Liga, campeón de la Copa Libertadores de América 2008, empató al 72 a través de Augustín Delgado, en un partido sin muchas emociones que confirmó la superioridad de Boca Juniors.

Boca se medirá en cuartos de final con el Internacional de Brasil, que más temprano en Porto Alegre eliminó a la Universidad Católica de Chile.

"Le ganamos al campeón de la Libertadores, y eso hace más grande este triunfo", afirmó el atacante Ricardo Noir al término de un juego desabrido, en que los argentinos enfrentaron a un equipo disminuido.

Desde el comienzo, los 'xeneizes' jugaron con la desesperación de un rival que, antes de saltar a la cancha, ya perdía por 4-0. Boca aguantó, paciente, la arremetida de Liga de Quito con contragolpes que le restaron ímpetu a los locales.

Conforme pasaron los minutos, el cuadro de la visita empezó a recrearse con el balón forzando las faltas del contrario. Los ecuatorianos trataron infructuosamente de acorralar a Boca, que jugó a su gusto, casi sin despeinarse en la altura de Quito (2.850 metros).

Los seguidores, con las manos metidas en los bolsillos por el frío, bostezaban mientras, en la cancha, los albos se esforzaban por recuperar una pelota que les fue esquiva casi todo el tiempo.

Boca controló los espacios, manejó a su gusto el balón e hizo ver a Liga como un equipo inferior. La puntada la dio Ricardo Noir al provocar una falta en el área sancionada como tiro penal por el árbitro Juan Santos.

El hábil atacante robó un balón en el centro, avanzó unos metros y cuando estaba listo para castigar, recibió un sutil puntapié que derivó en la primera anotación.

Jesús Dátolo, figura de Boca, pateó con clase para poner en ventaja a los argentinos. Boca alcanzaba un ventaja de cinco goles que amilanó por completo a la escuadra dirigida por el argentino Edgardo 'Patón' Bauza.

El primer tiempo terminó sin sorpresas: Boca Juniors dominó, se divirtió y dio espectáculo a expensas de un cuadro quiteño que dejó caer su corona de campeón ante su público.

Para la segunda parte, Liga encimó con más fuerza que clase. Y pronto volvió a ser el equipo sin argumentos con el que los argentinos bailaron en Buenos Aires.

Así, Boca se preocupó más por cuidar a sus mejores hombres, pensando ya en Internacional, mientras los locales intentaron rescatar el honor. Delgado salvó, en una acción aislada, la que podía haber sido una noche más oscura.

En una de las pocas jugadas de riesgo, Liga tejió una filigrana que aprovechó el espigado atacante para igualar el marcador.

Al final los argentinos se divirtieron, Liga pasó inadvertido y los espectadores se fueron antes que el árbitro venezolano sentenciara la eliminación del campeón de la Libertadores.