El delantero Alex, de penal a los 34 minutos, marcó el único tanto del encuentro, que dejó en excelente posición a Inter con miras a la revancha, que se jugará el 3 de diciembre en el Beira Río de Porto Alegre (sur de Brasil).

Desde el comienzo fue Estudiantes el que asumió el papel protagónico, a partir de la movilidad de Juan Sebastián Verón y Leandro Benítez en el mediocampo, pero con escaso desborde por los laterales, una de las armas que caracterizaban al equipo de Leonardo Astrada.

Lo mejor del local se vio cuando contó con tiros libres, y por esa vía, primero Benítez y luego Verón obligaron a muy buenas intervenciones del arquero Lauro.

De su lado, Inter no se replegó en exceso, y prefirió esperar con buenos movimientos en conjunto, además de intentar aprovechar la velocidad de Nilmar, uno de los referentes en el ataque, que se convertiría en un dolor de cabeza para la defensa local.

Parecía que Inter se complicaba, porque cuando promediaba la primera parte, Estudiantes lo acorraló y estuvo cerca de marcar con un cabezazo de Alayes que salvó Lauro a puro esfuerzo, y encima el visitante perdió un hombre por la expulsión de Pablo Guiñazú, tras una violenta falta sobre Verón.

Sin embargo, en una jugada aislada, D'Alessandro habilitó con precisión a Nilmar, que se fue por la derecha y cuando ingresó en el área fue derribado por Desábato, en un claro penal que Alex convirtió en segunda ejecución con un zurdazo al poste derecho del arquero.

El gol de Inter no varió el desarrollo del partido, pero sí acrecentó la ansiedad de Estudiantes, que no conseguía hacer valer la superioridad numérica, y se mostraba confundido y sin luces.

Sereno y aplomado, Inter se apoyó en la categoría de D'Alessandro para manejar los hilos del equipo, y sobre todo, en la firmeza de la zaga para despejar una y otra vez los intentos del equipo local.

Encima, el equipo brasileño estuvo muy cerca de aumentar distancias, con un gran tiro libre de D'Alessandro que el portero Andujar salvó con la ayuda del poste izquierdo.

El dominio de Estudiantes creció en la segunda parte, al mismo tiempo que Inter definitivamente se recostó en su terreno y lo dejó venir, pero sin cederle ningún resquicio, con un trabajo defensivo enorme, sobre todo de los centrales Alvaro e Indio.

Impreciso y lento, sin sorpresa, Estudiantes languideció en toques intrascendentes y se repitió en centros repetidos que siempre encontraron la cabeza de un defensor visitante, o la seguridad de Lauro, de impecable labor.

En esa segunda parte, Estudiantes tuvo sus ocasiones con un zurdazo alto de Boselli, un remate de larga distancia de Salgueiro que tapó el portero brasileño, y ya en el descuento, un disparo de Gastón Fernández apenas desviado.

Sólido en el fondo, y concentrado en todas sus líneas, Inter acabó por mostrarse como un equipo fuerte y convencido, y con una producción sin fisuras dejó en claro porqué es un gran candidato para alzar la Copa Sudamericana, además de quitarle a Estudiantes un invicto de 20 meses en La Plata.