Manyísticamente hablando * Por Santiago Díaz
Tras ganar dos partidos consecutivos, Peñarol alcanzó a Danubio y se transformó en líder del Torneo Apertura. Sin embargo, luego de transmitir buenas sensaciones en el comienzo de la temporada, parece estar demasiado lejos de su tope futbolístico.
Al mantener a varios de los campeones y sustituir satisfactoriamente a los que se fueron, Peñarol daba la señal de ser uno de los grandes candidatos. La digna actuación en Bernabéu, la victoria cómoda en Guayaquil y el mal arranque de Nacional, hacían pensar en que era EL gran candidato. Desde el comienzo de su trabajo, el técnico Keosseian apostó a la continuidad del mismo esquema que había aplicado su antecesor, colocando a cada jugador en la posición más idónea.
La idea de cuidar un modelo exitoso fue inteligente y la ejecución de esa idea parecía de lo más interesante. En la defensa el único cambio era Albín por Darío, así que el resto era el mismo que se coronó en las finales con Nacional.
En el medio, solo se mantenía Arévalo Ríos, pero los tres cambios daban cierta tranquilidad: Estoyanoff por Urreta, Sosa por Orteman y Martinuccio por Ramírez.
En el ataque se mantenía Pacheco y, como el argentino pasaba de volante, había que buscar el otro punta, que podía ser el juvenil Palacio o Diego Alonso. Ninguno de los dos ofrecía demasiadas garantías, por lo que daba la sensación de que Peñarol necesitaba contratar un delantero, preferentemente uno que jugara por adentro.
Sin embargo, apareció la oportunidad de incorporar a Solari, indudablemente seductora, y eso provocó algunos cambios en la idea original. El ex Real Madrid jugaría de volante izquierdo (sería el nuevo Gastón Ramírez) y Martinuccio lo haría de punta, tal como lo hacía con Aguirre.
A partir de toda esta historia reciente, aparece la realidad futbolística actual, que tiene algunas particularidades interesantes para el análisis.
Peñarol enfoca su oncena inicial al arco de enfrente, lo cual resulta lógico si tenemos en cuenta sus aspiraciones de campeonato. Juega con dos delanteros, sus dos volantes exteriores son puramente ofensivos y Aguirregaray el lateral derecho- se incorpora todo el tiempo al ataque. El problema es que esa apuesta ofensiva, que implica necesariamente riesgos en la defensa, no se refleja en gestación de juego y, menos aun, en el número de situaciones de gol. Es decir, a Peñarol le cuesta muchísimo sorprender, ser preciso en los últimos metros y generar peligro real.
Es cierto que está ganando y eso tiene un mérito enorme, pero si sigue construyendo tan poco, los resultados pueden darse vuelta en cualquier momento.
Para explicar esto es imposible dejar de lado el aspecto individual. Antonio Pacheco, el jugador franquicia, clave en la concreción y en el último pase, estuvo ausente algunos partidos. Fabián Estoyanoff no ha logrado desequilibrar en el uno contra uno, algo que ha sido su gran fuerte desde el comienzo de su carrera, está impreciso en los pases y poco claro en la toma de decisiones. Como dato positivo, es bueno recordar que cuando el Lolo volvió en el 2008 también le costó alcanzar un buen rendimiento, pero luego terminó siendo figura.
Santiago Solari tiene una pegada increíble y un andar más que elegante. Solo jugó dos partidos, pero, si bien mostró alguna cosita del tipo talentoso que es, ha sido poco importante. Además, parece no tener el recorrido necesario para cubrir una banda, lo cual inexorablemente traerá dificultades defensivas. Tampoco tiene la velocidad, el desborde, la potencia, ni el gol de Ramírez o Martinuccio. Claro que Solari puede jugar y aportar cosas importantes, pero dudo que alcance su máximo rendimiento en esa posición.
Con los volantes exteriores poco efectivos, Pacheco recién recuperando forma y sin un nueve definido, es difícil generar situaciones, sobre todo ante equipos que suelen cerrarse en el fondo y achicar espacios.
Alcoba, Guille Rodríguez, Pato Sosa, Arevalo Ríos y Martinuccio, el uso ofensivo de la pelota quieta, más alguna intervención oportuna de Seba Sosa son los factores que sostienen a Peñarol y posibilitan su presencia en la punta.
Cuesta creer que eso será suficiente. De los equipos que asoman como posibles candidatos solo enfrentó a Wanderers y, si bien ganó, fue superado en el juego, y por momentos nítidamente. Es evidente que tiene que mejorar, si es que no quiere sufrir trámites parecidos cuando enfrente a Nacional, Liverpool, Defensor Sporting o Danubio.