Nacional se consagró campeón de la primera edición del torneo Intermedio tras derrotar 1 a 0 a Defensor Sp. El gol lo anotó Rodrigo Aguirre demostrando que en la actualidad es el gran diferencial que tiene el equipo dirigido por Martín Lasarte.
Por Óscar Belo - (@OscarBelo)
Fue un partido en el que "jugaron a no jugar", pensando mucho más en cómo limitar al rival y no tanto en cómo poder lastimar. Es por eso que se vio un encuentro sin demasiado atractivo. Fue muy luchado, cortado, friccionado, se cometieron demasiadas faltas y, además, hubo muy pocas situaciones de peligro en los arcos. Las finales son así muchas veces y se definen por detalles.
Nacional termina ganando justificadamente el partido y el campeonato. Sin ser nada del otro mundo, superó a los violetas que -por mérito tricolor y carencias propias- no estuvieron a la altura de sus propias producciones en partidos anteriores.
Hasta el momento del gol de Rodrigo Aguirre el juego era parejo, pero con una gran diferencia a favor del equipo albo: Defensor Sp. no atacaba. Cuando tenía la pelota no generaba nada de tres cuartos de cancha hacia adelante, a tal punto que Conde era casi un espectador más. En cambio, Nacional, sin generar antes del gol demasiadas jugadas claras, al menos sus avances entregaban una sensación de mayor peligro e incluso exigiendo en alguna acción puntual a Guillermo Reyes.
El gol fue el gran cambio en el partido, y en esa jugada pasaron muchas cosas, muchos detalles en los que Nacional se impuso sobre Defensor Sp. Es una jugada en la que combinan muchos jugadores tricolores sin una marca cercana e incómoda de sus rivales. Kevin Ramírez recibió solo sobre la banda izquierda en los últimos metros del campo, tuvo tiempo y espacio para maniobrar y dársela a Viudez, hasta llegar a la conquista del ex jugador de Liverpool. La soledad de Ramírez, más la lentitud de los zagueros para salir y dejar fuera de juego a los atacantes, son algunos de los detalles por los que podés ganar o perder un partido y, en este caso, hasta un campeonato.
En los rendimientos individuales también existió diferencia favorable a Nacional. Su columna vertebral estuvo en un muy buen nivel. Desde Conde, respondiendo bien en las muy pocas que tuvo que atajar, pasando por la categoría de Polenta y Arismendi para hacer su trabajo habitual y para anular del partido a Carneiro, hasta llegar a la figura determinante de Aguirre que continúa en racha y haciendo de esos goles que quedan en la memoria de sus hinchas.
Lo venimos diciendo hace tiempo: con Rodrigo Aguirre su equipo puede ilusionarse en todos los ámbitos, en lo local y lo internacional. Es la diferencia de los tricolores.
En Defensor pocos estuvieron en un nivel para destacar. En ese sentido, aparece Guillermo Reyes, que posterior al gol termina siendo figura salvando dos mano a mano. Pero más allá de esa distinción en el arco, el resto no repitió actuaciones destacadas. Gonzalo Bueno no fue bien asistido, pero tampoco encontró caminos desde lo individual para marcar diferencias. Gonzalo Carneiro fue absorvido por Polenta y por la defensa en general y no pudo aportar lo de otros compromisos. Matías Cabrera, en condiciones anormales, tampoco pudo influir para el equipo de Acevedo.
En conclusión, llegaron a la final los dos mejores equipos del año. En lo previo cualquiera podía ganar y hubiera sido justo en cualquier caso. Nacional se impuso merecidamente pero sin sobrarle nada. Algunos detalles hicieron la diferencia para que los tricolores griten bien fuerte otra vez y se queden con el bolso lleno.