Chau ilusión, hola futuro
La derrota ante Holanda nos dolió, nos dieron ganas de echarle la culpa al árbitro portugués por habernos quitado la ilusión de llegar a la final, pero con el paso de las horas, la serenidad nos ha ganado y lo hecho es magnífico y debemos enorgullecernos y mirar hacia el futuro.
La actuación de Uruguay supero todas las expectativas y los resultados fueron estupendos, Uruguay ganó su Grupo, superó al local, al mejor de Norteamérica y al último vicecampeón.
Dejó por el camino al mejor de Asia y a Ghana, unos de los mejores de África en un partido que fue épico y será recordado por años.
Si esto fuera poco, tuvo muy buenos momentos futbolísticos, teniendo su punto más alto en el partido ante los locales y el primer tiempo ante Holanda, donde revirtió un resultado y dominó el juego, pese a las ausencias notorias de Lugano y Suárez .
Es cierto que no fue regular, aun le cuesta mantener un nivel continuo de juego, pero tuvo capacidad defensiva, fortaleza futbolística y anímica para dar vuelta resultados, lo hizo ante Ghana y Holanda y una inquebrantable fe en sus fuerzas, que borró la sonrisa adelantadas de los holandeses con el gol de Maxi Pereira y unos minutos finales que hicieron pensar en otro milagro.
Cambiamos la imagen que el mundo tenía de nosotros, pasamos de ser un inexistente equipo, considerado por los especialistas en el peor del Grupo a quien no se tenía en cuanta a ser uno de los cuatro mejores y la sorpresa del campeonato.