Análisis Económico

La economía argentina: ¿a qué obedecen las ultimas turbulencias financieras? ¿cómo son las perspectivas? ¿qué impactos podemos tener en Uruguay?

Análisis del contador Alfonso Lema, socio de la consultora Deloitte.

(Emitido a las 8:20)

EMILIANO COTELO:
La semana pasada, los mercados financieros de Argentina mostraron una importante volatilidad en medio de nuevas medidas de protesta de los sectores agropecuarios. El Banco Central debió vender importantes sumas de dólares para evitar una suba fuerte de la divisa y se observaron, además, algunos retiros de depósitos bancarios.

¿Por qué se produjo esa suerte de corrida contra el dólar? ¿Fue un fenómeno pasajero, asociado al conflicto con el campo, o un síntoma de problemas más persistentes en el modelo económico vigente en el país vecino? ¿Cuáles son las perspectivas para los próximos meses? Y por último, ¿debemos aguardar algún impacto sobre nuestro país? Sobre esto vamos a conversar con el contador Alfonso Lema, socio de la consultora Deloitte.

Comencemos con una mirada a los mercados financieros de Argentina. ¿Cómo se comportaron en las últimas semanas? ¿Desde cuándo se advierte, por ejemplo, una mayor demanda de dólares?

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ALFONSO LEMA:
En realidad, el aumento de la demanda de dólares comenzó a observarse de manera más notoria desde finales de abril, cuando el tipo de cambio –que se mantenía en torno de 3,17 y 3,18 pesos desde enero- superó los 3,20 pesos. Sin embargo, la situación se agudizó sensiblemente en las primeras semanas de mayo, en medio de rumores de devaluación.

Ante ese aumento de la demanda por dólares, el Banco Central debió intervenir fuertemente para evitar la suba del tipo de cambio y en una sola semana (entre el 12 y el 16 de mayo) vendió unos 900 millones de dólares.

En ese contexto de creciente desconfianza los ahorristas comenzaron a retirar depósitos y las tasas de interés subieron significativamente. Por ejemplo, la tasa pagada a los plazos fijos de más de 1 millón de pesos (denominada Tasa Badlar) se ubicó en los últimos días en torno a 14% anual, cuando sólo diez días antes se ubicaba entre 8% y 9%.
 
EC - ¿Y qué ha sucedido en estos últimos días?

AL - En el transcurso de esta semana los mercados estuvieron más calmos. Se mantiene una importante demanda de dólares, pero la intervención del Banco Central ha logrado bajar el dólar, que se ubica nuevamente en torno a 3,17 pesos.

EC - Esas son las cifras. Ahora, ¿cómo se explica esa turbulencia financiera? ¿Qué papel juega el conflicto con el campo y qué otros factores pueden estar incidiendo en la conducta de los agentes?

AL - En los acontecimientos de la semana pasada, a nuestro juicio, se combinan varios factores. El conflicto con el campo es de por sí un elemento disparador de incertidumbre y juega un rol importante en la formación de expectativas y en la decisión de los agentes de comprar dólares.

Sin embargo, el conflicto con el campo debe abordarse desde una perspectiva algo más amplia –como un ejemplo importante pero no único– de una tendencia de deterioro del clima de negocios en Argentina, que tiene un componente en el enfrentamiento entre el gobierno y el campo, pero que también tiene otros ingredientes políticos (como el debilitamiento de la popularidad de la presidenta, Cristina Fernández). En estos últimos meses el gobierno ha estado muy enfrentado con el campo, pero en el pasado también hubo un clima de enfrentamiento con sectores empresariales.

Pero además hay factores de índole estrictamente económica detrás de la volatilidad financiera de la semana pasada.

EC - ¿Cuáles son esos factores de índole estrictamente económica, como decías?

AL - En primer lugar, estamos viendo una tendencia persistente de incremento de la inflación.
 
Tenemos además un tema de tarifas públicas que se agrava con la inflación, porque con tarifas que suben muy poco en términos nominales, la inflación hace que las tarifas continúen cayendo fuertemente en términos reales. Y en ese marco, estamos viendo crecientes problemas con la oferta de energía. En el interior del país las ventas de gasoil se limitan porque la demanda es muy fuerte.

EC - Ahora, el gobierno argentino insiste en que una clave de la política económica está en una sólida posición fiscal. ¿Cómo ven ustedes ese punto? ¿No hay allí una fortaleza?

AL - En cierta medida, sí. De lo contrario, la situación sería más grave aún. La realidad es que la posición fiscal es buena si se mira el resultado fiscal total (superávit de 1.5% del PBI en los doce meses a marzo) o si se mira el superávit primario (3.5% del PBI) en el mismo período. Pero el superávit primario depende cada vez más de los ingresos por retenciones, que en los doce meses a marzo llegaron a casi 3% del PBI. Y el gasto público sube a un ritmo muy fuerte, sin contar con un financiamiento que sea sustentable a largo plazo. Ya no parece haber espacio para más detracciones y si los precios internacionales de los commodities bajaran aquí tendríamos un problema.


EC - Con ese panorama, ¿cuáles son las opciones de política económica que tiene el gobierno para revertir esta situación? ¿Deberá seguir vendiendo dólares, por ejemplo?

AL - La inflación está siendo cada vez más alta. Y eso resulta de la aplicación de una política fiscal y de una política cambiaria-monetaria que en ambos casos son muy expansivas. Las expectativas de inflación a 12 meses, que según un relevamiento de la Universidad Torcuato Di Tella se situaban en 15% anual a mediados de 2007, apuntan ahora a una suba de precios de 30% anual.

Con estos niveles de inflación, del orden de 25% o 30% anual, el tipo de cambio nominal tiende a subir indefectiblemente. Si el gobierno persiste en expandir el gasto público, probablemente en los próximos meses se verá obligado a seguir vendiendo dólares si también quiere evitar que suba el tipo de cambio. Eso, a su vez, debería conducir a un aumento de las tasas de interés que, como decíamos antes, ya subieron un poco en los últimos días. Ese proceso de suba de tasas de interés propiciará gradualmente un enfriamiento de la economía. A su vez, la inflación en dólares que se está produciendo también jugará en la misma dirección, al frenar la demanda de exportaciones.

EC - Por otro lado, se puede leer en la prensa a diario, que el gobierno no quiere enfriar la economía. ¿Entonces?

AL - Es cierto, el gobierno no quiere ese enfriamiento de la economía y en los últimos días ha tratado de inyectar liquidez para evitar una mayor suba de tasas, pero esa mayor liquidez a su vez alimenta la demanda de dólares.

Es inconsistente entonces tratar de que el dólar no suba y que simultáneamente no suban las tasas de interés. Si se persistiera en esa estrategia, la pérdida de reservas podría ser muy importante en los próximos meses, porque la inyección de liquidez para evitar la suba de tasas derivaría en más venta de dólares por parte del Banco Central.

EC - ¿Qué tendría que hacer el gobierno, entonces, para bajar la inflación?

AL - Las políticas macroeconómicas deberían tornarse contractivas. Ese signo contractivo de la política puede provenir de un freno importante a la expansión del gasto público o de promover una política monetaria mucho más contractiva (aceptando la consiguiente caída del dólar y la suba de tasas de interés), o más lógicamente de una combinación de las dos cosas.

Cualquiera sea el camino, frenar la inflación requiere aceptar un enfriamiento importante de la economía, que estaba creciendo a tasas muy superiores a las sostenibles a largo plazo (en función de los niveles de inversión) y todo esto a instancias de políticas macroeconómicas excesivamente expansivas.

Además debería tomar medidas en el frente microeconómico para restablecer el clima de confianza. Debería implementar un ajuste gradual de las tarifas, restablecer la seguridad jurídica y la confianza en las estadísticas oficiales, por ejemplo.

EC - Entonces, ¿cuáles son las perspectivas para la economía argentina?

AL - Parecería que Argentina se encamina hacia una desaceleración de la actividad económica, que podría provenir de políticas más contractivas o del deterioro del clima de negocios que generan los niveles actuales de inflación. Hay que tener en cuenta, también, que con estos niveles de inflación, Argentina comienza a perder competitividad a un ritmo fuerte y eso también jugará en la dirección de un menor crecimiento en los próximos 12 meses.

La magnitud de esa pérdida de competitividad también va a depender del contexto de expectativas y de las decisiones que finalmente adopte el gobierno. Por ahora no surgen señales claras en dirección a un camino decidido de reducción de la inflación. Veremos si el 25 de mayo (feriado por el bicentenario de la independencia) hay anuncios que cambien esa visión.

EC - ¿Cuáles son las posibles repercusiones sobre nuestro país?

AL - Como hemos comentado otras veces, nuestro país ha bajado su nivel de dependencia en relación a Argentina. En principio pensamos que no veremos en el corto plazo efectos muy significativos en la actividad económica, sobre todo porque la eventual desaceleración de la economía argentina podría compensarse con la mejora de competitividad que probablemente tengamos en los próximos meses.

Y en lo financiero, el volumen de depósitos de argentinos en los bancos uruguayos es bastante bajo. No pensamos que puedan subir abruptamente como ocurrió en 2001, cuando se dio la crisis de la convertibilidad, para luego bajar también abruptamente. Y los bancos uruguayos cuentan con mucha liquidez para enfrentar cualquier deterioro de la confianza de los argentinos.

EC – Ayer el presidente del Banco Central, Walter Cancela, dijo que el crecimiento que han tenido los depósitos de no residentes en el sistema bancario uruguayo "es normal", han crecido menos de 10% en lo que va del año con relación a 2007. "No tenemos evidencias de que haya un flujo de capitales inusual desde Argentina hacia el sistema financiero uruguayo", dijo.

Además, según Cancela, una eventual rescisión en Argentina no afectaría el sistema bancario uruguayo, ya que este no tiene exposición a Argentina. Recordó que los bancos de plaza no han dado préstamos a aquel país, como sí ocurrió antes de la crisis de 2002, cuando los bancos financiaron provincias o empresas.

AL – Además, ahora los bancos tienen una gestión adecuada para cualquier tipo de depósito que venga de Argentina, para no caer en esos problemas.

EC – Entonces, ¿dónde está el punto más importante para Uruguay?

AL - El punto más relevante para Uruguay en el contexto actual está en el sector de la energía. Uruguay importa energía desde Argentina cuando faltan lluvias. Pero la inversión en el sector energético de Argentina es extremadamente baja y por ahora no hay indicios de que eso vaya a cambiar.