Tuya y mía

"El valor de la pieza"

"El valor de la pieza"

Una nueva edición de Círculo Central, la columna de Guillermo Trasante. No refiere el título a cuestiones del mercado inmobiliario ni al precio de una pieza dental en los consultorios odontológicos, ni tiene que ver con composiciones de notas musicales. Se trata de fútbol.

Por Guillermo Trasante

El fútbol como otros deportes es un juego colectivo. En este caso un deporte que a la hora de jugarse enfrenta a 22 individuos divididos en dos bandos que buscan vencer al rival metiendo la pelota en el arco contrario en mayor cantidad que el oponente. 

Sin embargo ha quedado demostrado en la historia del deporte que existen individualidades desequilibrantes, jugadores con un peso extraordinario en el conjunto son capaces de realizar maniobras en solitario que lleven a todo su equipo al éxito. 

Del mismo modo en que también por desafortunadas maniobras pueden llevar a todo un grupo a la derrota. Por eso es tán valido señalar que el fútbol es un juego colectivo como lo es subrayar que existen individuos que son capaces por virtud o defecto de resultar determinantes en un partido, en un torneo, en una temporada

Hay mucho en juego.

Para formar un gran equipo se necesita reunir el conjunto de piezas que logren engranar para poder cumplir objetivos trazados. 

Es por ello que a veces la ausencia de un futbolista puede ser traumática para el equipo, e incluso la falta de una pieza "X" le podría estar ocasionando al conjunto el impedimento de cosechar mejores dividendos. 

Dicho esto me voy a permitir ejemplificar la teoría en la práctica:

¿Quién es capaz en vista de los acontecimientos de negar que la ausencia de Gargano en Peñarol trastocó todo, incluso modificó los resultados? Recuerdo haber compartido con compañeros de "Tuya y Mía", vecinos en el barrio y futboleros amigos tras conocer la dura lesión del volante aurinegro un pronóstico negativo, fundamentalmente en la Copa Libertadores. Y como dice Sonsol no había que ser egresado de Harvard para darse cuenta de ello. 

Pensé que en el panorama local podría llegar a disimularla pero estaba convencido que a nivel continental la situación se volvía pesimista. Es que a los clubes uruguayos no le sobran figuras, le faltan recursos y por tanto para ir a por la Libertadores al menos deben alinearse los planetas. 

Hubo dos jugadores que a su llegada revolucionaron Peñarol, al menos a mi humilde parecer: el arquero Kevin Dawson y precisamente Walter Gargano. La solidez fue el tributo principal en ambos. 

La seguridad puso un candado en la valla de Dawson (factotum, para mi, en la histórica consagración de Plaza Colonia) mientras Gargano fue un futbolista con pasado de selección, militando muchos años en Europa que vino pleno al equipo de Ramos para darle solvencia al mediocampo, siendo un gran marcador pero a la vez el primer elaborador del juego. 

En ambas piezas cimentó Peñarol su efectividad. Claro que "el cebolla" fue clave, que Maxi Rodríguez aportó, que "cachila" Arias y Formiliano fueron más seguros en la zaga, que Hernández y Varela le dieron otro porte a las bandas y que Palacios puso la plata del banco, pero Dawson y Gargano para quien escribe resultaron estandartes. 

Dawson sigue siendo figura y para muestra de su gravitación un botón: la noche en que falló en Paraguay perdió Peñarol de atrás un partido insólito ante Libertad. Sin embargo la falta de una sola pieza en la mitad de la cancha, una sola, la del popular "mota", comenzó a resentir la maquinaria. 

Peñarol ya no fue el mismo, perdió el Apertura y pende de un hilo su futuro en la Libertadores.

En Nacional se acaba de dar el inicio de una situación semejante. Sin la experiencia, ni trayectoria de Gargano, el joven Guzmán Corujo apareció como el compañero que Polenta requería y que no hallaba el tricolor más allá de hacer malabares para suplirlo

Con su juventud encima, lo que supone falta de fogueo en la máxima categoría pero a la vez unas ganas enormes, surgió de la cantera este botija alto, de buen físico, inteligente, tiempista. 

Y poco a poco se transformó en esa pieza que faltaba en el puzzle tricolor. Un lugar que no pudieron llenar el trajín y la experiencia europea y en clubes grandes de la región de Rolín, que incluso se había ido casi como un fenómeno del bolso siendo muy joven y llegó a ser el villano más ruin en aquel partido contra El Tanque Sisley en que sirve un pase hacia atrás desde la mitad de la cancha al arquero para que el "Rayo" Ramírez lo partiera al medio en pleno Parque Central. 

Y para colmo, aquel juvenil que resultó gran revelación en la zaga de la selección Sub 20 de Coito y que trajo desde Quito el trofeo sudamericano 36 años después en la categoría, que incluso diera sus primeros pasos de manera fulgurante hasta con goles en el primero tricolor, terminó cometiendo dos o tres errores determinantes con una posterior lesión de la que ya se ha recuperado pero que de todas formas hoy lo tiene casi fuera de Nacional y con interrogante de continuar su carrera como futbolista. 

Nos referimos a Agustín Rogel. Si será cambiante el fútbol y si serán momentos la carrera del futbolista, como la vida misma de cualquier individuo. 

Recordemos que ya Nacional se había desprendido del "Rafa" García (hoy en Atlético Tucumán) que venía jugando en la zaga. Desesperado Nacional apeló a mandar a un sólido mediocampista como Arismendi a la defensa central. 

Recordemos también que a nivel internacional no pudo contar con Polenta en los primeros 3 partidos por suspensión. Es en estas circunstancias que Medina decide darle nuevamente la chance al gurí Corujo que había tenido el peor de los estrenos, encajando un gol en propia puerta a los 13 minutos de partido ante Sud América por el Apertura 2017, dirigido por entonces por Martín Lasarte. 

La historia no lo juzgó demasiado porque Nacional sudó pero venció a Sud América 4 a 3 aquella tarde en la que definía el torneo que a la postre no pudo conquistar porque Defensor derrotó a Fénix en el Capurro y alzó la copa. 

Tampoco tuvo un buen comienzo Corujo en 2018, ya que su primer partido desde el vamos fue con derrota clásica ante Peñarol por la final de la Supercopa uruguaya. 

Sin embargo luego empezó una carera ascendente que llegó a tener su punto más alto la tarde clásica del reciente Apertura en el Centenario cuando se fumó en pipa a Fidel Martínez y fue la figura de la cancha en el encuentro que al fin y al cabo encaminó al bolso al título. 

Todo eso pasando por su definitiva confirmación alternando copa con liga local siendo cada vez más productivo para el equipo convirtiéndose rápidamente en pieza clave. Fue tanta su seguridad que le permitió a Polenta desprenderse protegido hacia el ataque con maniobras que muchas veces resultaron el inicio de una jugada de gol. 

A Nacional ya campeón del Apertura, segundo en su grupo con buena ventaja a sus adversarios bien posicionado para avanzar en la Libertadores y con el triunfo del partido inicial del Intermedio ante Fénix en el bolso le sucede la fatalidad. 

Se contagió del virus de la época, fue víctima del mal de moda: rotura de ligamentos cruzados para su zaguero revelación con todo el 2018 seguramente fuera de las canchas. La primera entrega sin Corujo tuvo lugar el domingo pasado en el Tróccoli. Con Arismendi como sustituto Nacional no le pudo ganar a Cerro y tuvo una muy floja tarea defensiva con Polenta incluido.

 Da la sensación que el equipo de Medina puede llegar a quedar muy menguado en su poderío con esta ausencia, principalmente en la competición internacional. Es que el botija se había ganado el lugar muy rápidamente y estaba siendo pieza clave también.

Expresábamos líneas arriba que las piezas no solamente pueden brillar por su ausencia debido a una lesión, sino que hay veces que determinados equipos tienen buenos jugadores, juego atildado, interesante expresión colectiva y sin embargo deja la impresión que les estaría faltando esa pieza "X" que logre el engranaje perfecto para hacer andar la maquinaria con mayor potencial y mejor efectividad. 

Voy a citar en lo personal dos equipos que me ha tocado ver y relatar en plural ya sea por este uruguayo y también por copa sudamericana: Liverpool y Danubio. 

El negriazul de la cuchilla tiene un juego por momentos muy vistoso que luce muy bien desde lo colectivo con un arquero muy capaz, dos zagueros espectaculares (Sebastián Cáceres seleccionado muy merecidamente en la sub 20 para mi de enorme futuro) dos buenos laterales con marca y proyección ofensiva, un mediocampo movedizo de gran despliegue con Federico Martínez como figura principal siendo muy explosivo en 3/4 cancha  pero que sin embargo le ha faltado repetidamente un ataque eficaz. 

Carlos Núñez no ha podido cumplir las expectativas claramente y el resto no ha sabido disimular la falencia de gol. Le falta esa pieza de ataque que desnivele en las redes contrarias. Si la encuentra podría ser hasta candidato al Clausura, sin exagerar. 

También Danubio podría ser más protagonista si encuentra una pieza que le está faltando, en este caso para mí en el mediocampo y en el rubro creación para ser específicos. 

Tiene buena zaga, de proyección y llegada, marcadores centrales potentes, buen ataque y gol con David Terans y con un Federico Rodríguez que puede y debe rendir más. Sin embargo un hombre más determinante en la elaboración de juego le puede estar faltando para darle al equipo de Peirano un marco mayor.

Por h o por b hay piezas que terminan siendo esas que al final son las que hacen funcionar al motor más allá de otras que también conforman la maquinaria. Individualidades que con diferentes funciones o cometidos resultan pilares y bastiones para el colectivo. Y que su falta da lugar a esa frase popular que reza "brillan por su ausencia".