Río de Janeiro fue la ciudad elegida este viernes en Copenhague, Dinamarca, como sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Es así que la ciudad brasileña hace historia, ya que se convierte en la primera sede olímpica sudamericana.

La ciudad carioca, que compitió frente a Chicago, Madrid y Tokio por esta concesión, asumirá el reto dos años después de que Brasil albergue el Mundial 2014 de fútbol. En América Latina, sólo México fue sede olímpica en 1964.

Río, mundialmente famosa por sus playas y por el Carnaval, llevará al país de 191 millones de habitantes la mayor cita del deporte.

La ciudad de 11 millones de habitantes tendrá que luchar contra la violencia endémica que asola sus favelas, donde en 2008 se registraron unos 6.000 asesinatos.

El Comité Olímpico Internacional (COI) asumió así la apuesta arriesgada de celebrar unos Juegos en una de las ciudades más violentas del mundo, que es al mismo tiempo un reclamo turístico sin fronteras, y que quiere aprovechar la ocasión para desarrollar las infraestructuras que le son tan necesarias, según publica AFP; empezando por los transportes, sector en el que invertirá unos 5.500 millones de dólares para ampliar el metro, que llegará hasta la estación de Ipanema, e instalando nuevos corredores que faciliten los desplazamientos entre las instalaciones deportivas y los alojamientos.

También promete aumentar su capacidad hotelera, ya que no alcanza la mitad del mínimo exigido por el COI con sus 20.000 camas, y mejorar sus instalaciones aeroportuarias, puesto que la terminal internacional Tom Jobim no responde a las exigencias de la afluencia masiva a unos Juegos.