Análisis Económico

IRPF: la suba del mínimo no imponible podría bajar en 25% la recaudación

Análisis del economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte.

(Emitido a las 8:25)


EMILIANO COTELO (EC):
La semana pasada se instaló en el debate público la posibilidad de introducir las primeras modificaciones en el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas. Una alternativa que parece cobrar fuerza es la suba del monto del mínimo no imponible desde los 8.150 pesos mensuales a unos 16.000 pesos.

¿Qué evaluación preliminar se puede hacer de esa eventual medida? ¿Qué otras alternativas tendría el gobierno? Y por último, ¿qué impactos fiscales podríamos tener?. El diálogo con el economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte.

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EC: - Pablo, ¿cómo están analizando la posibilidad de que se eleve el mínimo no imponible del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas hasta 16.000 pesos?

PABLO ROSSELLI (PR):
En primer lugar, debemos aclarar que algunos de los comentarios que podemos hacer ahora son necesariamente preliminares, porque tenemos muy poca información acerca de la recaudación del IRPF.

EC: - ¿Qué información está disponible?

PR:  - De hecho, sólo contamos con la cifra de recaudación correspondiente al primer mes de aplicación de la reforma. Según un comunicado del Ministerio de Economía y Finanzas, el IRPF recaudó unos 706 millones de pesos en julio, lo que al tipo de cambio actual equivale unos 32 millones de dólares. Sin embargo, como se trata de un impuesto que tiene sus complejidades por la forma de liquidación sobre una base anual, con múltiples fuentes de rentas, son necesarios varios meses para saber con precisión la capacidad recaudadora del impuesto.
Por otra parte, no tenemos información que permita saber con precisión cuánto se recauda de IRPF en cada tramo del impuesto, según el ingreso del contribuyente y las tasas que se aplican.
Con todas esas salvedades, podríamos detenernos en algunos aspectos.

EC: - Entonces, ¿cuál es la primera impresión?

PR: - Lo primero a decir, que en realidad se desprende en parte de lo anterior, es que a nuestro juicio parecería que se debería aguardar un tiempo prudencial antes de introducir modificaciones. Los analistas tenemos muy poca información sobre lo que efectivamente recauda el IRPF pero el gobierno, aunque tiene más, tampoco tiene tanta información porque llevamos solamente unos tres meses de aplicación.

Por otra parte, en el comunicado emitido a fines de setiembre por el Ministerio de Economía y Finanzas se señalaba que la recaudación del IRPF estaba por debajo de lo programado, aunque también se señalaba que los otros ingresos permitían compensar esa diferencia.

EC: - ¿Y qué evaluación están haciendo del posible impacto fiscal de esa medida?

PR: - En forma muy preliminar nuestras primeras estimaciones nos sugieren que si se elevara el mínimo no imponible en esa magnitud de la que se ha hablado, desde aproximadamente unos 8.000 pesos mensuales a los 16.000 pesos mensuales, se podría tener un impacto muy significativo en la recaudación del impuesto.

EC: - ¿De qué magnitud estaríamos hablando?

PR: - Quizás estaríamos hablando de una reducción de la recaudación del impuesto del orden del 25% de la recaudación anual. Se trataría de una reducción sustantiva de la recaudación del impuesto, que ocurriría a tan sólo unos meses de su entrada en vigencia.

EC: - ¿Y por qué sería tan fuerte el impacto de esa medida? Me resulta algo sorprendente, dado que el IRPF maneja varias franjas, con tasas que empiezan en un 10% justamente en esa franja que va de los 8.000 pesos mensuales hasta los 16.000 pesos mensuales pero que luego siguen hasta llegar a un 25%. ¿Cómo llegan a esa estimación?

PR: - Vayamos primero a los aspectos conceptuales. Si asumimos que no se modifican las demás franjas y que tampoco se modifican las tasas de las demás franjas, la suba del mínimo no imponible tiene dos efectos. Por un lado, hace bajar la recaudación proveniente de las personas con ingresos inferiores al nuevo límite de 16.000 pesos mensuales, que hoy están pagando un 10% por la parte de su ingreso que excede los 8.000 pesos mensuales. Este es presumiblemente el efecto que se estaría buscando con la medida. Pero además si no se modifican las otras franjas y las otras tasas, la tasa promedio del impuesto bajaría sensiblemente, porque todos los contribuyentes con ingresos mayores a 16.000 pesos dejarían de pagar un 10% sobre los 8.000 pesos de ingresos que van desde el actual mínimo no imponible de 8.000 pesos al nuevo mínimo de 16.000 pesos. Eso, según nuestros cálculos que son muy preliminares, alteraría sustancialmente la recaudación.

EC: - ¿En qué basan los cálculos si no hay mucha información disponible?

PR: - Para evaluar ese impacto hemos realizado estimaciones de recaudación en base a los microdatos de la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadística. Para una muestra representativa de hogares tenemos información de ingresos por perceptor y por tipo de ingreso. A partir de esos datos se puede simular cuánto podría recaudarse con el impuesto bajo distintas hipótesis de eficacia del impuesto en cuanto a su capacidad para gravar efectivamente las rentas.

Sin entrar en la estimación de la eficacia del impuesto (que de hecho no importa a los efectos de este cálculo), podemos pensar en que la recaudación del impuesto bajaría en 25%. El gobierno pensaba recaudar - a partir de ciertas hipótesis de eficacia del impuesto- una cifra del orden de los 400 millones de dólares (o algo más) por año. Combinando las cifras, la medida tendría un costo fiscal de unos 100 millones de dólares.
Por lo tanto, una segunda conclusión es que parece poco factible que el mínimo no imponible suba tanto, salvo que se revisen todas las tasas, lo que a su vez traería otro problema que es la incertidumbre que enfrentarían los contribuyentes, con cambios de tasas cada pocos meses.

EC: - Habría un costo importante de esa medida que estaría en el efecto de reducir la tasa del impuesto a quienes ganan más de 16.000 pesos mensuales. ¿Es así?

PR: - Sí, sobre la hipótesis del cálculo, de que no se modifican las demás franjas y tasas. En ese caso, podríamos estar hablando de un costo de unos 100 millones de dólares anuales para el Estado: unos 20 millones de dólares serían recursos de los que se apropiarían los contribuyentes con ingresos entre 8.000 y 16.000 pesos mensuales y el resto se distribuiría entre contribuyentes con ingresos superiores.

EC: - En estos días hemos recibido mensajes de los oyentes señalando que, en lugar de cambiar el mínimo no imponible, sería mejor establecer un régimen de deducciones más amplio que las pocas cosas que están previstas actualmente. ¿Cómo ven esa posibilidad?

PR: - Todas estas decisiones impactan en la distribución del ingreso y, por lo tanto, siempre hay ganadores y perdedores. Estamos entonces frente a decisiones que no son neutras y que son esencialmente decisiones de índole política, sobre las cuales los economistas, cómo técnicos, tendríamos poco para decir. De todas maneras, desde una perspectiva eminentemente técnica hay un aspecto a comentar que tiene que ver con la equidad horizontal.

EC: - ¿A qué te referís con equidad horizontal?

PR: - A lo siguiente: como el IRPF no contempla un esquema amplio de deducciones, personas que tienen igual ingreso pero que no tienen igual capacidad contributiva terminan pagando lo mismo. Por ejemplo, un hogar con un ingreso de 25.000 pesos y dos hijos tiene obviamente menos capacidad de contribución que otro hogar conformado por dos adultos sin hijos y con el mismo nivel de ingreso.

La falta de mayores deducciones ha sido un punto bastante criticado de la reforma. La decisión - en un comienzo- de no establecer un régimen con deducciones amplias podía entenderse desde una perspectiva conservadora, tratando de evitar que por ese mecanismo se terminara afectando negativamente la capacidad de recaudación del impuesto. Pero si hubiera recursos, parece lógico que parte de esos recursos se destinaran a ampliar el esquema de deducciones que tenemos hoy, para corregir ese problema.

EC: - ¿Qué otros aspectos de esta eventual medida se deberían tener en cuenta?

PR: - Hasta ahora nos concentramos en aspectos tributarios, pero hay un aspecto adicional. Decíamos que según nuestras estimaciones, esta medida tendría un costo fiscal de unos 100 millones de dólares anuales. Aún cuando las cifras fiscales hasta ahora vienen mostrando un desempeño razonable, en las condiciones actuales deberíamos pensar en que el país pudiera alcanzar mejores números fiscales. Tanto por la coyuntura económica favorable por la que estamos atravesando como por el comportamiento que ha mostrado la inflación y el endurecimiento de la política monetaria que ha debido aplicar el Banco Central.

EC: - ¿Podemos ver esos aspectos en más detalle?

PR: - Sí. Numerosas veces hemos hablado de que las políticas macroeconómicas en general y de que la política fiscal en particular deberían tener un signo contra-cíclico. Llevamos varios años de recuperación económica, el desempleo ha bajado a niveles reducidos desde una perspectiva histórica (aunque sigue siendo alto) y eso ha ocurrido en un contexto internacional increíblemente favorable. Este año estamos viendo precios inéditos para las materias primas agropecuarias que mueven buena parte de la economía nacional. En este contexto, el país ha mantenido un resultado primario más o menos estable en torno de 4% del PIB. Parecería que - de aquí en adelante- deberíamos pensar en tener mejores resultados primarios, en tener de hecho resultados fiscales después del pago de intereses superavitarios.
A nuestro juicio es lógico que el país se plantee en estas circunstancias que el Estado ahorre para tiempos peores, que más tarde o temprano vendrán, porque así son los ciclos económicos.

EC: - Pero hablabas también de la inflación y la política monetaria...

PR: - Varias veces sostuvimos en el programa que para combatir la inflación era necesaria una política monetaria más restrictiva, que entre otras cosas propicia un descenso del tipo de cambio. Si bien por ahora la competitividad de los sectores exportadores se encuentra en niveles promedialmente razonables, también sostuvimos que era importante que la política fiscal contribuyera con la política monetaria.

Un descenso de los impuestos, que a todos nos puede gustar hoy, contribuiría a generar una mayor demanda interna, mayores presiones inflacionarias y un descenso adicional del tipo de cambio. En definitiva, deberíamos evitar combinar una política monetaria restrictiva (que es imprescindible para bajar la inflación) con una política fiscal expansiva, siendo indistinto - desde esta perspectiva- que esa política fiscal expansiva opere a través de aumentos del gasto o de reducciones de impuestos.

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