Martín López Romanelli, director del grupo Bosquimanos Koryak, contó sobre este conjunto de artistas que forman una compañía uruguaya multidisciplinaria, cuyo fuerte es el trabajo con muñecos.

Un espectáculo de animación

Martín López Romanelli, director del grupo Bosquimanos Koryak, contó sobre este conjunto de artistas que forman una compañía uruguaya multidisciplinaria, cuyo fuerte es el trabajo con muñecos. Ellos afirman que hacen "animación en vivo" y esperan poder seguir progresando con su nueva obra denominada El Librero.

MAURICIO ALMADA:

Nos acompaña Martín López Romanelli, director del grupo Bosquimanos Koryak, un conjunto de artistas que forman una compañía multidisciplinaria que toma como base para parte de su trabajo los muñecos. Desde el sábado pasado se los puede ver en el Teatro Solís, mañana vuelven con el mismo espectáculo, a las 15 horas, titulado El librero, y va a haber otra función el sábado próximo. Son las tres antesalas de la presentación en continuado durante las vacaciones de julio en nuestro máximo teatro.

¿Se puede definir así la compañía Bosquimanos Koryak?

MARTÍN LÓPEZ ROMANELLI:

Sí, es una compañía multidisciplinaria, en este espectáculo más que nunca, pero su fuerte o su cosa principal es el trabajo con muñecos. Nosotros decimos que lo que hacemos es animación en vivo, esa cosa que se ve en las películas con muñecos, con plasticina; es casi la misma técnica, sólo que nosotros lo hacemos en vivo.

MA - Es una compañía uruguaya.

MLR - Sí, y canaria.

MA - ¿Muchos canarios?

MLR - Sí, todos, los siete. Para este espectáculo ya no, trabajan más de 20 personas, ya sumamos montevideanos varios, sobre todo en la parte de música y de video. El espectáculo es una mezcla de cosas, tiene teatro negro, que es la técnica que la gente más conoce de nuestro trabajo, pero trabajamos con muñecos que funcionan con otra iluminación. Hicimos ocho cortos de video, los cuentos empiezan a suceder en estos videos y terminan de realizarse en el escenario, los mismos muñecos protagonistas empiezan la historia en video. Estuvimos de rodaje, aprendiendo las técnicas de cine y de filmación.

MA - Es una propuesta que conjuga varias manifestaciones artísticas.

MLR - Sí, sobre todo visuales, el video, las diapositivas, el teatro negro, el teatro negro de cuerpo expuesto, que es cuando trabajás con luz común. Sobre todo disciplina audiovisual.

MA - Antes de comenzar esta charla estábamos escuchando al Club de Tobi, con quienes ustedes trabajaron algunos años.

MLR - Sí, han crecido mucho y tienen mucho trabajo. En casi todos los espectáculos hubo música del Club de Tobi, yo digo medio en broma, medio en serio, que somos como primos, porque además de ser de la misma generación, hemos tenido un montón de vivencias juntos, con algunos compartimos hasta casa en algún momento. Son unos pibes bárbaros.

JUAN MIGUEL PETIT:

¿Cómo arrancaron? ¿Se formaron en este género, lo fueron armando entre ustedes o tenían alguna referencia, algún modelo que querían imitar, en el que querían inspirarse?

MLR - Yo soy el más grande de todos los chicos de la compañía y hace 15 años que trabajo con muñecos. En el 93 presentamos la primera cosa de teatro negro en la Movida Joven de la Intendencia, a partir de ahí hemos ido y venido hasta que hace seis o siete años que nos formamos como compañía. En todo ese proceso todos los que hoy son Bosquimanos trabajaron conmigo en diferentes experiencias, hasta que al final nos formarnos como compañía. Somos bastante autodidactas. En el 93, en un paraje que se llama Las Violetas, entre Juanicó y Canelones, no había internet, no había teatro, no había cine, mi padre es maestro rural, así que tampoco, salvo la biblioteca de mi padre no había mucho de donde tener información, y en la biblioteca de mi padre casi todos eran libros de educación, cosas así.

JMP - ¿Y en qué momento se gestó? ¿Cómo surgió?, ¿de una charla de amigos?, ¿uno dijo "hay que hacer tal cosa" y lideró?

MLR - Ese fue mi rol ahí, un poco por edad y un poco por experiencia, porque a partir del 93 seguí trabajando en cosas que tenían que ver con lo artístico, trabajé siete años en una compañía franco-uruguaya que se llamaba Moxelis, con Pascal Byrome, que es un francés; trabajé cinco años en una cooperativa de viviendas en Malvín Norte que se llama Covine 8, con grupos de niños y de adolescentes; participaba en Teatro Joven, en un momento en que Montevideo tenía una especie de explosión cultural, en cualquier bar había movida, hacíamos performances con muñecos; estuvimos trabajando en Chile. La formación nos la ha dado el trabajo, por ensayo y error.

MA - ¿Los otros integrantes de la compañía también salieron de la zona?

MLR - Sí, casi todos son de la ciudad de Canelones. Muchos nos conocemos desde niños o hicimos el liceo juntos o nuestros padres eran amigos. En un pueblito chico nos conocemos todos.

MA - ¿Cómo esta compañía canaria se llamó Bosquimanos Koryak?

MLR - Me gusta mucho el sonido de las palabras, más que el significado me gusta la fonética. En un momento en que Moxelis se desarmaba porque Pascal se volvía para Francia, habíamos hecho eso con los Tobi en la Zitarrosa, había que poner nombre y el sonido de esas palabras nos gustó. Después tratamos de buscarle un significado, los bosquimanos son una tribu africana muy particular, con una pintura rupestre muy particular, pintan una especie de extraterrestres en las cuevas, y los koryak son otra tribu pero de la Siberia rusa, una tribu matriarcal. Creemos que nos parecemos porque tanto los koryak, los bosquimanos como los Bosquimanos Koryak surgieron de lugares no hostiles pero donde les ha costado mucho desarrollar una identidad, un lenguaje propio, una manera de expresarse. Nos terminó cuadrando.

MA - Esa historia les vino bien para la historia de la compañía.

MLR - La verdad fue el sonido de las palabras, cómo sonaba eso de bosque de manos, estaba bueno, nos gustaba.

MA - ¿Quién diseña los muñecos?, ¿cómo se hacen?

MLR - Normalmente los diseños son míos, al igual que el guión. Pero después en el proceso de construcción, en el que participamos todos, van variando de acuerdo con el material con que se hagan, con el proceso. El librero es un guión y unos dibujos que tenían un año y medio previo a empezar a construirlos, en ese año y medio la cabeza va buscando otras alternativas, otras cosas te gustan más, tratás de no repetirse. Hay un montón de condimentos a tener en cuenta.

MA - Cuando hablamos de muñecos algunos pueden ser más chicos, pero hay algunos grandes.

MLR - Desde 60 centímetros hasta cuatro metros de altura, con sistemas de manipulación diferentes. En los ensayos o en el período de construcción las cosas se van modificando, todos participamos en esa parte del proceso.

JMP - De Las Violetas de Canelones saltaron a Argentina.

MLR - Sí, hemos tenido varias experiencias en Argentina. La primera vez fuimos a un festival de teatro en Córdoba, hace cuatro años, después yo fui solo, me contrataron para montar un trabajo con niños en situación de calle, estuve dos meses trabajando en un cantegril, y montamos un espectáculo, una experiencia que se llamaba Teatro Social, con un director de cada país del Mercosur que trabajaba con personas que vivían en situaciones de riesgo social. El año pasado hicimos vacaciones de julio en el Recoleta, en Buenos Aires, y estuvimos con La Vela en el Luna Park.

MA - Estamos viendo las fotos, fue impresionante ese Luna Park con La Vela.

MLR - Para nosotros fue fuerte, porque La Vela son pibes que son amigos nuestros desde hace muchos años, es una banda que escuchamos, hemos ido a sus recitales. Era la primera vez que La Vela hacía un Luna Park (que no fue uno sino tres, porque llenó los tres), 8.500 personas con espíritu roquero y nosotros saliendo con los muñecos.

MA - Eso es lo que uno no se imagina cómo podía sintonizar.

MLR - Habíamos hecho una prueba con un público similar en Teatro Joven, de la Intendencia, que también es un público adolescente, pero eran funciones que se daban en un teatro. La gente va a un teatro con determinada actitud, esto era un recital de rock and roll con 8.500 pibes que lo único que querían era que empezaran a sonar la guitarra eléctrica y la batería. Nos quedamos todos sorprendidos, los chicos de La Vela, nosotros, la gente. Fue muy lindo hacer que 8.500 tipos bajaran los cantitos y empezaran a prestar atención a lo que pasaba, fue muy mágico estar ahí.

JMP - Esto que está pasando con distintos grupos musicales, distintos tipos de expresiones culturales, de encarrilarse, encontrar espacio en Argentina, en Buenos Aires en particular, es toda una señal, una señal del mercado. El mercado uruguayo es chico pero hay uno enfrente que está abriendo las puertas.

MLR - Es necesario para cualquier persona que trabaje en Uruguay para gente, ya sea para vender lapiceras o para hacer espectáculos es necesario mercado, Uruguay no lo tiene, somos muy pocos habitantes, entonces nos hace rentable el trabajo. Para trabajar acá tendríamos que estrenar todos los años un espectáculo nuevo, y los espectáculos no son baratos de hacer, requieren muchos meses de trabajo. Es antieconómico, es necesario encontrar lugares o mercados para mostrar el trabajo. Este es un pueblo muy creativo, estamos hablando de una población de tres millones de habitantes y debe haber 2.000 bandas sólo de rock and roll; después tenés 40.000 estilos musicales más, con el teatro tenés un montón de opciones. Además, en un momento es necesario empezar a probarte artísticamente frente a otros públicos, con otras idiosincrasias, con otra manera de ver las cosas. Hay como una doble cosa, por un lado la necesidad económica para poder seguir haciendo lo que estás haciendo, y por otro lado una necesidad artística real, de testear tu trabajo frente a otra gente.

MA - Ustedes trabajan en un lenguaje universal, no hay diálogos.

MLR - No hay texto, y además las anécdotas no son localistas, no son locales.

MA - ¿De qué habla El librero, por ejemplo?

MLR - El librero es un cuento que contiene cuatro cuentos dentro. Yo recordaba amigos de mis padres o mis padres contándome cuentos, los iban inventando mientras me los contaban, y alguna vez lo intenté con mi ahijado y me sentí muy frustrado porque no podía. Son cuentos sugeridos, bromeamos con que es un manual para los que no tenemos imaginación para inventar. Empezamos a pensar en títulos fantásticos, el primer cuento se llama Kory y las jirafas voladoras, a partir de ese título puede pasar cualquier cosa, tanto como uno imagine. Los cuentos tienen cada uno un título bastante importante y a partir de ahí sugerimos, porque no contamos el cuento, lo mostramos, mostramos lo que va sucediendo, no lo relatamos con texto, el cuento está ocurriendo en ese momento.

El librero es un homenaje a estas personas que tienen esa capacidad de ir inventando los cuentos mientras los cuentan. Y a su vez es una especie de reivindicación del libro. Hay muchas cosas de valores que tienen que ver con lo emocional dentro del espectáculo que para nosotros son comunes a la raza humana, no tienen que ver con el país de donde vengas ni con la clase social en la que hayas nacido, tienen que ver básicamente con la emoción. No creo que haya nadie en el planeta que no se emocione al ver una niña volando, por ejemplo. Eso emociona tanto a un montevideano como a uno de Tacuarembó como a alguien que haya nacido en Sudáfrica. La emoción de ver a una niña con su abuelo, su abuelo inventándole juguetes es igual para todos, no tiene que ver con lo que uno tenga o no tenga o con cómo haya vivido. Normalmente los espectáculos tocan esa fibra.

Es eso, son cinco cuentos, un cuento que tiene cuatro dentro. Hay otro cuento que se llama Papushko, como las famosas muñecas rusas que vienen una dentro de otra, estos son muñecos de distintas dimensiones que van manejándose unos a otros mediante cuerda.

JMP - Cuando escribís las historias, ¿pensás en un público de qué edad?, ¿en un público universal?

MLR - No, cuando me pongo a pensar un guión pienso en lo que me gustaría ver a mí si estuviera sentado en un teatro en una butaca, qué me gustaría ver a mi alrededor, qué sensación me gustaría tener o qué cosas me gustaría que ocurrieran en la sala (en este espectáculo salimos del escenario, trabajamos sobre el público, trabajamos con aroma también), en cómo estimular los sentidos. No pensamos "esto funcionará para los niños, esto funcionará para niños de tal a tal edad". Capaz que nosotros somos medio aniñados, pero cuando nos sentamos a ver qué vamos a hacer, pensamos qué nos gustaría ver a nosotros, qué nos gustaría que nos mostraran.

MA - Para todo público, pero el público infantil lo atiende también, los niños pueden ir y entienden.

MLR - El día del estreno vimos desde niños de tres años a personas de 80 y todo el mundo vivía la situación por igual. Porque te dicen "los adultos disfrutan como niños", y no, los adultos disfrutan como adultos, ya no son niños, es imposible que disfruten como niños.

JMP - Y los niños como adultos.

MLR - Claro, es una locura, todo el mundo disfruta porque disfruta lo que está viendo, disfrutan como ellos mimos, no de acuerdo con su edad sino de acuerdo con aquello que lo que están viendo les estimule o les mueva.

MA - Tú decías que hay distintas técnicas para mover a los muñecos. ¿Cómo se mueven?, ¿con cuerda, con las manos?

MLR - Trabajamos una técnica que es muy similar a una técnica japonesa que se llama bunraku, que consiste en trabajar muy pegado al muñeco mediante varas que salen de sus codos, de sus manos, de su cintura o de su cabeza. A su vez, por esta cosa de que no tuvimos una formación académica, nos inventamos o complicamos la vida en cada espectáculo para seguir evolucionando. En este espectáculo hay desde una jirafa de tres metros que se maneja con una palanca que la hace saltar a tres metros de altura, hasta muñecos con varas cortitas que manejamos pegado, hasta muñecos que se desarman en partes, entonces somos varios en el mismo muñeco.

MA - ¿El público ve a los manipuladores?

MLR - No, en este espectáculo en las partes de teatro negro, con luz negra, no se ven. En las partes de El librero, que es otra técnica, ves alguna silueta detrás, tiene un atractivo especial ver a las personas que trabajan. En este espectáculo tienen todas las opciones: no vernos, vernos un poco, vernos pasar entre ellos cuando salimos del escenario. Estamos muy contentos con este espectáculo porque tiene muchísimas cosas dentro.

JMP - Los muñecos son muñecos, no hay seres humanos dentro.

MLR - No, esta vez no, aunque alguna vez lo hicimos. En el primer espectáculo la gente no creía que no hubiera personas dentro de los muñecos, entonces en el segundo jugamos con eso y pusimos una persona dentro de uno de los muñecos. Ahí la gente no entendía, nos preguntaba cómo hacía para moverse.

MA - El público ve actuar a muñecos, no ve personas.

MLR - Los protagonistas de estos espectáculos son los muñecos. ¿Por qué? No lo sé, no sé si porque los preferimos, porque hemos aprendido a trabajar de esa manera o porque no somos actores. Pero siempre son los muñecos.

MA - Está eso, a los actores les gusta que los vean.

MLR - Eso es una cosa complicada de manejar, a todo artista le gusta que sepan quién es, que lo reconozcan. En ese sentido es como jugar al hombre invisible, siempre estás con la capucha. Pero también es parte de este arte, somos siete pibes que vivimos, que trabajamos, no nos interesa demasiado toda esa cosa. Lo hacemos cuando es necesario porque es parte del trabajo de vender los espectáculos mostrarse un poco, pero no es lo que buscamos. Buscamos hacer cada vez mejor ese espectáculo, nada más, lo otro es parte de la chamba, como dicen los amigos mexicanos.

MA - En este caso puede ayudar un poco al misterio, a la mística.

MLR - Sí, me gusta mucho ese jueguito del hombre invisible. Hace poco contaba que las primeras veces que venía a Montevideo de niño una de las cosas que más me asombraban era que la gente no te conocía, porque viviendo en Las Violetas o en Canelones todo aquel con quien te cruces te saluda y sabe quién sos, y vos sabés quién es él, quién es su familia. Me alucinaba cuando era niño y venía a Montevideo que nadie me conociera, era como ser el hombre invisible, era maravilloso. Te sentabas en un bar a tomar un café y escuchabas las conversaciones de todos, era un juego lindísimo.

JMP - Y ahora que te empiezan a conocer en Montevideo tenés Buenos Aires, donde sos más invisible.

MA - ¿Brasil no?

MLR - Tenemos muchas ganas, estamos pensando en armar un circuito para Brasil. En este caso la limitación del idioma no nos complica, al revés. Con todo este tema de la integración regional Brasil necesita empezar a establecer vínculos culturales con los países vecinos.

MA - Hay una veta interesante. Y Brasil es un continente.

MLR - Aparte nadie puede desconocer lo que es Brasil culturalmente, a nivel de teatro, de música, de lo que sea, es una potencia en el mundo. Nos encantaría.

MA - Los montevideanos o quienes están en la vuelta, los canarios también...

MLR - De Canelones salen excursiones.

JMP - Salen camiones.

MLR - Salen camiones en serio.

MA - ¿El tren pasa por Las Violetas?

MLR - No, pasa por Juanicó. Las Violetas queda de la ruta 5 más hacia el lado de Cerrillos.

JMP - ¿Ustedes siguen viviendo en esa zona?

MLR - La mitad de la compañía vive acá porque es muy complicado viajar todos los días, cuando hay cosas que hacer acá tenés que estar acá. Extrañamos, porque vivir en el campo es una cosa linda.