Análisis Económico

El dato de inflación que tranquilizó al gobierno

El Indice de Precios al Consumo (IPC) bajó 0,23% en octubre. El economista Pablo Rosselli , de Tea Deloitte analizó hoy este resultado. "Hubo una contribución muy significativa de la caída de todos los precios administrados", sostuvo. Y agregó: "pensábamos que por el efecto de las rebajas de precios implementadas por el gobierno tenía que haber un impacto apreciable en el IPC. El IPC sin frutas y verduras cayó 0,5%".

(Emitido a las 7.39)

ANDRÉS GIL:
Pudo haber sido nuestro "dato de hoy": 0,23%. Ese es el número que trajo la calma, que aportó tranquilidad en filas del gobierno, en especial en el equipo económico.

El número y el signo de la tranquilidad porque 0,23% fue lo que cayeron los precios al consumo en octubre, según los datos aportados ayer –como es habitual, en el segundo día hábil del mes– por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

JOSÉ IRAZÁBAL:
Alguna pista daba temprano el ministro de Economía, Danilo Astori, luego del Consejo de Ministros, cuando decía "una buena noticia va a llegar esta tarde con respecto a la inflación".

(Audio Danilo Astori)
 
"En la tarde de hoy van a tener la cifra oficial. Ustedes saben que las cifras se conocen el segundo día hábil de cada mes. El segundo día hábil fue feriado en este caso, así que en la tarde de hoy tendremos una buena noticia. Va a ser buena noticia."

(Fin del audio)

AG - Después del paquete de medidas aplicadas por el gobierno –unas que operaron directamente sobre algunos precios administrados, otras que tuvieron que ver con la política monetaria, con un aumento de las tasas de interés internas– lo concreto es que los precios registraron la primera variación negativa después de 11 meses consecutivos de subas en el IPC.

JI - Ahora la inflación acumulada a octubre se ubica en el 8,42%. ¿Son cifras que efectivamente dan la tranquilidad que está esperando el gobierno para el cierre del año? ¿Qué se puede esperar para lo que resta de este 2007, tanto en la evolución de los precios como en la aplicación de nuevas medidas por el gobierno?

AG - Vamos a trasladarle esas y otras preguntas al economista Pablo Rosselli, de TEA Delloite.

***

AG - El IPC bajó en octubre 0,23%. ¿Se esperaba un número negativo para este mes?

PABLO ROSSELLI:
Sí, de hecho esperábamos un descenso del IPC, que en principio habíamos estimado en 0,4%, asumiendo que no habría modificaciones importantes en los precios de las frutas y verduras. Pero las frutas y verduras subieron 5,8% en promedio y tuvieron una incidencia en el IPC de 0,3%. Con lo cual, asumiendo que el pronóstico de frutas y verduras es muy difícil, porque es muy volátil, podríamos decir que el resultado estuvo bastante en línea con lo que esperábamos.

AG - La media de las proyecciones de los expertos que consulta el Banco Central del Uruguay (BCU) daba una deflación mínima, del 0,03%.

PR - Nosotros pensábamos que por el efecto de las rebajas de precios implementadas por el gobierno tenía que haber un impacto apreciable en el IPC. El IPC sin frutas y verduras cayó 0,5%.

AG - Repasemos cómo se compone esa baja de 0,23%. Entre otras cosas porque está de por medio ver cuánto de esa caída tiene que ver con las medidas del gobierno.

PR - Si vamos a los rubros que comunica el INE, hubo descensos importantes que recogen las bajas del boleto, de las cuotas mutuales y un efecto residual de la baja de combustibles y de energía eléctrica que tuvimos en setiembre. Como el IPC se computa en promedios mensuales y aquellas bajas se implementaron en el transcurso de setiembre, en el cálculo promedio de octubre todavía se recogieron efectos.

Cuando miramos los rubros, tenemos un descenso de 0,5% en vivienda, de 3,85% en salud (en el que juega la cuota mutual) y un descenso en transporte y comunicaciones de 3%, en el que lo que más pesa es el boleto, pero también el efecto residual al que nos referíamos.

AG - ¿Hay forma de ponderar, de marcar cuál fue la incidencia en números de las rebajas aprobadas por el gobierno?

PR - Aquí ya entramos en los números que puede hacer cada analista. Nosotros tenemos una medición del conjunto de precios que llamamos administrados, que no son solamente los precios de las empresas públicas. Pueden ser también precios privados pero que se fijan administrativamente con aprobación del Poder Ejecutivo o de otros organismos reguladores. Esos precios administrados en la medición de octubre bajaron 3,5% en promedio y tuvieron una incidencia en el IPC del orden de 1%. Hubo una contribución muy significativa a la deflación de octubre de la caída de todos estos precios administrados.

AG - Si el IPC estuviera compuesto sólo por esos rubros, habría caído 1%. Entonces hay algo que compensó esa baja de los precios administrados.

PR - Si todo lo demás hubiese registrado una variación nula, el IPC habría caído 1% por la caída de los precios administrados.

AG - ¿Cómo se compensó esa caída?

PR - Como ya mencionamos, la suba de frutas y verduras tuvo una incidencia de 3%. Y el resto de los precios de la economía también subió. Nuestra medición de inflación subyacente –que le quita a la medida del IPC las frutas y verduras, que son muy volátiles, y los precios administrados, que dependen de decisiones discrecionales del gobierno– nos da una suba de 0,7%.

Esto supone algunos elementos importantes. El primero es que la inflación subyacente, que es una medida que refleja de forma más adecuada la verdadera evolución de la inflación, mostró un descenso apreciable con relación a agosto y setiembre. En agosto y setiembre tuvimos una inflación subyacente de 1,2% y 1,1%, y ahora tuvimos un descenso de esa inflación a 0,7%. Eso es importante, pero 0,7% sigue siendo una medida de inflación bastante alta con relación a la meta.

AG - Decíamos en la introducción que la inflación acumulada a octubre está en 8,42%. Es evidente que la meta del gobierno es no llegar al 10%. Para lo cual, la inflación en los próximos dos meses no debería superar el 0,7% en cada uno.

PR - Sí. Es poco probable que la inflación en los próximos dos meses pase el 10%. Esperamos niveles de inflación más o menos nulos para el último bimestre del año, con lo cual el riesgo de pasar el 10% en un período breve es relativamente acotado.

AG - Para eso entrarían a jugar las eventuales medidas de política económica que podría sumar el equipo económico a las que ya se han aplicado. ¿Se pueden esperar para lo que resta del año otros anuncios en materia de política económica?

PR - Varias veces hemos comentado que la clave para combatir la inflación es la política monetaria, en Uruguay y en cualquier lugar del mundo. En octubre, el BCU aplicó una suba importante de la tasa de interés. Llevó la tasa interbancaria de 5% a 7%, y esa mayor restricción monetaria, que supone una tasa de interés de 7%, a nuestro juicio debería ir pautando un descenso de la inflación. Ya en octubre vimos un número de inflación subyacente más bajo, de 0,7%, y deberíamos seguir teniendo niveles de inflación subyacente algo más bajos.

En estas circunstancias, el BCU debe elegir. Hoy se reúne el Comité de Política Monetaria. Deberá elegir entre aplicar alguna suba adicional de tasa de interés, que no debería ser como las del mes pasado, sino que podría ser de cuarto o medio punto, más gradual, o podría esperar un mes más. Porque es claro que los efectos de la política monetaria y de la suba de tasas aplicada el mes de pasado tardan unos meses en mostrar todo su efecto. Con este número, que es razonablemente satisfactorio, el BCU podría decidir esperar un mes más, para no correr el riesgo de actuar demasiado contractivamente.

AG - Está de por medio el equilibrio entre frenar los precios sin correr el riesgo de frenar la economía...

PR – Exactamente. O de frenarla demasiado. Las políticas monetarias restrictivas siempre tienen un efecto de enfriamiento de la demanda. De hecho, es por eso que contribuyen a frenar la inflación. En todo caso el cuidado debe ser balancear el riesgo de que la inflación siga siendo alta versus el riesgo de que la política monetaria se torne innecesariamente contractiva.

En estas circunstancias cualquiera de las dos decisiones podría ser razonablemente aceptable o defendible. El BCU podría jugarse por una pequeña suba de tasas, señalizando al mercado su compromiso con una inflación más baja y reconociendo que este 0,7% sigue siendo un número incómodo. Porque una inflación mensual de 0,7% supone, si se mantiene durante 12 meses, una inflación mayor a la meta para el año que viene, que es de 4% a 6%. Pero el BCU también podría justificar una decisión de postergar al menos por un mes una suba de tasa de interés para ver si la inflación subyacente continúa cediendo a instancias de las suba de tasas de interés ya aplicadas.

AG - Tú decías que hay una probabilidad bastante alta de que la inflación no pase del 10% en el acumulado del año, que es lo que se propone el gobierno. La piedra de toque es el precio de los combustibles.

PR - Hay dos cosas. El comportamiento de las frutas y verduras nos sorprende en forma reiterada. En invierno vimos subas muy fuertes. En general, los analistas tendíamos a pensar que habría una corrección a la baja en unos meses, pero ya hemos ingresado de lleno en la primavera y los precios de las frutas y verduras no bajan. Por lo tanto, allí podríamos reconocer algún grado de incertidumbre. Pero parece poco probable que tengamos subas tan fuertes en este rubro que nos saquen de esa inflación por debajo del 10%.

El otro elemento son los combustibles. Estamos asumiendo que el gobierno por lo menos posterga todo noviembre una suba. Quizás luego sí aplique algunas subas graduales para esperar los efectos de la política monetaria e ir ajustando los precios de los combustibles.

Si uno mira hacia delante, a 2008, los combustibles van a tener un ajuste importante si el petróleo no baja. Pero esa no es la clave para que la inflación termine en el rango objetivo para el año que viene. Allí la clave es que la política monetaria sea restrictiva, que si hace falta una mayor restricción monetaria el BCU la implemente en forma relativamente rápida. El otro elemento (del que hemos hablado varias veces) es que las otras políticas macroeconómicas deben contribuir. La política fiscal debe evitar incrementos del gasto adicionales y es necesario pensar en que en el año próximo las pautas de ajuste del salario real sean sensiblemente más bajas que las que hemos observado en los años anteriores. Si la política fiscal y la política salarial no contribuyen a moderar la demanda interna, todo el esfuerzo de la política antiinflacionaria recae en la política monetaria, lo que significa que todo el esfuerzo recae en el tipo de cambio y en los sectores exportadores. Deberíamos evitar evoluciones inconsistentes entre una política monetaria restrictiva y políticas fiscales y salariales que se tornen expansivas.

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Edición: Ma. Eugenia Martínez