Por Santiago Díaz (enviado a Mar del Plata)

Ubicada a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires (y a 5 horas de ómnibus!!!), Mar del Plata se presenta como una ciudad balnearia de grandes dimensiones. Ni piensen en compararla con Punta del Este, menos aun con Piriápolis.

Aquí viven unas 700 mil personas todo el año y esa población llega a multiplicarse por 6 en el verano. Según nos contaron un par de taxistas, en el verano "viene tanta gente que casi no se puede vivir, no hay lugar para nada y esto es un hormiguero, pero es necesario porque queda mucha plata". Es que el turismo es la gran actividad marplatense y la ciudad esta diagramada especialmente para ese fin (entre otras cosas, hay casi 60 mil alojamientos de hotel).

Grandes y modernas edificaciones, amplias avenidas, barrios que bien podrían compararse con algunas zonas de Pocitos o Malvín, una extensa rambla atlántica y un bellísimo puerto (en donde se concentra buena parte de la actividad pesquera del país), son algunas de las atracciones de la querida Mardel.

De todas formas, ni bien uno se acerca a la costa advierte un problema bastante complicado si quiere adentrarse en el Atlántico e imitar Phelps: el viento. Es realmente imponente y, por lo que nos decían los lugareños, es tremendamente frecuente, aun en pleno verano. Igualmente, una planificación abundante en cuanto a actividades recreativas, espectáculos de todo tipo y color, una movida nocturna más que agitada y una temperatura bastante más soportable que la de Buenos Aires, hacen que para muchos sea el lugar ideal para disfrutar de unas buenas vacaciones.

Los comercios y hoteles, así como algunas columnas de alumbrados, se han puesto a tono para la ocasión y muestran algunos carteles alusivos a la Copa Davis. Pero, el marplatense medio no parece estar tan entusiasmado. Frases del tipo "a mi me gusta el fútbol" o "yo sigo a Peñarol en el basket" son bastante comunes. Al igual que otras como: "creo que vamos a ganar" o "menos mal que no vino Nadal". Es decir, todo bien con el tenis, buena onda con el evento, pero la pasión no pasa por ahí. No digo que no les mueve un pelo, pero el hecho de perder la serie no sería un drama ciudadano.