La victoria violeta movió los cimientos de la Casa Amarilla. La familia bostera está incrédula por tamaño desenlace en los octavos de la Copa  Libertadores. Boca es grande, y como tal, no está acostumbrado a abandonar el certamen de forma tan prematura.

Con hinchas consternados, jugadores perplejos, un técnico como Carlos Ischia que no tiene más argumentos de los que aferrarse en su cargo –sin chances en el Torneo Clausura- y un novel presidente Ameal que no daba crédito de lo acontecido, Boca vive un post partido con mala cara.

Como si todo esta sensación de impotencia fuera escasa, se suma el tema económico como una variable a la que es necesario aunque no se quiera, mirar de reojo. El sufrimiento es abstracto, pero en esta oportunidad también se puede palpar en números. Boca Juniors dejó la Libertadores y con ella una fortuna, más precisamente, 2.630.000 dólares, según informa el diario argentino Olé.

Si los xeneizes hubieran pasado de ronda, sus arcas se incrementarían en 180.000 dólares, por ser semifinalista aumentarían 250.000 dólares, por finalista 200.000 y en caso de ser campeón, 600.000. A esta extensa suma se le deben anexar los premios extras que equivalen a 1.000.000 de dólares para el campeón y el bonus de los patrocinadores del club.

Estos montos sin contar abonos, entradas de los hinchas, nuevos socios, así como también la revalorización de sus jugadores, los cuales serían vistos por todo el mundo. De esta manera, el poderoso Boca Juniors resigna su posibilidad de participar en el Mundial de Clubes, que reparte 16.000.000 de dólares para los seis equipos que lo disputan.

Impensado. Defensor le amargó más que una noche de copas al xeneize. Un Defensor pícaro, inocente, mesurado. Parece normal, pero la victoria violeta el pasado jueves marcó un precedente en la historia del club de Parque Rodó.

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