La columna de Adusto

Anular una estrella

Anular una estrella

Querido lector, abnegada lectora. Usted sabe bien como yo que si los astros se alinean, si gozamos del favor de los colegiados de turno, si ligamos, si al eterno juvenil Muslera le crecen dos manos, o si lisa y llanamente el Maestro Tabárez nos hace caso de una buena vez por todas, tenemos casi la certeza de medirnos con Argentina en octavos de final.

¿Qué significa esto? Que después de 20 años volveremos a enfrentar a la máxima estrella del certamen, lo que equivale a quedar cara a cara con la posibilidad manifiesta de ingresar en la mejor historia de la Copa Jules Rimet.

Hagamos historia. En 1990 visitamos a Italia en su Estadio Olímpico, con la presencia del popular Totó Schilacchi, un verdulero de la zona de Treviso, convocado a la Copa del Mundo por el entrenador italiano Dino Sani, que lo vio hacer malabares con un repollo. Pero lo cierto es que las estrellas italianas no andaban (lo que es Dona Doni, el propio Claudio Biaggio, la importancia de lo que significa Augusto Conti), perdido por perdido, Sani colocó a Schillachi en un match ante la desaparecida Checoslovaquia. El hombre anotó con preciso heading, e Italia ganó. La escena se repitió en todos y cada uno de los encuentros disputados por la escuadra azul, hasta que en octavos de final, les tocó enfrentar a la Celeste, ¿dirigida por quién? Por el propio Tabárez.

Yo me pregunto: ¿vamos a aprender de los errores del pasado, o vamos a permitir que Messi nos clave, como Schilacchi nos clavó en el 90? Me dirá que el gran Harry estaba adelantado, que Godín y Lugano tienen reacciones un poco más rápidas que Gutiérrez y De León, y todo lo que usted quiera. Pero si no hacemos algo al respecto, nos van a pasar por arriba, y luego vamos a tener que bancarnos a ese petiso que la va de humilde, diciendo cosas tales como "cuando le ganamos al Uruguay, nos sentimos campeones".

Porque eso mismo dijo Maradona cuando nos ganaron en el 86 con combinación uruguaya: pase de Eduardo Acevedo para Pasculli, y toque corto del futuro jefe de prensa de Peñarol, autor de unos bellos videos sobre el quinquenio mirasol que son utilizados en la base de Guantánamo para amedrentar a los prisioneros. Digamosló: flor de paseo nos pegó el muy drogón (con todo respeto). El Chifle Barrios, aún hoy, tiene pesadillas alusivas.

Por eso, esta vez la historia debe ser diferente. Ahorrémosle camino al pobre Messi, porque todos sabemos cómo va a terminar. Consigamos fotos donde se lo vea colocando cosas extrañas en sus narinas, demostremos que se hizo amigo del propio Tiger Woods cuando grabaron la publicidad de Gillete, o que votó al Frepaso. Cualquier cosa que pueda sacarlo mentalmente del partido, y que nos pueda evitar el ejercer el último recurso: partirlo en las primeras de cambio, sabiendo que salvo el pito francés Joel Rosemberg Quinou, nadie saca la roja tan temprano.

Correo de los lectores y las lectoras (a través de luboadusto@gmail.com).

Rocío Gnazzo (77). "En primer lugar saludar esta iniciativa, tanto la del programa, que Usted distingue y prestigia,  la de la página propia,  como lo valioso de incluir en ella su propio espacio".  Rocío: le agradezco los conceptos vertidos. Sobre su pregunta respecto a la opción sexual del entrenador argentino Zubeldía, prefiero responderle por interno.

Marcos de La Comercial (25). "Adusto: la -uta que te parió". Marcos: mi madre era lavandera.

Lalo de Solymar (menos de 50). "¿Quién será la máxima estrella de Sudáfrica?" Lalo: yo para mí que hay varios candidatos. Thomas Skuhravy ha venido cumpliendo grandes performances. El arquero Prunea pasa por un buen momento, lo mismo que su colega guaraní, el Gato Fernández. Pero si me tengo que inclinar por solo uno, no lo dudo: el portugués Paulo Futre, acicateado por su reciente llegada al Atlético de Madrid.