¿Cómo estás al día después?

Tranquilo, medio ronco todavía del festejo, pero satisfecho.

¿Qué balance hacés terminado el Clasusura?

Positivo. Cuando entramos la situación era difícil, estábamos a muchos puntos de los que estaban adelante y de entrar en la liguilla. Hoy la historia es otra y de más está decir que estamos muy contento con lo que hicimos. Pero cuando uno llega a un lugar siempre quiere más y ahora queremos ganar el campeonato.

¿Qué porcentaje te corresponde en esta conquista?

El que me toca, el de ser el líder del grupo, armar el equipo, tratar de que jugara como la gente quería. Por ahí algunos detalles fuera de la cancha, como liberar a los jugadores de la situación en la que estaban. Que entendieran que ellos no eran responsables de los años de frustraciones. El trabajo fue sacarles presión y darles fortaleza.

¿De donde venía esa presión?

De todos lados, pero sobre todo de la hinchada, la gente, que se lo pasaba como una mochila a los jugadores. Eso es jodido y nosotros logramos que la gente empezara a gritar por los jugadores y no contra ellos, y sacarles esa presión a ellos. Los resultados fueron dando confianza a jugadores que tienen mucha categoría para el medio, y que en la medida que pudieron liberarse y poder jugar, empezaron a hacer diferencia.

¿Cómo definirías a Peñarol futbolísticamente?

Tenemos un estilo dejuelo. Un equipo que meta, pero que cuando tenga la pelota juegue y vaya al ataque. Si hoy por hoy hay que definir un estilo de Peñarol es difícil y creo que esa ha sido un a de las principales virtudes que tuvimos. Porque los técnicos proponen, pero los jugadores son los que juegan. No creo que en técnicos que quieran mover a los jugadores como futbolito. Ellos se sintieron bien, se soltaron y terminaron jugando lo que pueden.

¿Carrasco?

Para mí es un fenómeno como entrenador pero depende mucho de los puntas y del enlace, que participa del 70% de las jugadas de él. Y en el segundo tiempo del partido, cuando cambiamos la posición de Pacheco y sumamos a Franco, se le partió el equipo y lo pudimos aprovechar. Porque River es como poner un cassette, siempre el mismo, nosotros somos más impredecibles. No tenemos tanto ataque, pero somos más equilibrados.