El "Torero" relató que la incidente se produjo hace un mes, cuando fue a retirar a un banco una importante suma de dinero alertado porque "temí que pasara algo como en 2001", señaló.

Al salir y abordar el auto en que viajaba junto a su compañero, Sergio Escudero, sintieron estallido de ventanas y pronto se vieron abordados por delincuentes. Uno de ellos, con dos armas, inmovilizó al uruguayo poniendo una de ellas sobre su pecho y la otra en su cabeza.

En un momento de distracción forcejeó con los ladrones, que eran dos y aparentemente (porque no lo aclara en el relato) iban en moto. En la refriega consigue quitarse las armas con que lo amenazaban, "entonces el que estaba manejando saca un cuchillo y me dio las puñaladas en la pierna, me tiró para atrás y me hice el desmayado", relató al diario Olé.

Luego de eso permaneció en su asiento hasta que los liberaron. "Estuve 10 minutos con el arma en el pecho y en la boca, me amenazaban con que si me volvía a mover, me iban a matar".

Más allá del dinero, Balsas señaló que lo más complicado son las secuelas psicológicas y emocionales que lo quejan. "Desconfío de todos, veo fantasmas en todos lados. A veces me despierto por las noches por los cuchillazos, a los golpes", dijo,

Y se mostró defraudado por la escasa reacción que hubo de parte de colegas en el fútbo argentino. "No se cayó ni una pancarta, ni un festejo de gol dedicado, no me llamó ningún ex compañero de San Lorenzo y sólo hubo muestras de cariño de Uruguay, colegas, entrenadores y compañeros del Córdoba de España. Quizá no genero simpatía en Argentina, de Argentinos sólo me llamaron algunos compañeros. El cuerpo médico y la dirigencia se portó bien, me vieron mal y me dieron días para quedarme tranquilo", dijo.


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