López, el "Cacique" de 6 meses atrás, pero con reloj de titanio
Una nueva edición de Crírculo Central, la columna de Guillermo Trasante del equipo de Tuya y Mía, que se enfoca en este caso en el presente de Peñarol y más precisamente en su entrenador, Diego López.
Por Guillermo Trasante
El trabajo da frutos dice un refrán. Y da funcionamiento. Las casualidades existen pero como excepción a la regla de la causalidad. Todo grupo necesita trabajo para encontrar funcionamiento y convertirse en un equipo sólido y competitivo, cualquiera sea la actividad que desarrolle.
Para no irnos por las ramas, nos pareció oportuno señalar que encontramos puntos de coincidencias en el comienzo de "Memo" López como DT de Peñarol a lo que fue el inicio del "Cacique" Medina en Nacional, al inicio de 2018.
Recordaremos todos que Nacional y Peñarol se enfrentaron dos veces en el verano pasado, una por una copa de esas "amistosas" y de marketing, y otra sí oficial por la primera final de la Supercopa uruguaya.
Por este último trofeo pugnaban el campeón uruguayo (Peñarol) y el campeón del Torneo Intermedio (Nacional). Los momentos eran muy distintos para los grandes del fútbol local cuando debieron medirse dos veces en pocos días por entonces.
Peñarol venía de ser campeón uruguayo, sólido, con el mismo equipo, el mismo cuerpo técnico, mientras que Nacional, que había perdido el uruguayo, después de encontrarse a mitad de año en la misma situación que se halla hoy, tenía algunos cambios de jugadores y principalmente un cuerpo técnico nuevo.
Por tanto la actualidad vernácula era muy disímil para ambos y si la lógica del trabajo y el funcionamiento primaba, Peñarol debía corresponder su favoritismo con triunfos ante el tradicional adversario. Y así ocurrió, sobre todo porque Medina incurrió en el pecado de presentarse en sociedad con la idea de un juego atildado y vistoso que en definitiva no pudo plasmar por la lógica del trabajo. Enfrentó a un equipo ya armado y fue superado ampliamente.
Recuerdo que en aquel momento muchos hinchas tricolores ya pidieron la cabeza del "Cacique" en la hoguera. Sin embargo, la directiva lo respaldó, a riesgo incluso de ser eliminado en la fase previa de la Copa Libertadores, porque muy poquito tiempo después de aquellos fracasos ante Peñarol, apenas horas más tarde, Nacional se jugaba en un mano a mano con Chapecoense la chance de seguir en carrera para entrar a los grupos de la Copa. Y en ese momento clave Medina adopta una postura inteligente, elige la practicidad por encima de la teoría con la que llegaba al primero del bolso. Y desde la búsqueda de los resultados como objetivo central empieza a trabajar en el funcionamiento colectivo.
Es decir, no declinó en su idea, sino que la postergó. Una vez en los grupos de la Copa y con el Clausura andando se jugó a un equipo mixto para dos frentes importantes. Y tras resultados positivos y juegos agradables como por ejemplo ante el poderoso Santos en el Parque Central, quedó afuera en 45' minutos finales del partido que cerraba el grupo ante Estudiantes en La Plata, producto de desatenciones llamativas que terminaron condicionando la misma clasificación.
Si juegan 10 veces Nacional no pierde ese partido 9 veces. Hoy con más trabajo el Nacional de Medina está sólido y muestra funcionamiento, el juego atildado con salida prolija desde el arco y con posesión de balón como muy probablemente estaba dibujado en las libretas de aquellos partidos que perdió feo ante Peñarol en verano. Podrá ganar, podrá perder, porque esto es fútbol y el rival también trabaja y juega, pero costaría creer que a nivel local se le escape este campeonato al equipo de Medina.
Del otro lado Peñarol y López. López recién empieza y parece haber buscado de arranque el funcionamiento ante la practicidad. Parece ser la idea por lo visto jugar por las bandas y en 3/4 decidir si centrear o mandarse en diagonal al arco. López ahora debería ver al Medina de principios de año y elegir solidificarse desde el resultado. La diferencia de tiempos le juega en contra porque al Medina de enero le quedaba un año por delante y varios torneos. Al López de julio le queda solamente el Clausura para llegar a definir en lo doméstico y la epopeya que no consigue ningún equipo uruguayo desde hace 30 años de ganar un toneo internacional. A Medina la bomba le venía en reloj de arena y a López le suena en uno de titanio.
Tampoco es comparable para el uruguayo la forma en qué ganó la Copa anterior Peñarol, porque si bien lo hizo a partir de un excepcional Clausura, no estaba en cambio de técnico, sino que por el contrario ya con la prueba y error realizadas, Ramos apostó por la solidez y la experiencia desde el aprendizaje de sus propios errores.
Dicho todo esto, el Memo la tiene bien complicada.
El fútbol que reserva siempre un lugarcito a lo impredecible podrá voltear toda lógica y demostrarnos una vez más porque nos apasiona tanto y porque en algún momento toda sabiduría se vuelve efímera.