Las cuentas públicas: cierre, perspectivas y costo de financiamiento
Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
(Emitido a las 8:20)
EMILIANO COTELO (EC):
La semana pasada se conocieron las cifras oficiales de cierre de las cuentas públicas de año 2007. Los datos marcaron un descenso del superávit primario, que cerró en 3,4% del PIB, levemente por debajo del anuncio de 3,5% que había realizado el equipo económico en el Foro de ACDE de diciembre.
¿Cómo se comportaron los ingresos del sector público el año pasado? ¿Qué sucedió con el gasto? ¿Cuáles son las perspectivas para este año? Y por último, un tema relacionado, ¿cómo se está financiando el gobierno? En concreto ¿cuánto está costando el proceso de desdolarización de la deuda pública en un marco de caída del dólar en el mundo y nuestro país?
Algunos analistas han marcado que la emisión de deuda en UIs está resultando muy costosa. Sobre estos temas, entonces, en seguida el diálogo es con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
Para comenzar, ¿cómo analizan el resultado primario que se divulgó la semana pasada? En realidad se produjo un descenso frente a las cifras de 2006 ¿Es así?
PABLO ROSSELLI (PR):
En 2006 el superávit primario (es decir el resultado fiscal antes del pago de intereses) había sido de 3,8% del PIB. Como adelantabas, en el Foro de ACDE el gobierno anticipó que 2007 cerraría en torno de 3,5% del PIB.
Finalmente, se supo que el superávit primario fue de 18.419 millones de pesos, una cifra que equivale a un 3,4% del PIB si se trabaja con un PIB del orden de 22.800 millones de dólares. Quiere decir entonces que hubo un descenso del resultado primario de unas cuatro décimas del PIB en relación a 2006.
EC: - ¿Y por qué se observó ese descenso?
PR: - Si miramos al interior del sector público y dejamos de lado variaciones pequeñas en las intendencias y en el Banco Central, el año pasado tuvimos una mejora de los resultados de las empresas y un deterioro en el gobierno central.
EC: - Veamos algunas cifras...
PR: - El año pasado las empresas públicas tuvieron en conjunto un superávit primario de 1,1% del PIB cuando en 2006 habían obtenido un superávit de solamente 0,2% del PIB. Esa mejora estuvo asociada a UTE, que en 2006 por falta de lluvias había tenido costos de generación muy altos que no se repitieron en 2007.
Esa mejora del resultado en las empresas públicas fue contrarrestada por un descenso leve en el resultado conjunto de intendencias y del Banco Central y, fundamentalmente, por un descenso significativo del superávit primario del gobierno central, que bajó a un 2,3% del PIB, cuando en 2006 había sido de 3,3% del PIB.
EC: - ¿Y por qué se produjo un descenso tan importante en las cuentas del gobierno central? ¿Qué sucedió, por ejemplo, con los ingresos?
PR: - Los ingresos del gobierno central continuaron aumentando a un ritmo significativo si se tiene en cuenta algún detalle importante. ¿Por qué digo esto? Porque los ingresos tributarios mostraron un incremento de 4,6% en términos reales, que no parece mucho si se tiene en cuenta el dinamismo de la economía.
Sin embargo, esa cifra está muy afectada por una menor recaudación de Impuesto a la Renta de Industria y Comercio (IRIC, IRAE luego de la reforma) de parte de las empresas públicas. Como UTE tuvo malos resultados en 2006 bajó en 2007 la recaudación del impuesto (que se paga varios meses después de cerrado el año). Si dejamos de lado el IRIC/IRAE, el resto de los ingresos de la DGI siguieron subiendo a un ritmo fuerte. La recaudación de IVA, por ejemplo, subió 12% en términos reales, marcando el dinamismo de la demanda interna.
EC: - ¿Qué pasó con los gastos del gobierno central? ¿Qué rol jugaron en ese deterioro del resultado primario que marcabas hace unos instantes?
PR: - Los gastos del gobierno central aumentaron 7,7% en términos reales. Es decir, bastante más que los ingresos. Sin embargo, también aquí hay que hacer una salvedad muy importante y que el Ministerio de Economía y Finanzas señaló en su comunicado de las cifras. En diciembre el gobierno realizó una suma importante de pagos de deudas que se arrastraban en algunos casos desde hace tiempo. Se trata de pagos extraordinarios (que no se repetirían). Como la contabilidad se hace en base a las salidas de caja esos gastos se registran en el momento en que se efectúa el pago y no cuando se genera el hecho que dio origen a ese pago.
De esa manera, se cancelaron deudas con el Fondo Nacional de Recursos, con la Caja Bancaria y la Corporación Nacional para el Desarrollo. Se hizo un desembolso para completar la capitalización de PLUNA... Si se excluyen esos gastos extraordinarios, el gasto del gobierno central subió un 5,6%. Se trata de un incremento significativo pero claramente menor a la cifra anterior.
EC: - ¿Qué impacto tuvieron esos pagos extraordinarios? ¿En qué medida los resultados habrían sido diferentes al cierre del año si no se hubiesen hecho esos pagos que, como decías, no deberían repetirse?
PR: - Si se dejan de lado esas cancelaciones de deudas que mencionábamos, el superávit primario a fin de 2007 habría sido un 0,5% superior al finalmente observado. Habríamos tenido un superávit primario del orden de 3,9% del PIB (frente al 3,4% efectivamente observado). El resultado fiscal después del pago de intereses, habría sido superavitario en 0,2% del PIB, en lugar del déficit que se registró de 0,3%.
EC: - A partir de estas cifras, ¿cómo quedan las perspectivas para este año?
PR: - El gobierno anunció en el Foro de ACDE una reducción de la meta de superávit primario para 2008 y 2009, desde un 3,8% y 3,6% del PIB previstos en la última rendición de cuentas hasta un 3,1% y 3%.
En un marco de crecimiento de la actividad económica, a nuestro juicio el gobierno podría cumplir sin dificultades esas metas. De hecho podría con cierto esfuerzo sobre cumplirlas. Si bien es cierto que el cierre de 2007 estuvo en línea con la meta que se había trazado el gobierno, las cifras de 2007 incorporan una serie de gastos extraordinarios en el gobierno central, que no tendrían por qué repetirse. Además, en diciembre de 2007 se observó una inversión muy importante de ANCAP en petróleo, lo que también tiende a reducir el superávit primario más allá de lo que sería normal. A nuestro juicio, allí hay un efecto de 0,2% del PIB aproximadamente. Si a eso se suman los pagos extraordinarios del gobierno central por 0,5% del PIB, el resultado primario corregido por esos factores habría estado en 4,1% del PIB. Eso no quiere decir, sin embargo, que para 2008 se pueda alcanzar fácilmente un resultado de 4% del PIB porque en realidad ya hay unos cuantos gastos comprometidos (por la reforma de la salud y la extensión de las asignaciones familiares, entre las más importantes). Pero de todos modos, a nuestro juicio hay cierta holgura para cumplir la meta de 3% del PIB y para procurar de hecho un resultado algo mayor.
EC: - Es decir que para ustedes se podría procurar un mejor resultado fiscal, sobre lo que en realidad han insistido en otras oportunidades.
PR: - Es cierto. Y más en este contexto de deterioro del marco externo que supone algún riesgo para las perspectivas de mediano plazo y que ocurre simultáneamente con nuevas caídas del dólar en nuestro país.
Otras veces en el programa mencionamos que la revisión de las metas fiscales a la baja había sido tomada en un contexto externo menos complicado. ¿Cuál es la situación hoy? ¿Qué capacidad tiene el gobierno de procurar un mejor resultado fiscal? Si bien el gobierno ha comprometido aumentos de gastos (incluyendo salarios), a nuestro juicio una ejecución conservadora de algunos gastos le permitirían probablemente cerrar 2008 por encima de la meta de 3% del PIB de superávit primario. Eso permitiría darle un signo menos expansivo a la política fiscal, con dos aspectos positivos.
Por un lado, mitigaría los problemas de presiones inflacionarias que estamos observando y que terminan derivando en más inflación en dólares (porque la política monetaria contractiva obliga a un descenso del tipo de cambio). Por otro lado, parece conveniente tener un superávit primario más elevado, de manera que si el marco externo se volviera definitivamente desfavorable en 2009, hubiera más capacidad de reacción de la política económica. Un superávit primario de 3% luego de tantos años de crecimiento supone que ante un contexto de recesión podría volverse necesario algún ajuste fiscal. Quizás un punto más de superávit primario no cambie definitivamente la historia pero dejaría más margen para que la política fiscal no deba contraerse durante un contexto negativo.
EC: - Vale la pena detenernos un poco en el financiamiento del sector público. Algunos analistas han señalado que con la baja del dólar que hemos tenido y con la suba de la Unidad Indexada, el intento de desdolarizar la deuda pública emitiendo justamente deuda en UIs está siendo demasiado costoso. ¿Qué evaluación hacen ustedes de eso?
PR: - Hay varios aspectos a tener en cuenta. Los últimos datos disponibles, con fecha a setiembre, marcaban que la deuda pública bruta ascendía a casi 15.900 millones de dólares, de los cuales unos 4.500 millones estaban nominados en pesos o UIs (un 28% del total). Se trata de un porcentaje importante pero ciertamente la mayor parte de la deuda (un 70%) sigue estando nominada en moneda extranjera.
El manejo de la deuda debe contemplar una razonable diversificación por moneda. No tendría sentido tener toda la deuda nominada en una única moneda como por ejemplo el peso. Pero tampoco sería lógico tener toda la deuda en moneda extranjera, como de hecho prácticamente ocurría a fines de 2000 (cuando la deuda en pesos era solamente un 7% del total).
EC: - ¿Y qué hay de los costos?
PR: - Lógicamente, los costos de cada forma de endeudamiento difieren en cada momento pero difieren también a través del tiempo. En estos años de inflación en dólares, en los que la UI sube fuerte medida en dólares, el costo de la deuda en UI medido en dólares es muy importante. Pero en momentos adversos en el frente externo, cuando los precios de exportación tienden a bajar y el dólar a subir, el costo de la deuda en UI es menor que el costo de la deuda en dólares. Lo importante es comparar el costo de la deuda en relación con la capacidad de pagarla (con los ingresos del gobierno).
En estos momentos la deuda en UI es más cara que la deuda en dólares, pero en estos momentos el gobierno cuenta con ingresos crecientes medidos en dólares. Más aún, como una parte mayoritaria de la deuda sigue estando en dólares, el peso del total de intereses de deuda sigue cayendo. Pasó de 6% del PIB en 2003, a 4,4% del PIB en 2006 y a 3,8% en 2007.
Más aún, si ahora hubiese una devaluación importante, la deuda en dólares se haría más cara y subiría el peso de los intereses en relación al PIB y en relación a la recaudación.
EC: - En síntesis, ¿cuál es la visión de ustedes?
PR: - El país hizo un avance importante en materia de reducir el grado de dolarización de su deuda. Probablemente deba avanzar algo más en ese camino. Aunque por supuesto eso supone estar dispuesto a pagar una deuda más cara en dólares en momentos de expansión de la economía (y de caída del dólar) para poder pagar menos en momentos de recesión.
Siempre será opinable cuál es la mezcla óptima entre deuda en moneda extranjera y en moneda nacional, pero a nuestro juicio el país no se encuentra en una situación en la que se pueda decir que la participación de la deuda en pesos es excesivamente alta.
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