Los estadounidenses, defensores del título, estarán mermando sus posibilidades por las ausencias de James Blake, agotado física y mentalmente, y de uno de los gemelos Bryan, el zurdo Bob, lesionado en el hombro y reemplazado en dobles por Mardy Fish.
En individuales, es Sam Querrey quien fue llamado al rescate para enfrentarse a Nadal en el primer partido, el viernes en la plaza de toros de Las Ventas. El joven gigante (20 años, 1,98 m) hizo sufrir al mallorquín hace apenas tres semanas en octavos de final del US Open.
Si bien fue cuartofinalista este año en Montecarlo, Querrey, seleccionado por primera vez en Copa Davis, no es un especialista de la tierra batida, igual que su líder Andy Roddick.
Los estadounidenses esperan que David Ferrer no haya recuperado su buena forma y que Nadal no haya tenido bastante con dos semanas sin competición para recuperar después de una temporada extenuante.
El partido podría parecerse a la final de 2004 en Sevilla, donde los españoles ganaron fácilmente su segunda Ensaladera. Un excelente recuerdo para Nadal, que se dio a conocer al gran público, y uno muy malo para Roddick, batido en sus dos individuales.
En Buenos Aires, los argentinos también tendrán la ventaja de la superficie y del público, pero los rusos Nikolay Davydenko e Igor Andreev son excelentes especialistas sobre polvo ladrillo, lo que hace el duelo claramente más equilibrado.
Argentina cuenta con Juan Martín del Potro, un gran sacador (1,95 m) de 20 años quien en julio y agosto ganó consecutivamente los torneos de Stuttgart y Kitzbühel sobre arcilla, y Los Angeles y Washington sobre pista dura, antes de alcanzar su primer cuarto de final de Grand Slam en el US Open, con una serie victoriosa de 23 partidos. Del Potro será el pilar del equipo, más que David Nalbandian, muy decepcionante estos últimos meses, en parte por problemas físicos, pero que está extramotivado para la Copa Davis.