De un saque
Los metabolitos de cocaína pasaron a comnadar el ranking de las sustnacias con más apariciones en los controles
Se han realizado 102 controles antidopaje en Uruguay y el crecimiento de las llamadas sustancias de abuso (o mal denominadas drogas sociales) es sorprendente aunque no inexplicable. De los 102 controles, ahora los metabolitos de cocaína aparecieron en 12 casos, contra los 10 de Fempropanex y Estanozolol, una anfetamina y un anabólico que lideraban el poco honoroso ranking de sustancias prohibidas de Uruguay. Sin embargo, por los palos, corriendo de atrás y gracias al crecimiento de apariciones de Benzoilecgonina en la metabolización de la cocaína en el cuerpo de los deportistas, el viraje fue brusco. De parte de quien sea (deportistas, profesionales, dealers, etc.) ya está claro que los estimulantes, las anfetaminas, los anabólicos y hasta el EPO es caro y fácil de detectar. Sin embargo las drogas de abuso, ya sea por consumo deliberado, o por pasividad (el caso de aparición de tetrahidrocanabinol en individuos que compartieron un lugar cerrado con quienes fumaban marihuana), muchos deportistas uruguayos de renombre han caído en la trampa del frasquito. Desde Carlos Aguilera en 1998, pasando por Oscar Dastés (jugando para Central el 22 de junio de 2001), Marcelo Segales (para Fénix el 15 de noviembre de 2002) y hasta Sebastián Eguren (el 12 de marzo de 2004), la lista llegó a incluir a Petete Correa. Sin embargo no sólo el fútbol agregó nombres a la nómina. Vale recordar los dos casos consecutivos de Gregorio Bare en ciclismo, o los de Nico Barrera, Jones y Caneiro en basketbol. Simplemente como reseña, a la hora de hablar de deportes, de los 102 positivos, 43 corresponden al ciclismo y 23 al fútbol, pero en 2003, de los 20 casos, siete fueron de basketbol y seis de fisicocultuirismo. Este viraje desde los dopajes "tradicionales" a los "sociales" puede tener varias causas, pero entre las formas de combate, debe sin dudas primar la educación. Tanto de riesgo sanitario, como de de ser "capturado" en la jodita de "probar". En ese sentido es que es más que loable que el fútbol haga controles. Y no deben ser vistos como cazas de brujas. Todos los deportistas que representan a Uruguay en cualquier contienda y disciplina internacional, deben pasar esos controles durante los entrenamientos y en forma sopresiva. Acaso porque el feudo futbolero, escudado en lo caro que cuesta analizar cada frasquito (US$ 150 cada uno), no haya tenido estas precauciones anteriormente con más frecuencia, no debería ahora ponerse ahora los pelos de punta, aunque esto suene como una condena extra a Petete, que ya bastante tiene y tendrá para preocuparse de aquí en más.