Si alguien tiene claro que el arquero es el puesto más ingrato es, precisamente, el guardameta de Peñarol. ¿Cuál? Todos los que han desfilado por allí desde la partida de Juan Castillo.

Peñarol: se busca arquero que ataje

Peñarol: se busca arquero que ataje

Si alguien tiene claro que el arquero es el puesto más ingrato es, precisamente, el guardameta de Peñarol. ¿Cuál? Todos los que han desfilado por allí desde la partida de Juan Castillo. Y si alguien tiene claro la importancia de un arquero para lograr metas importantes es Peñarol mismo. La última vez que salió campeón uruguayo fue cuando tuvo bajo los tres palos a un gran arquero: José Luis Chilavert.

Por Alejandro Espina

 

Esta temporada Peñarol probó en el arco a cuatro arqueros. Ninguno dio resultado y todos fueron responsables de derrotas claves. El primero fue el juvenil Guillermo Reyes, quien llegó a Peñarol con los pergaminos de haber salido campeón con Danubio, en inferiores. Su actuación en el clásico de la copa Ricard fue un verdadero desastre. Responsable directo de que su equipo perdiera el clásico. A la semana le tocó el turno a Damián Frascarelli, quien llegó de Miramar con el título de ser el mejor arquero del Apertura, según la prensa especializada. Su debut clásico no pudo ser peor. Su actuación esa noche podría definirse como surrealista. Se comió los dos goles de Nacional y hasta el propio Fornarolli llegó a decir luego del partido: "en realidad, en el primer gol, no sé dónde estaba parado el arquero".

Frascarelli se lesionó y llegó Nicolás Biglianti, quien también se lesionó. Y allí le dieron la oportunidad al joven Gonzalo Salgueiro quien tuvo un pésimo torneo Clausura. Tanto que para las finales fue remplazado por Biglianti. Pero el exRampla también fue calamitoso en el arco. En la final contra River no atajó una y se metió un gol desde el vamos y otro después. Por sus movimientos, en vez de un arquero profesional parecía el amigo que se comió todo en el asado del domingo.

A pesar de él y de Salgueiro, esa tarde Peñarol salió campeón.

Luego, en la primera final por el Campeonato uruguayo frente a Defensor, Biglianti, para irritación de la parcialidad aurinegra, se comió otro gol desde el vamos. En el primer partido de la Liguilla, frente a Danubio, no fue el responsable de ningún gol pero estuvo a punto. Por ello frente a Defensor fue sustituido, una vez más, por Salgueiro. El joven, en vez de aprovechar esta segunda oportunidad, comprometió su futuro en Peñarol: atajó muy mal o tal vez no lo hizo, atajar, claro. Después de que cometió su primer error -que costó un gol y expulsión de Alcoba- fue silbado cada vez que tocó la pelota. Teniendo en cuenta que fue en el primer minuto, se puede decir que Salgueiro fue silbado durante todo el partido. Así es la hinchada: no perdona un momento de distracción. Menos 90 minutos. Y mucho menos todo un campeonato.

Ahora el técnico Mario Saralegui tiene un gran problema para resolver de aquí al final de la Liguilla: ¿a quién pone de arquero?. Tanto Biglianti como Salgueiro cometieron demasiados errores y la parcialidad los rechaza. Pero el técnico no tiene mucho más para elegir. Por eso tomó una decisión salomónica, como los dos han tenido actuaciones deficientes de aquí en más se alternarán un partido cada uno. ¿Se tratará de una competencia para ver quién comete más errores?

Mientras Peñarol estuvo toda la temporada buscando un arquero a la altura de la circunstancia, sin poder encontrarlo, a principio de año cedió a préstamo al joven Sebastián Sosa a Central Español. Lo dejaron ir pues algún dirigente dijo que "estaba muy verde". En Central demostró ser un arquero con presencia, seguro, regular y que sabe ordenar la defensa. Vaya ironía.