La economía sigue creciendo en Brasil, pero el Parlamento no le vota recursos al gobierno
Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
(Emitido a las 8:36)
EMILIANO COTELO (EC):
Luego de que se publicaran las cifras de actividad económica de Uruguay correspondientes al tercer trimestre, con la consiguiente corrección al alza de las proyecciones para el cierre del año que hicieron tanto el gobierno como los analistas privados, en Brasil sucedió algo parecido.
La semana pasada se publicaron las cifras del PIB del tercer trimestre en Brasil y, tal como sucedió aquí, el dato sorprendió positivamente. Sin embargo, esa noticia fue empañada por la derrota que sufrió la administración Lula en el Parlamento en cuanto a la eliminación del impuesto a los movimientos financieros, algo que según algunos analistas podría estar complicando la situación fiscal para el año próximo. Por eso nos pareció que valía la pena detenernos en Brasil en nuestro análisis económico de hoy. ¿Presentará realmente Brasil dificultades para el cumplimiento de sus metas fiscales en 2008? ¿Cuáles han sido las claves para el crecimiento de Brasil y cuáles son las perspectivas para el año próximo? Es el tema que abordaremos con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
Antes de ir a esas preguntas que planteaba recién, me gustaría detenernos un poco en los datos de actividad económica de 2007. ¿Qué dicen los datos publicados hace unos días?
PABLO ROSSELLI (PR):
Como anticipabas, los datos de actividad económica en Brasil sorprendieron positivamente. Hasta junio la economía brasileña había mostrado un crecimiento interanual algo menor al 5%, pero el mercado descontaba cierta desaceleración sobre la segunda mitad del año. Sin embargo, los datos del tercer trimestre mostraron una expansión interanual (contra el mismo trimestre del año anterior) de 5,7%. Por lo cual hasta setiembre el PIB acumuló una suba de 5,3%. Lógicamente, eso llevó a los analistas a corregir las proyecciones para el cierre de 2007, que ahora se ubican en torno a 5%, cuando antes se esperaba un crecimiento de 4,7%.
Si se cumplen esas proyecciones, lo que hoy parece muy probable, en los últimos cinco años Brasil habrá crecido a una tasa promedio anual de 4%, lo que es un parámetro muy alto en términos de la historia reciente del país.
EC: - ¿Cómo se explica el crecimiento de 2007 si miramos a la demanda agregada? ¿Qué ha pasado por ejemplo con la demanda interna y con las exportaciones?
PR: - Desde la óptica de la demanda agregada, se destacó un papel clave de la demanda interna, con una expansión interanual de 6% del consumo privado y de 12% de la inversión en los primeros nueve meses del año. Y ese dato de inversión es bastante alentador, porque la utilización de la capacidad instalada en Brasil se ubica actualmente en niveles muy elevados, por lo cual la inversión en capital fijo resulta vital para hacer sostenibles las tasas de crecimiento que han venido observándose en los últimos años.
Las exportaciones también mostraron un dinamismo importante, con una suba en términos reales de 7%, comparando enero-setiembre de 2007 contra el mismo período del 2006.
EC: - ¿Cómo quedan las perspectivas para el año que viene?
PR: - Por ahora y a pesar de la revisión al alza de la estimación para 2007, el consenso de los analistas prácticamente no ha cambiado la proyección para 2008. Se espera una suba del PIB de 4,4% (frente a 4,3% en las semanas anteriores). De cualquier modo, la proyección marca para el año que viene un desempeño nuevamente bueno de la economía de Brasil en relación a los parámetros históricos.
EC: - Ahora, ese crecimiento económico se encuadra, al igual que a nivel de la economía uruguaya, en una contexto internacional muy favorable. Entonces, ¿qué papel jugó el marco externo y qué papel jugó el manejo macroeconómico en ese crecimiento?
PR: - Sin dudas el marco externo ha jugado un papel muy importante, permitiendo a Brasil beneficiarse como en el caso uruguayo de altos precios de exportación. De todas maneras, en general hay un consenso entre los analistas en torno de que la administración Lula ha hecho un manejo macroeconómico prudente. Por un lado, se mantuvo una situación fiscal ordenada (con un superávit primario importante, cercano a 4% del PIB) y se bajó y se mejoró la calidad de la deuda pública. Ese mayor ahorro del Estado contribuyó en alguna medida a otro logro importante que fue la mejora de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Por otra parte, en los últimos años Brasil logró consolidarse como una economía de baja inflación.
En definitiva, las políticas macroeconómicas contribuyeron a que Brasil haya mejorado sus fundamentos macroeconómicos. Brasil muestra hoy una menor vulnerabilidad externa y fiscal y eso, junto con la estabilidad de precios, ha resultado en una mejora de la calificación de riesgo de Brasil, que hoy se está a solo un escalón del grado inversor. Eso no supone desconocer, sin embargo, que hay puntos de debate o de crítica.
EC: - ¿Cuáles son esos puntos?
PR: - Una de las críticas más frecuentes es que el cumplimiento de las metas fiscales se ha realizado a costa de una persistente suba de la carga tributaria. Según los datos del Instituto Brasileño de Planificación Tributaria, la carga tributaria creció más de 5 puntos del producto desde el año 2000 hasta 2006, cuando se ubicó en algo más de 35%. Y esa suba de la presión tributaria se encuadró, además, en un contexto de crecimiento económico que derivó en mayores ingresos tributarios pero también en un aumento fuerte del gasto público. Un segundo punto de debate tiene que ver con cómo se ha expandido el gasto, observándose básicamente un aumento de los gastos corrientes (a través del aumento de la plantilla de funcionarios y de los salarios). Esa suba del gasto salarial, que es muy rígido luego a la baja, le resta grados de libertad al gobierno para contraer los egresos una vez que la bonanza de recaudación se revierta.
Justamente, el debate en el Parlamento cuando se decidió no renovar la vigencia del impuesto a las transacciones financieras (el CPMF), giró en torno de esas críticas, sobre la necesidad de contener el aumento del gasto público y de bajar la presión tributaria.
EC: - ¿Qué consecuencias tiene en términos de ingresos fiscales la reciente derrota de Lula en el Parlamento? ¿Qué implica la eliminación del impuesto a los movimientos financieros?
PR: - La eliminación del CPMF, que es un impuesto creado en la administración Cardoso y que grava en cerca de 0,4% a los movimientos bancarios, estaría determinando sin dudas un impacto no despreciable sobre la recaudación. Algunos cálculos preliminares señalan que el fisco dejaría de percibir alrededor de US$ 20.0000 millones anuales por este concepto. Estamos hablando de 1,4% del PIB, en un superávit primario de 3,8% previsto como cierre de 2007.
EC: - ¿Cuál es la evaluación de los analistas brasileños sobre si este nuevo escenario compromete la situación fiscal para el año que viene?
PR: - La última encuesta de expectativas del Banco Central surge un ligero deterioro de las proyecciones de superávit primario para 2008, aunque lo sitúan muy próximo a la meta de 3,7% definida para ese año. En definitiva, aún con ese "traspié" en la recaudación parece probable que Brasil consiga mantener un nivel razonablemente alto de superávit primario. Pero debe tenerse en cuenta que es posible que ello se logre a costa de reducir el gasto en inversiones públicas, que en estos años ha permanecido en niveles reducidos.
En definitiva, con las perspectivas de crecimiento del PIB del orden de 4,4% para el año próximo, es razonable esperar que nuevamente Brasil logre cumplir sus metas fiscales y que nuevamente el año próximo sea el sector privado el que lidere la inversión.
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