Cuando se jugó el primer partido, la semifinal en la que podía salir campeón Peñarol, éste llegaba como claro favorito y fue claramente vencido. La responsabilidad pasó de un Nacional que no sabía como resolver ese pleito a un Peñarol que se fue perplejo del Estadio tras perder un partido que nunca lo imaginó así.

El segundo fue muy pobre, los nervios pudieron más que el fútbol y la verdad es que no se superaron en el juego, Peñarol pareció un poco más hilvanado y Nacional muy desprolijo, el partido fue malo, trabado con cuatro expulsados y con un gol en la única y buena jugada del partido.

Ahora están a mano, los dos se ganaron, los dos saben que pueden, no hay más mitos de que hace tanto que te gano o que no me ganas, que no me haces que no te hago goles, que no se que y no se cuanto.

Ahora es un partido y punto, claro que puede tener alargue y penales, lo único a favor de Peñarol es que le sirve el empate, pero si lo busca puede perder.

En éste clásico no hay favoritos, realmente el resultado es una incógnita y pasa mucho más por lo que hagan los jugadores dentro de la cancha, que por lo que los técnicos puedan prever, ellos jugarán a la hora de los cambios, aunque mucho para cambiar tampoco tienen.

Se acabó la hora de los encierros y silencios, no hay nada para ocultar ni nada para cambiar, serán los mismos y tratarán de hacer lo mismo, solo espero que sea un poco mejor aunque divertida una final es difícil, salvo al terminar y solo para el que gane