Entrevistas

El padre Robin, un sacerdote copropietario del ganador del Gran Premio Ramírez : la afición al turf va "más allá del juego"

El padre Robin, un sacerdote copropietario del ganador del Gran Premio Ramírez : la afición al turf va "más allá del juego"

Impérrito, un caballo uruguayo de tres años, se impuso este 6 de enero en el Gran Premio José Pedro Ramírez. Pertenece a más de 20 personas que se reúnen "todos los viernes a comer asado", destacó Leonardo Costa, presidente de la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera. Uno de los propietarios es un sacerdote católico, el padre Robin, que dijo a En Perspectiva que la afición al turf va más allá del mundo del juego, y que él, como la mayoría de la "barra" a la que pertenece el caballo, no participa de las apuestas.

(emitido a las 8.07 Hs.)

EMILIANO COTELO - El 6 de enero es una fecha clásica para los amantes del turf. Se corre el premio más importante de la actividad hípica de nuestro país, uno de los más importantes de la región, el Gran Premio José Pedro Ramírez, que en esta ocasión correspondió al caballo uruguayo Imperrito, que venía además como favorito de la cátedra y es una noticia sobre la cual me interesa ahora conversar desde un par de ángulos. En primer lugar convocando al doctor Leonardo Costa, integrante de nuestras tertulias, pero aparte de eso presidente de la Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera.

¿Era tú favorito también?

LEONARDO COSTA- Si, era mi favorito, era un acaballo de tres años, es decir un caballo muy joven, que había ganado ya dos clásicos, el Criadores Nacionales y el Reyles, y también era un caballo que venía con una campaña impresionante y que realmente todos los que lo habíamos visto ganar, sobre todo la última carrera sobre 2.400 metros, había dado nota de que el caballo daba para más.

Y tampoco los otros caballos que corrían habían tenido una campaña tan pareja como fue el caso de Imperrito. Además de todo, el caballo este estaba cuidado por un hombre con una mano muy especial, que es Sebastián San Martín, que fue, para que la gente lo recuerde, el entrenador de Invasor, el triple coronado más famoso que tuvo Uruguay en los últimos años, un hombre con mucha pasta.

EC – Estamos hablando de que el premio Ramírez lo gana un caballo uruguayo, ¿cómo veníamos últimamente en esta materia?

LC – El año pasado también lo había ganado un caballo uruguayo, había sido Alcázar, pero de los últimos diez años la mayor parte de los caballos que ganaron el gran premio Ramírez fueron caballos brasileños y argentinos. O sea que recién en los últimos años se ha emparejado. Pero sobre todo ayer tenía una característica, venía una yegua brasileña, con mucha nota, que estaba corriendo Pablo Falero y que mucha gente decía que iba a ser la que iba a dar el batacazo. Digamos, Impérrito le ganó a caballos muy buenos también del exterior, o sea que en ese sentido yo diría que tiene un doble valor.

EC – Sí, esa yegua arrancó muy bien, iba segunda durante buena parte de la carrera.

LC – Lo que pasa es que la yegua esa siempre fue puntera cuando ganó y Ares, que fue otro caballo muy importante acá en Uruguay en los últimos años, que había ganado todas las carreras de fondo el año pasado sobre todo, le hizo la carrera, le hizo todo el desgaste, y con eso le ayudó muchísimo a Imperrito para que en los últimos metros, conducido por el "Chino" Olivera, que es un muchacho también con mucha experiencia, logró rematar con todo.

Y esto tiene otra cosa linda también que es lo que le da el turf: la gente dueña de este caballo es una barra enorme de gente que se llama "Viernes a sábado". Son gente que todos los viernes se junta ahí en el club de San Martín a comer asado, donde hay una barra enorme, conducida por Ignacio Vilaseca básicamente, y después hay de todo, yo conozco a unos cuantos de ellos, y eso también es lo lindo que tiene el turf, no ganó una persona, ganó toda una barra.

EC – ¿Una barra de cuántas personas?

LC – Dicen que son más de 20, la característica, para que la gente también lo vea, hace poco Pablo Núñez había hecho una nota en Ovación, uno de los dueños es el padre Robin, el cura párroco de la iglesia Stella Maris, que eso también le daba un poquito de color a este caballo.

EC – Sabés que estamos en comunicación con el padre Robin en este momento, sería bueno incorporarlo a la charla. Padre Robin, buen día, ¿Usted confirma que efectivamente es uno de los propietarios de Impérrito?

PADRE ROBIN – Si, uno de los tantos, a mí me toca la mitad de una oreja.

LC – Pero, ¡qué linda oreja!

PR – Sí, realmente que si, precioso además el animal, es muy lindo además, y es un animal muy tranquilo, al mismo tiempo es un animal muy atento, muy despierto, uno le habla y para las orejas, a uno lo mira, etcétera. Hay que conocerlo, realmente vale la pena.

EC – Ya que tenemos a uno de los propietarios en línea, padre Robin, ¿de dónde sale el nombre, Imperrito?

PR – Nace de una persona que no sé bien quién es, pero creo que es un homenaje a esa persona que de alguna manera me parece que es un hermano de Vilaseca, que es uno de los propietarios, que en lugar de decir que uno está, ahora no me sale la palabra...

EC – Impertérrito, claro, la palabra que a uno le sonaba era Impertérrito y daba la impresión de que este caballo estaba escrito con un nombre equivocado, que alguien se había confundido.

PR – (risas) No...

EC – ¿Viene de allí?

PR – De una broma, digamos.

EC – Padre Robin, ¿desde cuando usted está metido en la actividad hípica?, ¿ha tenido participación en otros caballos?

PR – Bueno, tanto como metido no, fue por un  tío mío, Celadio Amadeo se llamaba, ya fallecido. Desde el año 48 que yo solía ir con él a las carreras de Maroñas y solía no perderme ningún Ramírez, de ahí mi gusto por este deporte. Y eso, para mí era un rito ir los 6 de enero a ver el gran premio Ramírez y de ahí que la amistad con gente de aquí de Carrasco y otros más, porque soy párroco justamente de Stella Maris de Carrasco, esa amistad con esa gente hizo que me invitaran y es la gloria para mí.

EC – ¿Pero esta es su primera experiencia como co propietario?

PR – Es la primera vez, y me tocó nada menos que ganar un Ramírez, ¿te das cuenta lo que significa una vez en la vida?

EC – Cuéntenos, ¿hay muchos curas burreros?

PR – No conozco, sinceramente, no conozco. Había un jesuita que sí, que digamos le gustaba también como hobbie, pero ya ha fallecido, después otros no conozco.

EC – ¿Y qué le dice a la gente que tiene una mala opinión acerca del turf?, usted, un sacerdote, cómo se mete en ese mundo que para muchos es sinónimo de apuestas, vidas arruinadas por destinar más dinero del debido a eso, justamente, ¿cuál es su respuesta?

PR – Bueno, eso justamente es la parte triste del juego como tal. Esa es la parte triste, eso no se puede negar. Pero está la otra parte, la deportiva, la afición por el caballo de carrera más allá del juego, es ese otro mundo que es muy real y además es muy extendido, del deporte como algo que realmente te emociona, uno sin necesidad del juego puede disfrutar enormemente.

EC – ¿Usted es de los que apuesta también, o no?

PR – No, para nada, ciertamente que no. Y yo te puedo decir que gran parte de la barra de amigos como decía Leonardo, la gran barra de amigos de "Viernes a sábado" que así se llama el stud al cual pertenece Imperrito casi no se hacen apuestas. Lo primero es poder correr, eso ya significa mucho, la preparación de un caballo es algo muy complicado, muy difícil, cuando a cualquier propietario tu le decís ¿es posible que tu caballo pueda correr? Eso ya es llegar al sumun. Como dicen, un caballo de carrera es como un cristal, es decir, en cualquier momento puede tener una dificultad orgánica, física, la preparación del caballo de carrera es sumamente compleja, entonces si uno logra que el caballo esté en la pista ya eso es un éxito y es un gusto enorme.

EC – Leonardo, ¿algún comentario agregado de tu parte?

LC – Primero que nada el placer de que una persona del mundo del que viene el padre Robin esté en los caballos de carrera y con esa descripción que él hace es la que todos nosotros desde la Asociación de Propietarios impulsamos, el amor al caballo de carrera.

Y lo otro que me faltó decir es que Imperrito tiene la particularidad de ganar el Ramírez con tres años, han ganado caballos uruguayos, pero con tres años es la coronación de la carrera del caballo en su etapa deportiva de juventud... y ojalá que la salud lo acompañe para que pueda darnos nuevas alegrías a todos los que nos gusta esto.

EC – Estaba mirando hoy en la crónica del diario La República que ayer en el Ramírez hubo otros personajes conocidos con su caballo compitiendo. En particular hubo colegas tuyos de cuando estabas metido en la política, Leonardo.

LC – Y sí, porque corría Suardi, de Francisco "Pancho" Gallinal, y también Troyano Plicck, que Jorge Larrañaga también tiene parte en ese caballo.

EC – Troyano Plicck la peleó al final, ¿no?

LC – Yo pensé que... O sea, lo guapeó y este caballo guapeó y ganó, así que sí, los dos estuvieron muy bien.

EC – También estaba José Amorin Batlle, con Lorenz.

LC – Con Lorenz, que es un caballo que también él tiene la madre de ese caballo y el padrillo también, el padre de ese caballo.

EC – Pero parece que todavía no estaba como para ser protagonista y quizás el índice más claro es cuánto pagó, ¿no? pagaba $84,20.

LC – Sí, era un caballo que... como decía el padre, yo no he tenido un caballo que corriera el Ramírez o sea que tenía un caballo que podía llegar a correr ahora y se lastimó corriendo justamente contra Imperrito, que yo le había puesto de nombre: El Camarlengo, por razones religiosas también, eso era lo divertido.

Y es muy difícil tener un caballo corriendo el Ramírez, con lo que es todo un mérito aún cuando el caballo pague $80. En ese sentido hay que valorarlo muchísimo.

EC – A propósito, Imperrito pagó $2,10.

LC – Sí, era notorio favorito, yo no tenía duda de que ganaba, por suerte lo dije antes y quedó grabado en algún lado.

EC – Alberto, que manda su mensaje en este momento dice "Ah, ahora entiendo, lo que pasa que Imperrito tenía ayuda desde arriba".

LC – No, pero el padre ha dicho que no le reza. Sí, yo creo que tenía una ayuda de arriba y no por el padre precisamente, es un caballo que es excepcional, la verdad que es excepcional.