¿Cómo se encuentra el país en materia de pobreza? ¿Qué dicen las últimas cifras divulgadas por el INE la semana pasada?
Análisis del economista Pablo Rosselli de la consultora Deloitte.
(Emitido a las 8:33)
EMILIANO COTELO:
Semanas atrás el INE publicó su informe de pobreza correspondiente a 2007. A partir de ese informe se originó un fuerte debate político acerca de si la pobreza había bajado o no el año pasado. Pero también se ha discutido acerca de si las políticas llevadas adelante por el Poder Ejecutivo son eficientes o no.
Examinaremos ahora, con más detalle, las cifras y el informe publicados por el INE. ¿En cuánto se ubica la pobreza y la indigencia en Uruguay? ¿Cuáles son los grupos más afectados? ¿Cómo están jugando las políticas públicas? ¿Cómo son las perspectivas para los próximos años?. Estas son algunas de las preguntas que nos proponemos abordar en seguida, en diálogo con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
Para comenzar me parece que vale la pena explicar brevemente cómo se calcula la pobreza.
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PABLO ROSSELLI:
El INE hace estimaciones de pobreza y de indigencia en base al llamado método del ingreso, que consiste en comparar el ingreso per cápita del hogar, respecto de un umbral o una línea de pobreza y respecto de una línea de indigencia. Si el ingreso per cápita del hogar está por debajo de la línea de pobreza se considera que el hogar es pobre y que son pobres todos sus integrantes. Lo mismo vale para la indigencia.
EC - ¿Cómo se determinan esas líneas o umbrales?
PR - La línea de indigencia se calcula a partir de una estimación de lo que se considera que es el ingreso imprescindible para cubrir las necesidades alimentarias del hogar. La línea de pobreza procura medir el costo de un conjunto más amplio de necesidades básicas alimentarias y no alimentarias (por ejemplo, vestimenta).
Esas líneas se fijaron en su momento a partir de un estudio de cómo consumen los hogares y del costo de esos consumos, y el costo de esas canastas de consumo se actualiza año a año. Hay distintas metodologías de cálculo de esas líneas, que publica el INE. La que más se toma como referencia es la llamada metodología de 2002, que actualiza las líneas en función de la variación de los precios de los alimentos.
EC - ¿A cuánto ascienden esas líneas?
PR - La línea de indigencia a fines de 2007 se situaba, utilizando la metodología de 2002, en unos 1.450 pesos por persona para Montevideo. En el interior el costo de vida es algo más bajo y entonces la línea de indigencia estaba en unos 1.100 pesos por persona.
La línea de pobreza es lógicamente mucho más alta, son unos 4.400 pesos por persona en Montevideo y casi 3.000 pesos en el interior.
EC - Hechas esas aclaraciones, veamos qué dicen las cifras. ¿Cuántas personas vivían en 2007 en situación de pobreza y cuántas personas estaban en la indigencia?
PR - En 2007 había en Uruguay unas 70.000 personas en situación de indigencia (un 2% de la población) y había unas 864.000 personas en situación de pobreza (un 26% de la población).
EC - ¿Cuáles son las principales características de la población en situación de indigencia y de la población en situación de pobreza? Por ejemplo, ¿qué dicen las cifras en términos del impacto de la pobreza según la edad de las personas?
PR - La pobreza afecta a casi un 47% de la población menor de 12 años. En el otro extremo, la incidencia de la pobreza es sustancialmente más baja en la población mayor de 65 años (un 7% de la población mayor de 65 años se encuentra en situación de pobreza).
Esto quiere decir que la pobreza afecta sustancialmente a la población joven del país. Los hogares pobres son, en general, bastante más numerosos que los demás hogares (un hogar promedio tiene 3 integrantes y un hogar pobre tiene en promedio 4,4 integrantes). A su vez, los integrantes de un hogar pobre tienden a ser mucho más jóvenes.
EC - ¿Cómo es el acceso al mercado de trabajo? La presunción obvia es que el acceso al mercado de trabajo es muy problemático en los hogares pobres.
PR - Sin dudas. En 2007, un 62% de la población pobre en edad de trabajar buscó trabajo. Ese es un porcentaje igual al promedio de la población. Pero los resultados de la búsqueda de trabajo son muy diferentes. Mientras que a nivel promedio de la población un 56,8% de las personas en edad de trabajar encontraron o tenían trabajo, esa cifra baja a un 51% en los hogares pobres. El desempleo promedio nacional en 2007 fue de 9,1%, mientras que en los hogares pobres fue de 18%. Quiere decir que esas personas tienen muchísimas dificultades para conseguir un trabajo.
A su vez, cuando consiguen un trabajo, es muchísimo más precario (70% de los empleos de las personas pobres son precarios, frente a un 42% de los empleos totales). Consiguen trabajos sin cobertura de seguridad social y por una cantidad de horas menor a la que desearían. A su vez, los ingresos del trabajo son 60% más bajos que en el promedio nacional; como los hogares son más numerosos, esos ingresos más bajos deben dar sustento a más personas.
EC - Hecho todo ese análisis de las cifras, pasemos a las perspectivas. ¿El crecimiento económico que se está dando permitirá un mayor descenso de la pobreza? Justamente a partir de los ajustes que hizo el INE, el debate político estuvo muy centrado en la efectividad de las políticas públicas. Se ha discutido si el crecimiento de la economía había o no derivado en una baja de la pobreza el año pasado.
PR - Las cifras originalmente publicadas por el INE mostraron, para 2006, que en las localidades de más de 5.000 habitantes un 25,2% de las personas vivían en situación de pobreza. Las cifras de 2007 mostraron que un 25,5% de las personas eran pobres. Visto así, la pobreza no bajó en 2007. Pero el INE revisó las cifras de 2006 para incorporar más información que la utilizada inicialmente y las cifras revisadas de 2006 resultaron ser mayores que las publicadas en primera instancia: finalmente, en base a los datos completos y ajustados, la pobreza fue según el INE de 26,8% en 2006. Las cifras del INE, en definitiva, mostraron un descenso de la pobreza el año pasado luego de ese ajuste.
Más allá de la estimación puntual acera de cuánto cambió la pobreza, lo relevante a nuestro juicio es que estamos viendo dos tendencias contrapuestas en relación a la trayectoria de la pobreza.
EC - ¿Cuáles son esas tendencias?
PR - Por un lado la economía está creciendo fuertemente. Eso se traduce en más salarios y más empleos, lo cual tiende a hacer bajar la pobreza. Pero, por otro lado, en el mundo y también en nuestro país, están subiendo los precios de los alimentos. Eso sucedió el año pasado y también está sucediendo este año. El encarecimiento de los alimentos afecta particularmente a los hogares más pobres, en los cuales la incidencia de su precio en el gasto total es mayor. Entonces, esa suba de los alimentos tiende a frenar la reducción de la pobreza.
De todos modos, en la medida que nuestro país es un fuerte exportador de alimentos, los precios altos de los alimentos tienen un efecto beneficioso sobre la actividad económica. Por eso, en principio, estimamos que la pobreza debería seguir bajando. Quizás en 2008 lo haga a un ritmo lento, o quizás ni siquiera baje en 2008 por efecto de la suba de los alimentos que se fue dando desde la segunda mitad del año pasado; pero si la economía mantiene tasas fuertes de expansión, la pobreza debería seguir a la baja como tendencia de mediano plazo.
EC - ¿Qué papel juegan las políticas públicas? ¿En qué medida el Plan de Emergencia ha contribuido a mitigar la pobreza?
PR - El Ingreso Ciudadano (IC), que era una parte central del Plan de Emergencia, (que también incluye prestaciones en salud que no entran como ingresos) estuvo muy focalizado en hogares de ingresos muy bajos. Por esa misma razón, no se debería esperar que solamente ese IC determine un cambio importante en la cantidad de personas en situación de pobreza.
La línea de pobreza es relativamente alta en relación al tipo de hogares que fue atendido con prioridad en el Plan de Emergencia y en relación al monto del Ingreso Ciudadano. Entonces, seguramente fueron pocos los hogares que cruzaron el umbral de pobreza a partir de recibirlo. Lo que se debería esperar del IC es, en todo caso, un efecto significativo de reducción de la indigencia y, además, una mitigación de las condiciones de pobreza de muchos otros hogares, porque se les mejora el ingreso, aún cuando esos hogares no dejen de ser pobres.
Y en el caso de hogares pobres, sí puede pasar que la combinación del IC con mejores condiciones de empleo se haya combinado para sacar a algunos hogares de esa situación de pobreza.
EC - ¿Y qué dicen las cifras?
PR - El informe del INE no responde particularmente a estas preguntas, pero un informe del Banco Mundial realizado el año pasado en base a datos de la primera mitad de 2006 destacaba, como hecho particularmente positivo del Plan de Emergencia, que las transferencias de ingresos llegaron en gran medida a la población objetivo (algo que no siempre es fácil de lograr). En 2006 el IC atendió a unos 80.000 hogares, 75% de los cuales correspondían al 20% más pobre de la población. Un 20% adicional recayó en el segundo quintil más pobre. En consecuencia, la mayoría de esos hogares tenían ingresos muy inferiores a la línea de pobreza.
Para ilustrar esto en cifras: el Plan de Emergencia atendió en 2006 a los 80.000 hogares de los más pobres, cuando en el país hay unos 200.000 hogares pobres. Este informe del Banco Mundial estimó que sin el IC el porcentaje de personas en situación de indigencia habría sido 50% más alto que el observado. Es decir, que en lugar de un 2% habríamos tenido un 3%; sin el plan de emergencia habríamos tenido unos 105.000 indigentes en vez de 70.000.
En cambio, el mismo informe sostenía que la reducción del porcentaje de personas pobres (en el sentido de cuántos hogares cruzan la línea gracias al IC) era mucho más acotada, porque justamente el foco del programa estuvo en hogares muy pobres. Según ese informe, el Plan de Emergencia tuvo un impacto significativo en la reducción del porcentaje de indigencia y uno mucho menos importante en la reducción del porcentaje de pobreza, aunque el informe marca que redujo lo que se llama la brecha de pobreza e indigencia, es decir, los hogares que aunque no cambiaron su condición de pobres o indigentes tuvieron una mejora apreciable de su ingreso.
EC - Esas son conclusiones del 2006. ¿Qué podemos decir de 2007?
PR - No tenemos tantos datos. Pero presumiblemente estas características se mantuvieron en 2007, cuando la indigencia quedó igual que en 2006 (no bajó). Ahora, el INE informó que en 2007 hubo unas 30.000 personas más que en 2006 que declararon haber recibido algún tipo de transferencias.
A nuestro juicio, debemos presumir que sin esas transferencias (que mayoritariamente se corresponden con el IC), el aumento de los precios de los alimentos habría derivado en un incremento de la indigencia el año pasado.