Inflación mayor de la esperada en el primer trimestre del año
Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
(Emitido a las 8.42) EMILIANO COTELO: Los precios subieron más de lo esperado el mes pasado. El índice de precios al consumo (IPC) se incrementó 1,14% en marzo, con lo que la inflación en el primer trimestre del año llega a 2,86% y en los últimos 12 meses alcanza a 8,03%. El Banco Central del Uruguay (BCU) tiene fijado su objetivo de inflación para este año entre el 3 y el 7%. Estamos con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte. No vamos a dejar pasar el día de hoy sin tener alguna referencia de ustedes. ¿Cómo observaron estos números? *** PABLO ROSSELLI: Fue una inflación notoriamente mayor de la esperada; nuestras proyecciones eran de un 0,6%, mientras que la mediana de expectativas de la encuesta del BCU era de 0,7%, y finalmente fue de 1,14%. El valor máximo que pronosticaba la encuesta era de 1,1%, todos los analistas esperaban una inflación notoriamente más baja que este 1,14%. Hubo una incidencia del rubro frutas y verduras, que subió 6,3% y fue una sorpresa. Esto tuvo una incidencia importante en el IPC, de 0,3%, pero aun dejando eso de lado, la inflación fue alta. Nuestra medida de inflación subyacente, que deja de lado la volatilidad de frutas y verduras y los precios administrados por el Poder Ejecutivo, muestra un registro de 1,2% en el mes, lo cual es un valor alto. La inflación subyacente de los últimos 12 meses está en 10% y eso confirma que tenemos presiones inflacionarias persistentes, probablemente más persistentes de las que estábamos teniendo en cuenta. EC - ¿Cuáles son las causas de esta inflación? ¿Cuánto hay de inflación importada y cuánto de otros factores? PR - Hay un factor de inflación importada, que son los altos precios de los alimentos en el mundo, que se traducen a los precios del mercado interno. En este mes de marzo, los alimentos subieron 1,75%. Dejando de lado frutas y verduras, el resto de los alimentos han subido 18% en 12 meses. Pero los precios de los bienes y servicios que no son comercializables internacionalmente, los llamados "no transables", subieron (mucho este mes) 1,2%, y subieron 10,3% en los últimos 12 meses. Eso marca que hay un exceso de demanda interna. A esta altura habría que concluir que la inflación no tiene solo una causa externa, sino que es más bien un indicio de recalentamiento de la economía. La economía está creciendo más rápido de lo que resulta sostenible o compatible con un nivel de inflación baja, dentro de la meta del gobierno. EC - ¿Qué implican estos datos para la política económica? Te lo pregunto porque hace una semana en el gobierno se hablaba de ir a un descenso de las tasas de interés. PR - Hablemos brevemente de política monetaria y del resto de las políticas. Si uno piensa en la política monetaria, la evolución de la inflación de los últimos meses en todo caso nos hace pensar que es necesario subir las tasas de interés. Pero por otro lado, el contexto externo se ha vuelto más negativo, muestra más incertidumbres para 2009. Básicamente la incertidumbre es si habrá nuevas caídas de los commodities después de esta racha del mes de marzo. La inflación es un síntoma de que la economía crece muy rápido, pero hay que ver si la economía se va a ir frenando o desacelerando sola, sin ningún esfuerzo adicional de la política monetaria (porque los commodities sigan cayendo en los meses siguientes), o si es necesario apretar más la política monetaria. Aquí hay dos riesgos: el de ser muy contractivo, es decir, de subir ahora las tasas de interés y que el contexto internacional se vuelva más negativo aún. Y por otro lado, el riesgo de no subir las tasas de interés y que el contexto internacional no se vuelva más negativo y por tanto tener niveles de inflación aún más altos. Ese es el dilema que enfrenta hoy la política monetaria. El otro punto es qué papel deben jugar las otras políticas macroeconómicas. Es cada vez más claro que se deben moderar los incrementos de salarios, en la próxima ronda de negociaciones salariales debería pensarse en incrementos del salario real notoriamente menores que los ritmos de crecimiento actuales, que son del orden de 4% anual. Y en la próxima Rendición de Cuentas se debería ser muy juicioso con nuevas expansiones del gasto público, porque la expansión de la demanda interna es una presión inflacionaria que obliga a restringir la política monetaria y a tener más caída del tipo de cambio nominal.