El primer tiempo entre Nacional y Cruzeiro terminó 4 a 1. El complemento , con los brasileños ya saciados de gol, estuvo de más. Un tiempo perdido.

Nada positivo se puede decir de Nacional que jugando de locatario perdió por goleada. La deferencia fue muy grande. Enorme. Los tricolores dejaron espacios y los brasileños fueron mucho más rápidos y técnicamente superiores. Todo fue un desastre.

En ese primer tiempo los brasileños cambiaban su figura táctica constantemente: jugaron con línea de cuatro, pero pasaban rápidamente a línea de cinco. Y de ahí a 2,3,5.

¡Pobre Burián!, en varios de los goles ni siquiera se dio cuenta por dónde pasó la pelota. No fue el único que sufrió: Brum corrió muchísimo pero sin saber para dónde y OJ Morales no agarró una pelota y cuando la tuvo la perdió rápidamente.

Fue paliza. Y cuando los partidos se dan así, poco más se puede decir.

Terminó 4 a 1, pero en el primer tiempo la goleada pudo ser mayor. Nacional nunca tuvo chances de nada, como tampoco las tuvo Peñarol en el partido frente a Atlético Mineiro.

Los equipos uruguayos fueron pan comido para los brasileños que, con justicia se llevaron –en el caso de Cruzeiro- la copa Bimbo.