Una vez más Djokovic jugó un tenis intermitente, con lagunas de desconcentración que le ponen en momentos de aprieto, y las que luego debe salvar poniéndole un extra al partido.

"Si comienzo a hablar de las cosas que me están incomodando, podemos estar hasta mañana. Lo cierto es que quien quiera ganarme, tiene que ser físicamente más apto que yo", dijo el serbio momentos después de su triunfo.

Ante Robredo, el raqueta de Belgrado vivió la misma película que en su partido anterior contra el croata Marin Cilic, cuando luego de ceder el primer cuadro, enfocó su tenis para destruir al rival.

Con un saque preciso, Robredo dominó el primer tramo 6-4, pero Djokovic despertó y se llevó en un abrir y cerrar de ojos los dos siguientes.

Luego de ganar en carrerilla los tres primeros games del cuarto set, parecía que el serbio liquidaría el asunto rápido.

Empero, Robredo se le reviró y después de un quiebre niveló las acciones, retuvo su servicio en el siguiente paso y se fue arriba 4-3, para encaminarse a ganar el parcial.

El set fue en extremo peleado, con peloteos constantes, pero la hora y cinco minutos que duró parecieron desgastar un poco al español.

"El hizo un par de buenas jugadas, y merecía ganar el set", reconoció Djokovic.

En el quinto tramo, Djokovic volvió a encender turbinas y en 37 minutos despachó el segmento, para llevarse su cuarta victoria del torneo.

Con este triunfo, Djokovic, de 21 años, mantiene su predominio sobre Robredo, cinco años mayor, al que ha vencido en cuatro de cinco ocasiones, desde el 2005.

Djokovic despachó 11 aces y tuvo una efectividad del 75 por ciento en su primer servicio, se anotó 55 tiros ganadores y cometió 58 errores no forzados, prueba de su gran falta de concentración.