seguirá, quien lo duda".

En ese entonces, las mayores diferencias entre el director de la Cinemateca y la nueva directiva radicaban en dos o tres puntos medulares, que en perspectiva, parecían proféticas, ya que la nueva directiva planteaba lo que hoy se está dando en los hechos.

"El problema es que en aquel momento lo que se planteaba como soluciones era el cierre de salas (18 de  Julio y Pocitos) y también la reducción de actividades. Algunos no estabamos de acuerdo y eso lo manifestamos y ahí surge la discrepancia. Lo que estamos haciendo ahora es algo parecido a lo que en aquel momento se planteaba. Habíamos pensado que era viable otra forma de solucionar los problemas. Nos parecía, hace casi dos años, que lo que ellos planteaban era suicidarse. Navegamos todo el tiempo con este problema tratando de solucionarlo y no fue posible. Aquí lo que ha habido es una clara intransigencia por parte de unos sectores, que no son necesariamente integrantes plenos de la cinemateca, y bueno, no vemos mucha solución", expresó

En una carta firmada por aquella comisión renunciante se planteaba la contradicción entre la insistencia en alejarse (por cansancio, desgaste), por parte de Martínez Carril, y el estado de permanente agresión en la respuesta a cada una de las iniciativas que tomó esa comisión".  La carta también aludía a las "cartas que desacreditaban a esa comisión directiva, con destinatarios múltiples -que incluso daban cuenta de los desacuerdos a personas enemistadas con el remitente- o declaraciones a la prensa".

En definitiva esta comisión denunciaba la "imposibilidad de trabajar en colaboración con Manuel Martínez Carril". Los firmantes dejaron en claro en aquella oportunidad que "no está ni estuvo nunca dentro de sus  objetivos cambiar la orientación cultural y formativa que la institución lleva adelante" y que "el propósito al asumir sus funciones era encontrar salidas para "revertir el creciente malestar público en relación a lo que en general es percibido como un anquilosamiento y deterioro de la propuesta de Cinemateca".

Pues bien, pasó esta comisión vino otra y los problemas siguieron. Y ahora, ante una crisis tan aguda, la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación tomó cartas en el asunto y consiguió los billetes. Su director, Luis Mardones, nos daba la noticia.

"Estamos hablando de alrededor de 100 mil dólares que salieron del Ministerio de Economía y Finanzas,  y quiero destacar la buena disposición y el afán de cooperación que existió en todo momento de esa institución y, especialmente del ministro Astori, que apenas tomó nota que una institución de la trascendencia cultural de la Cinemateca atravesaba una crisis, mostró su total acuerdo y disposición a efectos de asegurar que esto pudiera salir adelante", anunció Mardones

100 mil dólares "fresquitos" para sanear a la Cinemateca salieron de las arcas del Estado. Esto bajaría la deuda que tiene la institución a 40 mil dólares. Pero esta mano de la Dirección de Cultura buscará una contrapartida. Mardones ampliaba sobre las condiciones que acompañaran a esta inyección económica.

"En tanto -y en cuanto- la crisis de Cinemateca eclosionó en los últimos meses de forma bastante vertiginosa, el Ministerio de Educación y Cultura se orientó a la búsqueda de recursos por parte de Ministerio de Economía para dar una mano y ayudar en el desarrollo de un plan de mejora de gestión. Ese plan sería elaborado en forma conjunta entre la Cinemateca y un economista perteneciente a la Dirección de Cultura, cuyo objetivo será elaborar y ejecutar ese plan que busca que la Cinemateca vuelva a ser autosustentable", agregó Mardones.

Quizás el problema más acuciante que tiene la Cinemateca es la conservación de su archivo fílmico, ubicado en la Ruta 8 a 16 kilómetros de Montevideo. Un archivo que conserva más de 19 mil películas, que van desde finales del siglo 19 a nuestros díasy que también conserva los viejos archivos del Sodre. Las bóvedas para la preservación de films y las instalaciones para catalogación fílmica, están ubicadas a 16 kilómetros de Montevideo y constituyen un complejo que consta de equipos para refrigeración y control de humedad, laboratorio de restauración y equipamiento para trabajos técnicos. Esas instalaciones se inscriben entre las más adecuadas a nivel latinoamericano.

Este archivo fílmico, uno de los mayores y más reconocidos de América Latina, ha sido logrado por el esfuerzo y los recursos propios de Cinemateca Uruguaya y fue declarado Patrimonio Cultural, lo cual no significa ningún tipo de apoyo hacia ese Archivo por parte del Estado.

Esta mañana estuve conversando con el encargado del Archivo, Enrique Gubitosi, quien a los 11 años comenzó con un curso de niños de Cinemateca y desde ese momento comenzó a visitar el archivo. A los 16 años comenzó a trabajar ahí. Hoy lleva 20 años rodeado de películas de todas las épocas.
Son tres los empleados que trabajan en el archivo en la actualidad, antes de la crisis de 2002 eran cuatro. Tienen una oficina donde se hace la revisación de la películas para luego pasarlas a las bóvedas donde quedan almacenadas. Hay cuatro bóvedas: dos para películas a color, otra para películas en blanco y negro, y una tercera para las películas de nitrato.

Las bóvedas están  a temperatura y humedad controlada. Una está a  cinco grados y las otras dos a 13 grados y con humedad del 40 %. En total, Gubitosi calcula que hay cerca de 19 mil películas archivadas. En los últimos años no han comprado películas, por falta de presupuesto están entrando más que nada películas en DVD. A veces aparecen donaciones, pero por ahora no se esta comprando nada.

¿Qué se hace cuando llega una película? Primero se la revisa para ver como está, a veces hay que cambiarle la lata, arreglarle la bovina. Después se la pasa a la moviola (que es una mesa que permite ver la película sin necesidad de proyectarla, lo cual hace que se deteriore menos que al proyectarla. Es como una pantallita de televisión. En la moviola se sacan los datos de la película. Eso se llena en una planilla y se pasa al archivo de la computadora. Después se determina si hay que repararla y se la guarda en la bóveda. El trabajo más frecuente que se le hace a las películas es el arreglo de las perforaciones de los fotogramas de la películas, esas perforaciones son por donde van entrando los engranajes del proyector. El problema es que por lo general el acetato se va deteriorando y la perforación se va rompiendo, entonces hay que rehacer el borde con cinta, y volverla a perforar.

Dentro de las joyitas que se encuentran en el archivo está la más antigua, que data de 1898. Se trata de una documentación de carreras en el Velódromo de Maroñas, que por lo que me decía Gubitosi, se conserva muy bien. En el archivo también se pueden encontrar los resúmenes de los mundiales del ‘30, del ‘34 y del ‘50. Cualquiera puede ver el material del archivo. Hay que pagar por una función privada, que se hace en una sala de la Cinemateca. Antes tenían una sala pequeña mismo en el mismo local del archivo pero ahora está tupida de películas.

Como les decía al principio, existe una cuarta bóveda, donde están depositadas las películas de nitrato, que son inflamables. Recuerdan Cinema Paradiso cuando se incendia el cine. Lo que provocaba ese incendio era justamente una película de estas. De esas películas de nitrato, la mitad corresponden al archivo del Sodre. Son unas 400 películas que, tras el incendio que sufriera el deposito en el que se encontraban, pasaron al archivo de la Ruta 8. Lo cierto es que ahora la Cinemateca se ocupa de los gastos de mantenimiento de estas películas. Actualmente, sólo de luz, el archivo gasta unos 40 mil pesos. Ya no realizan tareas de laboratorio ni de mantenimiento por falta de presupuesto.

Le pregunté a Martinez Carril si el Estado no debería pasarle algo de dinero a la Cinemateca por su trabajo de conservación de este archivo.
"No necesariamente. Sí hay un convenio de cooperación entre dos archivos fílmicos y hay unos 180 archivos fílmicos en todo el mundo, con cooperación entre unos y otros, por lo que se supone que mas bien lo que corresponde preguntares es cuál es la reciprocidad del archivo de la imagen hacia Cinemateca. No es un negocio. La lógica económica de un negocio y de un transacción económica es diferente para este caso. Es como si el Museo del Prado, que tiene una obra de otro museo, tuviera que pagarle al otro museo por tenerlo ahí. Es diferente, no podemos pensar las cosas solamente con esa lógica economicista", contestó Carril.

Le consulte al Director de Cultura del MEC, Luis Mardones, y no descartó tomar cartas en el asunto, siendo que le correspondería al Estado colaborar con el mantenimiento de un archivo valiosísimo y que es de todos. Mientras tanto, las bóvedas están llenas, no dan abasto. Me decía que ya es necesaria otra bóveda y más estanterías porque tiene películas apiladas en el piso.