La sorpresa fue grande, porque lo golearon al grande, pero fundamentalmente, porque Wanderers le ganó en todo el partido. Fue inteligente en el juego, no se dejó presionar y tuvo la capacidad de poner la pelota en el campo tricolor.

Manejo el partido, no con demasiada agresividad y velocidad, pero lateralizando la pelota para buscar espacios y esperar las mejores oportunidades. Cuando sacó ventaja, se tiró atrás, metió velocidad arriba y buen lanzamiento con Julio Rodríguez y lo liquidó.

Un cuatro a cero disfrutable y que le dolió al rival, porque Nacional en la cuarta fecha había descontado los tres puntos que le habían sacado en la liga y tres fechas después los perdió.

Ahora los tricolores están quintos y hay cuatro equipos que le sacaron ventaja. Pero lo más importante es que su juego ha ido de mayor a menor y hoy hay muchas dudas sobre el equipo y se alzan algunas voces contra el entrenador.

La paciencia de Wanderers a su técnico y jugadores dio su beneficio en la fiesta del sábado y estar allí; a uno de los grandes y cinco de la punta. La impaciencia de otros, como la de Fénix, no da resultados y sigue último y con solo dos puntos.

Peñarol ganó y dio un paso en mejorar su fútbol, solo uno, pero vale, y otra vez, Danubio y Defensor Sporting, a mitad del campeonato miran de arriba, Liverpool sigue en la pelea y River se da el lujo de ganar y seguir arriba mientras se prepara para jugar con San Lorenzo.

Hay que mirar la tabla hacia abajo, para encontrar a los grandes en el quinto puesto. Parece ser que con contratar no alcanza, armar el equipo lleva tiempo, si no se apuran, será para el Clausura.