Análisis Económico

¿Está aumentando la tasa de crecimiento tendencial de la producción?

Análisis de la economista Sandra Pérez Ramos, de la consultora Deloitte.

(Emitido a las 08.30)

EMILIANO COTELO (EC):
El lunes el Banco Central informó que el Producto Bruto Interno registró una suba de 6,2% en el tercer trimestre del año en comparación con el trimestre anterior.

El martes estuvimos haciendo un primer análisis de esas cifras, que llevan a una revisión fuerte de las perspectivas de crecimiento para el cierre de 2007 y también para el año próximo.

Quedaban varias preguntas pendientes. Por ejemplo, ¿qué está sucediendo con la inversión y con las exportaciones? ¿Cómo debemos interpretar este contexto de crecimiento? ¿Estamos como sostiene el gobierno ante un cambio en la tendencia de crecimiento? ¿Debemos acostumbrarnos a tasas de crecimiento mayores a las del pasado? ¿Qué desafíos se presentan en este contexto? ¿Esta expansión de la economía puede traer nuevas presiones inflacionarias? El diálogo es con la economista Sandra Pérez Ramos, de la consultora Deloitte.


Antes de ir a esas preguntas, para situar a los oyentes sería bueno que repasáramos rápidamente las principales conclusiones del análisis que hacían ustedes el martes.


SANDRA PEREZ RAMOS (SPR):

En primer lugar, decíamos que esa suba de 6,2% tenía escasos antecedentes para un trimestre. Tenemos que retroceder al segundo trimestre de 1980 para observar un incremento del PIB tan fuerte (aquella vez habíamos tenido una suba de 6,4%).
En segundo lugar, en términos del desempeño sectorial, decíamos que aunque el crecimiento fue bastante generalizado, esa expansión del PIB de 6,2% tiene mucho que ver con tres sectores: Comercio, Restaurantes y Hoteles, Industria Manufacturera y Transporte y Comunicaciones. Y en tercer lugar, marcábamos que desde la perspectiva de la demanda se había observado un aumento muy fuerte del consumo privado, del orden de 12,5% en relación al tercer trimestre del año pasado.

EC: - Pasemos a los otros componentes de la demanda agregada. Por ejemplo, ¿qué sucedió con las exportaciones?

SPR: - Las exportaciones de bienes y servicios mostraron un dinamismo también muy importante en el tercer trimestre, con una suba de 14,1% en relación al tercer trimestre del año pasado. Eso supone un desempeño notoriamente mejor que en los primeros dos trimestres del año, cuando habíamos tenido subas de 7,4% y 3,1%.

En el período enero-setiembre, las exportaciones acumularon una suba de 8,2% en términos reales y en esa expansión juegan un papel clave las ventas de productos de origen agropecuario y también las exportaciones por turismo, porque aumentó el tiempo de estadía de los turistas y el gasto por día.

EC: - ¿Y cómo fue el comportamiento de la inversión?

SPR: - La inversión en activos fijos acumuló una suba de 6,5% en el período enero-setiembre, frente al mismo período del año pasado. El comportamiento por trimestre hay que analizarlo con cautela porque en la primera mitad de 2006 se había construido la central de respaldo de UTE y eso distorsiona las comparaciones en materia de inversión pública. Por otra parte, en la segunda mitad de 2006 hubo un pico de inversión asociado a la planta de Botnia y eso hace que las cifras de inversión privada del tercer trimestre muestren una caída.

Es difícil asilar todos esos efectos, pero a nuestro juicio, el desempeño de la inversión (corregido por esos hechos) sigue siendo muy positivo.

EC: - Con las cifras del tercer trimestre, ustedes revisaron al alza las proyecciones. El gobierno hizo lo mismo. Y entonces surge la pregunta de si el país se está encaminando a un período de crecimiento mucho más fuerte que el histórico. En otras palabras, ¿está subiendo la tasa de crecimiento de largo plazo o la tasa de crecimiento promedio de la economía?

SPR: - Es bien pertinente la pregunta. Nosotros revisamos nuestras proyecciones al alza. Para este año prevemos una suba del PIB del orden de 7,2%. Y para el año próximo manejamos una suba de 6%, sobre la hipótesis de que la economía mundial continúa creciendo a buen ritmo y de que los precios de los commodities se mantienen en niveles elevados. Si eso se mantuviera en 2009, bien podríamos tener una suba del PIB del orden de 4% ese año.

Si se cumplen esas proyecciones, tendremos ya seis o siete años de crecimiento muy fuerte. Naturalmente eso nos debe hacer pensar que quizás la economía esté logrando crecer en forma sistemática a tasas mayores que las del pasado. Hay que tener en cuenta que si uno toma períodos muy largos, el crecimiento promedio de nuestro país no pasa de 3%. Se sitúa entre un 2% y un 3% anual. En los últimos 65 años la tasa de crecimiento promedio fue de 2,5% anual aproximadamente.

EC: - ¿Y cuánto podría crecer ahora, en forma sostenida, la economía uruguaya?

SPR: - Hay varios aspectos a tener en cuenta. En primer lugar, todavía no ha pasado suficiente tiempo de crecimiento fuerte como para estar bien seguros de esa hipótesis.

En segundo lugar, no hay una forma objetiva y única de llegar a un número. Si tomamos el promedio de muchos años hacia atrás seguimos teniendo una tasa de crecimiento baja. Tampoco es razonable tomar el promedio de solamente cinco años. Lo cierto es que a nuestro juicio hay elementos que nos llevan a pensar que probablemente el Uruguay pueda sostener tasas de crecimiento mayores que las del pasado, por ejemplo de entre 3% y 4% anual por períodos prolongados (sin que eso suponga desconocer que cada tanto habrá períodos recesivos).

SPR: - ¿Qué elementos les hacen pensar eso?

SPR: - Otras veces en el programa hemos comentado que el país ha ido logrando una serie de reformas y cambios importantes. Se ha consolidado un contexto de estabilidad macroeconómica, con razonables resultados fiscales y con inflación relativamente baja.

En los 90 el país liberalizó los mercados agropecuarios, procesó una apertura en los puertos, hizo lo mismo en las telecomunicaciones. La economía hoy es más abierta al comercio internacional que lo que era a inicios de los 90. El país también está cosechando los frutos de haber respetado al máximo posible los contratos durante la crisis de 2002... Son muchos los factores, externos y domésticos, que están haciendo de nuestro país un lugar atractivo para la inversión.

EC: - Al margen de que es difícil llegar a un número objetivo de crecimiento de largo plazo, ¿qué implicancias tiene esa hipótesis de mayor crecimiento para la política económica? Pregunto porque una de las razones que esgrimió el gobierno para reducir su meta de superávit primario fue que justamente la economía crecía más rápido y por lo tanto el peso de la deuda bajaba también más rápido.

SPR: - Es cierto. La relación deuda pública-PBI ha bajado a un ritmo mucho más rápido que el que en general esperaban todos los analistas algunos años atrás. Eso supone que la solvencia del Estado es mayor y deja un espacio para flexibilizar la política fiscal (con bajas de impuestos y/o subas de gastos). Sobre este punto siempre insistimos en que es difícil fundamentar en base a criterios estrictamente técnicos cuál tendría que ser el nivel de superávit primario. Un superávit primario un poco mayor genera una reducción de la deuda más rápida. Un superávit menor, genera una reducción más lenta. Si la economía crece por mucho tiempo a tasas altas, esa discusión pierde relevancia, pero de antemano no podemos estar seguros de cuánto crecerá la economía. Ante esa incertidumbre, el gobierno debe elegir en base al conjunto de objetivos que desea perseguir.

De todas maneras, parece razonable pensar que la economía está creciendo más rápido de lo que será sostenible en el tiempo, que estamos en la fase alta del ciclo económico y que al menos una parte de los ingresos tributarios podrían resultar transitorios.

EC: - ¿Qué desafíos se presentan con este crecimiento en materia de inflación? ¿Esta expansión de la economía puede impedir que baje la inflación?

SPR: - A nuestro juicio, la inflación va a bajar el año próximo, asumiendo que los precios internacionales de los alimentos no suben como lo hicieron este año. Las frutas y verduras también deberían bajar y con una política monetaria más restrictiva todo eso debería permitir un descenso de la inflación hacia niveles del orden del 6% anual.

De todas maneras, las cifras del tercer trimestre confirman que las presiones inflacionarias por el lado de la demanda interna pueden ser muy fuertes. Y a eso se suma una política fiscal que según anunció el gobierno será más expansiva y una política salarial en el sector público también expansiva, lo cual hará que todo el esfuerzo del combate a la inflación eventualmente recaiga sobre la política monetaria. En ese marco, el Banco Central podría verse en el dilema de escoger entre abandonar el objetivo de inflación el año próximo o apretar más la política monetaria y aceptar un mayor descenso del tipo de cambio.

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