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¿La base está?

¿La base está?

Nueva edición de Círculo Central, la columna de Guillermo Trasante. En este caso se enfoca en la actualidad del fútbol uruguayo porque la durísima derrota de Peñarol en la víspera desató un sinfín de comentarios que a su vez dispararon un debate que es necesario dar.

Por Guillermo Trasante

¿Por qué jugamos tan mal? En la Libertadores los tres equipos fueron eliminados en primera fase, en la Sudamericana, contando a Danubio que tiene el récord de eliminaciones en la llave inicial, ya van 4 equipos descalificados y restan los partidos de vuelta de 3 equipos más de los cuales Cerro y Defensor Sporting tienen que remontar un 0-2 con equipos brasileños en condición de locales, mientras que Nacional tiene el mejor panorama definiendo en el Parque Central una llave con Sol de América de Paraguay con quien registró un resultado de 0-0 en la ida.

Y lo peor es que en lo previo Peñarol nos había entusiasmado por la victoria 3-0 ante Wanderers por la tercera fecha del Clausura. Evidentemente no somos medida de nada. Podremos encontrar varios atenuantes, que López no era el DT para Peñarol, que no tiene un rico plantel, que las contrataciones fueron desafortunadas, que sus figuras están ya con una edad avanzada, etc, etc.

Ahora el partido de ayer dibujó en la cancha una notoria diferencia en jerarquía técnica de un equipo a otro y no es una diferencia que haya sufrido Peñarol únicamente, sino que por el contrario es un matiz que venimos observando con cuanto equipo uruguayo se presenta en cancha.

Diferencias de base, diríamos de formación. Vemos al rival de un equipo uruguayo siempre con mayor tenencia de balón, con mejor distribución, con mejores transiciones de defensa ataque, con mayor movilidad, el que lleva la pelota tiene casi siempre mínimo dos opciones de descarga, mientras que los nuestros cuando se encuentran en 3/4 cancha se los ve frenados para el encare, distanciados considerablemente de sus compañeros que además aparecen pocos y muy marcados, viéndose así condenados al centro a la olla que generalmente tiene poca precisión y que además encuentra pocos destinatarios esperando en el área rival. Encima no tenemos el hábito de pegarle de afuera del área. Y para colmo de males llevamos años con una alarmante producción de laterales y si a eso le sumamos deficiencias defensivas llamativas que fueron cualidades históricas en los triunfos de selecciones y equipos uruguayos a primer nivel, ¿cómo pretendemos ganar?

Ayer Peñarol debía por lo menos no recibir goles y convertir dos para avanzar, y después de un furioso comienzo, con más empeño emocional que virtudes tácticas, está claro, recibe un tanto a los 6 minutos de juego de un tiro libre que nace del tonto berretín de salir jugando en zonas de peligro cuando no hay sector de la cancha donde podamos explotar ese juego por carencia de virtud en la materia. Y para males peores el gol llega de un defensor definiendo con pasmosa facilidad y por bajo, no por alto como uno podría suponer que ocurrió si le dicen que el gol lo marcó un espigado zaguero tras un centro al área desde una banda y de pelota detenida. Y si ustedes observan bien la jugada hay horrores técnico-tácticos absolutamente impropios de futbolistas de primera división.

Hay 2 o 3 jugadores que se paran mal y que al momento de partir el envío corren hacia el arco en posición que más que defensiva parece de ataque, desprotegiendo a los rivales que esperan el balón. Ya lo habíamos visto con el mal cierre de Giovanni González en Brasil, los jugadores uruguayos tienen enormes dificultades para jugar y también posicionarse con el perfil cambiado.

En fin, es un tema atrapante que debe a todos los que estamos en esto ponernos preocupados y reflexivos, y más aún a los que tienen la enorme y apasionante responsabilidad en la formación de los futbolistas. Es probable que existan muchas razones que puedan explicar el bajo momento productivo de los clubes uruguayos, por ello se nos ocurre sería bueno ir hasta el fondo, o lo que es mejor hasta la base misma. Tal vez desde allí podamos hallar mejores resultados a nuestra búsqueda y solidificarnos hacia el futuro. No vamos bien y lo sabemos.