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Primer carrasqueo tricolor *Por Santiago Díaz

El Nacional de Juan Ramón tuvo una media hora inicial interesante, que resultó más que auspiciosa como punto de partida. Si bien su fútbol se fue diluyendo y terminó casi impotente en su intención de quebrar el empate, es justo decir que fue más que un rival que impresionó mucho mejor de lo que indica su posición en la tabla.

Luego del partido, JR expresó su conformidad por el funcionamiento tricolor y no ocultó su alegría porque el equipo retuvo más conceptos futbolísticos de los que él esperaba.

Y, en realidad, fue bastante notorio que Nacional mostró cosas nuevas y que el cambio de timón se hizo palpable desde las tribunas o la televisión.

El equipo evidenció otra actitud, lo cual sucede casi siempre cuando hay un cambio de técnico, así que eso no llama tanto la atención. Además, tal como lo dice José Mourinho en uno de sus libros, ese empuje anímico se va frenando con el tiempo y lo que realmente es efectivo es el cambio en la metodología de trabajo.

 

Lo más destacable es que se vio otro ritmo, otra dinámica y una concepción mucho más vertical del juego. Esto último no es necesariamente una virtud, pero es indudable que con la presencia de tres puntas fijas y dos volantes de buena técnica, se generó una agresividad ofensiva más que interesante. Flores, que jugó notable e hizo todo bien en esos primeros 30 minutos, se asoció correctamente con Pereyra y compartió sus conocimientos del sistema con Porta para lanzarlo magníficamente en varias ocasiones. El problema principal, lo que falló, fue el desacierto constante al trasladar el desequilibrio por las bandas en toques precisos que permitieran cerrar la jugada. Esto se puede vincular perfectamente con la falta de trabajo, porque para ser preciso en el lugar más difícil, además de talento, hace falta memoria y repetición. Sobre todo cuando hay jugadas prefijadas, en las cuales es fundamental saber donde pararse para recibir y donde pasarla para que se reciba.  De hecho, Carrasco mencionó que lo que menos le gustó del equipo fue un jugador, porque si ese jugador hubiera estado donde debía, Nacional habría marcado dos goles más. El técnico no lo nombró, y además dijo que se trata de errores lógicos ante la falta de tiempo de entrenamiento, pero me parece que se refería a Mirabaje.

 

Además de eso, creo que hubo un problema bastante notorio que el equipo deberá mejorar a la brevedad: la presión a la pelota. Los equipos de Carrasco trabajan para recuperar rápido ejerciendo una presión que habitualmente comienza muy cerca del arco adversario. Es más, necesitan recuperar rápido, ya que sufren demasiado cuando el rival maneja la pelota, fundamentalmente porque se basan en una estrategia mucho más enfocada en atacar que en defender. Por momentos, Racing cuidó la pelota con  demasiada comodidad y eso se acentuó cuando salió  Ferro y entró Matías Cabrera. No es que Nacional necesite sí o sí tener a Ferro en cancha, pero creo que en este contexto, en el que la idea está poco trabajada, era importante contar con un jugador con su capacidad de marca. Además, cuando salió Ferro, Pereyra cambió de posición y perdió la influencia ofensiva que había tenido, sobre todo en el primer tiempo.

 

Sistemas

 

Algunos técnicos se burlan de los periodistas –o se enojan - cuando utilizamos números para hablar de sistemas tácticos. Algunos entrenadores dicen que nos encanta recitar la guía telefónica y que, en realidad, todos esos números no existen porque en la cancha todo se modifica minuto a minuto de acuerdo a los avatares del destino. La verdad es que tienen razón, aunque también es cierto que el número de teléfono no deja de ser interesante para tener una referencia sobre cual es la idea de un equipo.

Carrasco no solo no se burla ni se enoja, sino que él mismo suele usar la guía telefónica en su discurso público (como olvidar aquel famoso "3-3-1-3 y a revertir" luego del Brasil 3 – Uruguay 3 en la Eliminatoria rumbo a Alemania).

Quienes están cerca de Nacional, creen que el técnico siente que el ideal sería el 3-3-1-3, pero que prefirió empezar con el sistema que usó ante Racing porque la línea de cuatro genera una mayor seguridad defensiva cuando el trabajo es escaso.

 

Contra Racing usó al mismo arquero y a la misma línea de 4 que venía jugando, un volante central (Ferro), un volante mixto (Pereyra), un enganche (Flores) y tres puntas (Porta, Morro y Mirabaje). Más que un 4-3-3, suele ser un 4-2-1-3, porque Flores habitualmente juega suelto y no en la línea de los volantes. Este sistema lo usó mucho en su exitosa campaña en Fénix, cuando Broli y J Crubelo eran volantes y Ligüera el enganche ("son todos dié!" decía Juan para describir la situación). También la usó mucho en River, aunque ahí varió bastante con el 3-3-1-3, tal como lo hizo en su período en la selección. La pregunta es cómo sería Nacional con ese sistema, algo que se puede contestar al recordar el primer entrenamiento de Juan Ramón en el club. A saber...Coates, Lembo y Pernía en el fondo; Pereyra, Ferro y Cabrera como volantes; Flores el enganche; Porta, García y Mirabaje los puntas (aunque ese primer día puso a Peralta por Mirabaje). A modo de apunte, me gustaría decir que, al menos en esa primera práctica prefirió a Pernía por sobre Godoy y Goñi, que según decía Luis González es el futuro zaguero de Nacional. Y además, me gustaría saber si mantendrá a Tito Ferro cuando esté para jugar Maxi Calzada (pregunta que también se aplica para el sistema actual). Pero la pregunta tal vez más importante, más allá del sistema utilizado, es en cuanto tiempo llegará el funcionamiento ideal que pretende el entrenador. ¿Será en el Apertura? ¿Será para la Copa del 2011? Es difícil saberlo, aunque Juan Ramón del Yí tiró una frase-bomba entre sonrisas picarescas: "...al clásico vamos a llegar espectacular."

 

Más allá de todo esto, es indudable que Carrasco generó esperanza en el hincha de Nacional y muchísimo color en un torneo que solo sustentaba su atractivo en una fuerte paridad.

Juan está ante una oportunidad única y las primeras señales muestran que es plenamente conciente de eso. Sus declaraciones publicas, repletas de guiños no demagógicos pero sí inteligentes, hacen pensar en que está siendo asesorado, lo cual sería un gran acierto si tenemos en cuenta que ocupa uno de los puestos en los que es más difícil e importante la relación con los medios. 

Ojalá que dure esta versión, para que sus errores pasados, tan evitables como reiterados, le permitan sacarle el jugo a la combinación de dos elementos que no suelen ir juntos, pero que Carrasco reúne como entrenador: capacidad de trabajo y talento.

 

 

Nota: habrá que ver  como influye en todo esto la evolución  de la situación de Mauricio Pereyra y Maximiliano Pereyra, que ha tenido una nueva fase recientemente.