Sobre incentivos y adobar la mano
Cuando se llega a estas etapas de definición de los campeonatos, donde las posibilidades de ser campeón dependen de otros resultados, aparecen las voces que comienzan a hablar de los incentivos y la compra de derechos de localía.
El fútbol construye sociedad, para bien o para mal, es igual que los juegos de niños, transmite reglas, acuerdos éticos, respeto, y cuando ellas se comienzan a violar por intereses deportivos o económicos, dañamos a la sociedad en la que vivimos.
Basta de vivos
Cuando quienes fundamentan que el incentivo no está mal, abonan la teoría de que hay que sobarle la mano a un trabajador cualquiera para que haga bien su trabajo, o a otro para que mire hacia otro lado cuando cometemos una infracción.
En el fútbol como en cualquier orden de la vida, ¿que confianza podemos tener sobre ese jugador?, si juega más, si se esfuerza más porque alguien lo premia por hacer mejor lo que tiene que hacer siempre al límite de sus posibilidades.
¿Que garantías tiene un club, que el jugador que acepta un incentivo, no aceptar un soborno?. Son cosas de principios, el jugador se ve menoscabado en su integridad cuando plantean que acepte un incentivo, es poner en tela de juicio la idea que el jugador uruguayo es fiel y luchador.
Todos deberíamos combatir esta idea porque nos hace creer que lo importante es lo que se consigue, no importa como, que todo da igual, y que es lo mismo lo que esta bien que lo que esta mal, y saben, no es así.
Basta de vivos, basta de lo que importa es ganar no importa como, basta de proclamar que el fútbol es de vivos, así estamos,