El pollo del "entretanto" será uruguayo y congelado
El ministro de Ganadería, José Mujica, explicó la decisión de dejar sin efecto la anunciada importación de pollos desde Brasil como forma de bajar el precio. Informó que en función de un estudio que recibió- no convenía comprar en Santa Catarina. Y ayer acordó con las avícolas que ofrezcan pollo congelado a 42.90 pesos el kilo. Para el jerarca, lo más importante es que aumente la producción. "Hay que monitorear que se produzca más. Esto es en el entretanto", añadió.
(Emitido a las 8.26)
EMILIANO COTELO:
Se suspendió por 45 días la importación de pollos que se había habilitado el lunes pasado. La decisión fue adoptada ayer por el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, José Mujica, después de reunirse con representantes del sector avícola.
En contrapartida (según el diario La República), el gobierno suspendió la importación y decidió mantener la exoneración del IVA a la carne aviar porque Calpryca va a lanzar al mercado carne de ave congelada que rondará los 43 pesos el kilo.
El acuerdo fue posible luego de que esa empresa ofreciera poner en el mercado interno un pollo similar al brasileño que se pensaba habilitar, al mismo precio (20% más barato) hasta tanto se recupere la producción nacional.
Ángel Sachetti, representante del frigorífico Pía, por su parte, anunció a la salida del encuentro que Mujica había decidido aceptar un compromiso formal de la industria por el cual se va a poner a disposición del público un pollo de tamaño pequeño, congelado y a un precio reducido. Se animó a algo más: dijo que va a estar incluso más barato de lo que podía estar el brasileño.
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EC - Estamos con el ministro José Mujica.
Queríamos conversar con usted para entender las idas y vueltas que ha tenido este tema esta semana.
JOSÉ MUJICA:
Sí, ha tenido varias. Tal vez lo que más pueda enriquecer la perspectiva del oyente es conocer que ayer de mañana recibimos un estudio del precio que tendría en Uruguay el pollo venido de Santa Catarina, que rondaría, al por mayor, los 38 pesos. A eso le tenemos que poner los costos y los márgenes obvios de la distribución a los minoristas. Con lo cual medimos que la diferencia no era significativa, que no iba a ser importante; por lo menos con la relación de precios de la región en este momento. Mañana puede cambiar. La decisión de importar nos parecía (y nos parece) muy lógica si tenemos después como resultado en la carnicería o en el supermercado una diferencia notoria a favor del comprador.
EC - ¿Eso quiere decir que después de que usted conoció esos estudios y esos números llegó a la conclusión de que la habilitación de la importación había sido una medida apresurada?
JM - Que no iba a dar el resultado que podíamos prever. Porque la diferencia iba a ser absorbida por los sistemas de distribución. Lo que no significa que alguna cadena de supermercados por sí no pudiera hacer algún negocio, pero no se iba a reflejar donde más nos interesaba, que era en las áreas más populares.
EC - ¿Cómo surgió la reunión con los productores avícolas de ayer? ¿Fue iniciativa suya o de ellos?
JM - La reunión estaba pedida y acordada desde hacía varios días.
EC - ¿Pedida por quién?
JM - Pedida por ellos. Y nosotros ya la habíamos concedido. Ellos vinieron con esa propuesta formal. Es bueno decir lo siguiente: cuando vamos a Brasil o a la frontera de vacaciones, comemos el pollo brasileño, el "galetto". Pero el consumidor uruguayo no es muy afín a ese tipo de pollo chico que es el que Brasil exporta masivamente a todas partes. Cuando vamos allá lo comemos. Es el pollo que se come en la frontera, pero acá más o menos. Al parecer nos gusta un pollo más grande, según lo que dice la gente.
EC - ¿Entonces es solución este pollo chico y congelado?
JM - No sé si es solución. Hay que ver si la gente lo acepta, lo compra. Tiene que haber los dos pollos. Al mismo tiempo hay que tomar medidas para que a fines de noviembre o diciembre haya abundancia de pollo tradicional. Eso lo podemos controlar y monitorear porque tenemos el espejo de los pollos que semanalmente salen de la incubadora, que son alrededor de 700.000. Si nos ponemos encima de esa cifra nos vamos a dar cuenta de que el proceso de producción va acompasando las posibilidades de consumo. Ha habido un bajón en la producción, por una cantidad de factores, y hay que monitorear que se produzcan más pollos. Esto es en el entretanto.
EC - Pero ¿cómo se entiende que ahora haya aparecido este ofrecimiento de los productores de este pollo congelado, chico, a un precio de 43 pesos el kilo? ¿Por qué no apareció antes?
JM - Esas son cuestiones que deben responder los señores productores. Creo que están haciendo un esfuerzo, tienen que hacer un esfuerzo. A ellos les conviene y le conviene a Uruguay.
EC - ¿De qué estamos hablando? ¿Volvió a funcionar el sistema que usted ha utilizado otras veces, de amenazar con una medida muy dura que rechaza un determinado sector de la producción?
JM - Es más global. La parte más importante es aumentar la producción de pollos. Porque los problemas de la carne sólo se pueden arreglar con carne. Incluye lo siguiente: vamos a ir a Argentina con representantes de los avicultores a terciar, a ver si es posible importar ración a precios cercanos a los precios internos allí. Si lo lográramos (y lo tenemos que hacer), bajaríamos uno de los elementos que más inciden. Porque ahora tenemos que preocuparnos por que cuando llegue el mes de diciembre haya abundancia de pollos, por lo menos como alternativa para la gente. Como verá, es un conjunto de medidas. Tratamos de acompañar todo lo que podemos para incrementar la producción y les pedimos que bajen los márgenes. Que ganen menos por unidad pero que pongan más unidades arriba del mostrador.
EC - Usted estaba muy fastidiado con los productores avícolas porque no estaban cumpliendo un acuerdo al que habían llegado a comienzos de setiembre, que se suponía que iba a implicar una rebaja de 10 pesos en el kilo de la carne de pollo al consumidor. Para eso el gobierno exoneraba de IVA a ese tipo de carne, se bajaba ese 10% y tenía que haber un esfuerzo extra de los avicultores de unos tres pesos por kilo. ¿Le explicaron por qué no cumplieron con aquel pacto?
JM - Los funcionarios que negociaron con ellos estaban presentes ayer, se discutió. Hubo un poco de todo... Ellos pensaban que se podía cumplir pero que iba a llevar un tiempo porque implicaba aumentar la producción, etcétera. Lo cierto es que pasó y tenemos que mirar para delante, a ver si tenemos ahora un fiel cumplimiento de lo que acordamos globalmente.
EC - Decía que - por lo visto- jugó un papel esa técnica suya de lanzar una amenaza de máxima para obtener después algo intermedio de determinado sector de la producción. En este caso, el procedimiento fue un poco más desprolijo que otras veces porque hubo una autorización de importación. Ahora hay que suspenderla.
JM - No, cuando lo declaré dije que sería a partir del martes. Tengo las solicitudes arriba de mi escritorio. No firmé ninguna. No tengo que suspender nada. Estaba consciente de esta reunión... No sabía qué me iban a proponer.
Además necesitaba un análisis de números. En ese análisis cayó incluso lo que puede ofrecer la avicultura de Estados Unidos. Lo estudiamos. Pero cuando llegamos al detalle y a la distribución carnicería por carnicería, los números se empantanan.
EC - A propósito de este pollo que se va a vender, este pollo chico, congelado, dice un oyente: "Ronaldinho son estos avicultores, porque sin impuestos, lo que nos van a vender son huesitos y agua. Eso es todo un gol".
JM - Esa puede ser una óptica. No hay soluciones perfectas. Hay que lograr un aumento de la producción, eso es lo que interesa. Los precios se van a ajustar por ese hecho. Lo que más me importa es no correr a una empresa que se está instalando, que es muy grande y que viene a Uruguay porque puede tener un estatus importante para entrar a ciertos mercados. Porque lateralmente el vuelo de esa empresa - en un mercado chico como el nuestro- va a influir a la baja.
EC - Usted se refiere a la empresa argentina que compró las instalaciones de Granja Moro.
JM - Sí, y que ya tiene funcionando lo que se llama el plantel de "abuelas". Va a ser una cadena de producción importante. En definitiva es la mejor medida, mejor que todo lo demás.
EC - Esa afirmación de algún modo contesta mi pregunta siguiente: por qué no se habilita la importación y se deja que el mercado se pronuncie... Que con el pollo brasileño en la cancha veamos qué pasa en materia de precios...
JM - Esa es una opción final, no descarto nada. Si no cumplen y esto sigue... Si en diciembre la demanda aumenta explosivamente, por obvias razones, y nos encontramos con un precio abusivo... Hemos hecho todo lo que hemos podido. A mí no me gusta mucho.
Porque hay una parte importante. Hay más o menos 12.000, 15.000 personas de modestos ingresos, fundamentalmente del departamento de Canelones, que viven de esto. Se crean problemas por ese lado. No es sencillo. El quid de la cuestión es el interés general. ¿Usted peleó contra el viento alguna vez?
EC - Alguna vez me ha tocado, sí.
JM - Esto a veces se parece a eso.
EC - Por último, ¿cómo quedan parados el Ministerio y el gobierno uruguayo frente al gobierno brasileño? Porque durante añares se argumentó que la prohibición de importación de pollo obedecía a razones sanitarias. En una entrevista hace algunas semanas aquí En Perspectiva usted reconoció que esa no era la verdad.
JM - Yo prefiero defender la economía uruguaya con el lenguaje que debe ser.
EC - Ahora eso ha quedado palmariamente demostrado. Porque usted llegó a tomar la decisión de habilitar la entrada de pollo.
JM - En principio, los Servicios Sanitarios del Ministerio consideran que la importación de pollo desde el estado de Santa Catarina no ofrece riesgos sanitarios de carácter importante.
EC - Hecho ese reconocimiento, ¿cómo se justifica que no se dejen entrar pollos de Santa Catarina?
JM - La no entrada va a tener que ver más con cuestiones económicas.
EC - ¿Se puede prohibir por razones económicas? ¿En el marco del Mercosur es posible ese tipo de prohibiciones?
JM No. Por la realidad económica. Porque si no le llega al carnicero a un precio aceptable el negocio no es factible. No porque existan barreras de esto o lo otro, sino porque no existe margen económico.
EC - Entiendo, pero el productor brasileño de Santa Catarina puede preguntarle por qué no lo deja entrar y que se vea acá si es conveniente o no.
JM - Tiene la puerta abierta. Puede hablar conmigo. Vamos a conversar estas cuestiones con el embajador brasileño. Además tenemos acordado hacer una importación simbólica para demostrarle al mundo que no discriminamos a Brasil por cuestiones sanitarias. Preferimos llamar a las cosas por su nombre. Si no tengo respuesta para la gente de Canelones, no tengo que decirle al mundo que los pollos brasileños son contaminantes, porque no es política la relación. Eso es lo que yo pienso personalmente. Se ha acostumbrado, a lo largo de muchos años, una manera de funcionar: se hace una cosa con un motivo y se alega otro. Si somos frágiles dentro del Mercosur en determinados rubros tenemos que decir eso y que los tenemos que amparar. Ni más ni menos que lo que hace cualquiera.
EC - Queda una conversación pendiente con el embajador brasileño.
JM - Sí, señor.
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Edición: Ma. Eugenia Martínez