La despedida, antes de viajar a Brasil para jugarse todos los boletos de la Libertadores ante el Sao Caetano, no fue buena. Peñarol perdió, en gran medida por fallas propias, pero también por el gran trabajo realizado por el equipo de Carlos Manta. Peñarol planteó un partido con línea de tres y un solo punta. Los que iban por afuera eran el Cebolla y Daniel Herández, los dos enganches Cedrés y Diogo. Deportivo apostó al orden defensivo y la capacidad de sus hombres de punta para complicar con un juego muy práctico a la retaguardia rival. Rino Lucas, la figura del partido, y el brasleño Alves mostraron habilidad, velocidad e inteligencia. El primer tiempo fue muy movido. Hubo diez situaciones de peligro, algunas muy claras, pero ningún gol. La única pelota que llegó a la red fue bien anulada por fuera de juego de Apelaniz. Para el segundo tiempo Aguirre sacó a Hernández y puso al veloz hondureño Álvarez a picar e intentar desbordar por la derecha. Pero antes de que el moreno recibiera su primera pelota, Rino Lucas apiló desde la derecha y fue derribado por Elduayen en la entrada izquierda del área chica. Penal. Dijo Komjetan agachado. Gol, dijo Lucas que además la picó con categoría sobre la izquierda de Elduayen que fue a la derecha. Abajo en el marcador, Peñarol empezó a pagar los costos de la desesperación. Frente a un equipo ordenado como el de Manta, que esperó muy bien parado atrás, el equipo de Aguirre se descompaginó.