"No tengo miedo que se me caiga la corona. Al contrario", respondió ante una consulta sobre si teme poner en juego al "mito Maradona" si no triunfa como entrenador como lo hizo cuando era jugador emblema de la selección.

En una rueda de prensa en el predio de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) en Ezeiza, en la periferia sur, donde asumió oficialmente el nuevo cargo, Maradona destacó en cambio su actitud que muestra que no es cobarde.

"Peor sería que yo me escondiera y no saliera a la palestra. Estamos en una minicrisis-Nosotros lo enfrentamos", advirtió y desestimó que la única forma de mantener el mito es llevando a Argentina al Mundial de Sudáfrica-2010.

"Yo sería un cobarde si no estuviera acá, ahí sí se me caería todo lo que la gente piensa de mí. Estando acá demuestro que soy de la gente", dijo en alusión al título de su autobiografía "Yo soy el Diego de la gente".

Feliz y sonriente ante el sueño alcanzado, Maradona desestimó los resultados de algunos sondeos que indican escepticismo entre los argentinos sobre la capacidad del ex capitán del campeón mundial en México-1986, para asumir la selección como entrenador.

"Les puedo asegurar que el futbolero está feliz", dijo sobre los cuestionamientos por su escasa experiencia como DT al frente de Mandiyú de Corrientes y Racing Club, en la década de 1990, con unos 23 partidos con más derrotas que triunfos.

Recuperado de sus adicciones y crisis de salud que lo tuvieron en algún momento al borde de la muerte, Maradona aseguró que la dirección técnica del equipo albiceleste le llega "en el mejor momento" de su vida.

"Tengo bien a mis hijas, me levanto todas las mañanas y puedo ver el día, recuperé la confianza de mis hijas, tengo bien a mis 'viejos', estoy bien espiritual y emocionalmente. No puedo pedir más. Es el mejor momento", detalló en una sala repleta de periodistas y en la que estaban en primera fila su hija Dalma y su ex esposa Claudia Villafañe.

Maradona aseguró que para él "estar en la selección no es estar de paso, (sino que) es representar a la gente" y que exigirá lo mismo de sus jugadores.

Advirtió que impondrá las pautas en la selección aunque aseguró que confía y respeta a los futbolistas "que son profesionales".

"No soy ningún vigilante pero todo lo que se hizo mal hay que borrarlo, no caer en los errores del pasado, e ir para adelante", insistió consultado sobre las cuestiones disciplinarias con sus antecesores.