¿A qué obedeció el alto registro de inflación de mayo (0,87%)? ¿Cómo quedan las perspectivas para los próximos meses?
Según las cifras oficiales divulgadas ayer, la inflación del mes de mayo fue de 0.87%, y la de los últimos 12 meses de 7.2%, con lo cual se superó el límite superior de las expectativas de gobierno para este año, que estaban entre un 3% y un 7%. "La estrategia adoptada (por el gobierno) consiste, en alguna medida, en esperar a ver si ceden las presiones inflacionarias que provienen de los precios internacionales de las materias primas", aún a riesgo de que esto obligue una un mayor ajuste monetario, explicó el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
(Emitido a las 8.39)
EMILIANO COTELO:
La inflación de mayo fue de 0,87% según las cifras oficiales divulgadas ayer, un registro que superó los pronósticos de los analistas que contestan la Encuesta de Expectativas del Banco Central.
Con el dato de mayo, la inflación de los últimos doce meses se ubicó en 7,2%, es decir, por encima del límite superior de la meta que se había fijado el gobierno para este año (que va de 3% a 7%). A su vez, en pocas horas más, se espera que el gobierno decrete un nuevo aumento de los precios de los combustibles. En este escenario nos pareció que valía la pena detenernos en el comportamiento de los precios. ¿Por qué fue tan alta la inflación en mayo? ¿Cuáles son las perspectivas para los próximos meses? En los próximos minutos el diálogo será con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
Empecemos hablando del dato de mayo. La inflación fue bastante alta, 0,87%. ¿Cómo evalúan ustedes esta cifra?
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PABLO ROSSELLI:
La cifra de mayo fue más alta que la que nosotros preveíamos. Nuestro pronóstico puntual para mayo era de una inflación de 0,7%, coincidente con el resultado de la Encuesta de Expectativas del Banco Central. Finalmente, como tú decías, la inflación fue de 0,87%.
EC - ¿Por qué fue tan alta la inflación de mayo? ¿Qué factores explicaron esa suba?
PR - Hubo dos factores clave en el aumento del IPC de mayo. Por un lado, el mes pasado tuvimos un ajuste fuerte de tarifas derivado de la suba que tuvo el precio del petróleo en los mercados internacionales en las últimas semanas. Los precios de los combustibles aumentaron el 6 de mayo en promedio un 4,6%. También se recogió en mayo una suba muy fuerte del gas por cañería, que en los cálculos del INE fue de 20% y que recogió el efecto de un impuesto a las exportaciones que estableció Argentina. Estas subas de tarifas, de todos modos, estaban contempladas en la proyección.
Pero además, a esa suba se agregó también en mayo un fuerte encarecimiento de las frutas, algo que no esperábamos.
EC - ¿Cuánto subieron las frutas?
PR - Las frutas subieron más de 16% solamente en el mes pasado, mientras que las verduras subieron levemente (0,5%). O sea que otra vez tuvimos un impacto negativo de estos productos. Sin embargo, parte de esa suba tan excepcional fue al menos compensada con algunas bajas en otros precios de alimentos. Por ejemplo, la carne cayó 0,9%, los aceites y las grasas bajaron 0,2%. En estos descensos seguramente han incidido algunos de los acuerdos que procuró el gobierno con los sectores empresariales. Ahora, el resto de los alimentos mostró incrementos bastante significativos. Por ejemplo, los panes y cereales subieron en promedio un 1,7%, los lácteos 0,7%, azúcar 0,75% y las bebidas un 0,3%.
De todos modos, si se excluyen de la canasta del IPC los precios administrados y las frutas y verduras, y nos quedamos con lo que se denomina habitualmente inflación subyacente, según nuestros cálculos, ese índice subió 0,6% en mayo, un registro similar al de abril y menor a los que tuvimos en febrero y marzo, cuando nuestra medición de inflación subyacente superó el 1% mensual.
EC - A partir de ese comportamiento de la inflación subyacente que marcabas, ¿podemos concluir entonces que el dato de inflación de mayo no fue en definitiva un mal resultado?
PR - Al menos podríamos decir que el dato de mayo no fue tan malo como podría pensarse de la lectura del dato en frío, de la cifra de 0,87%. Dejando de lado las frutas y verduras (por su volatilidad) y las tarifas, que cada tanto recogen impactos fuertes por cambios de algunos precios, los demás precios de la economía subieron menos que lo informado por el IPC. La inflación subyacente fue de 0,6%. De todas maneras, hay que tener en cuenta que ese 0,6% que tuvimos en mayo y que también tuvimos en abril, significa una inflación en términos anuales del orden de 7,4%, es decir, por encima de la meta prevista para este año.
En definitiva, los mejores datos de inflación subyacente de estos últimos dos meses nos están mostrando subas de precios en términos anuales mayores que el límite superior de la meta. Eso nos está pautando que las presiones inflacionarias son persistentes y que no parece que vayan a moderarse de manera significativa en el corto plazo.
EC - Justamente, iba a consultarte, sobre las perspectivas para los próximos meses. Lo pregunto porque está claro que tendremos en los próximos días un nuevo aumento de los combustibles porque el petróleo no deja de subir.
PR - Es cierto. Todavía no cerramos nuestra proyección para junio, pero probablemente la revisemos al alza. Un mes atrás, preveíamos para junio una suba del IPC del orden de 0,5%. Teniendo en cuenta que habrá ajustes de combustibles (que estamos asumiendo del orden de 4% o 5%) y de electricidad (7%), es probable que el IPC suba al menos un 0,7%. Podemos tomar esa como una proyección preliminar.
Ese resultado contempla también un descenso de frutas y verduras, que suponemos del orden de 3%. Es muy difícil proyectar los precios de las frutas y verduras, porque son muy volátiles (y muy sensibles a los problemas climáticos), pero como tendencia esperamos cierto descenso de las frutas y verduras en los próximos meses a partir de la suba tan fuerte que tuvieron el año pasado. Pero errores de predicción en frutas y verduras lógicamente pueden tener algún impacto en el resultado final del mes.
EC - ¿Y cómo son las perspectivas más allá de junio? ¿Visualizan una inflación declinante? ¿Se puede cumplir la meta este año?
PR - Como tendencia, estamos viendo que las presiones inflacionarias son persistentes. La demanda interna se expande fuertemente y eso se traduce en aumentos importantes de los precios no transables de la economía, que en los últimos doce meses han subido más de 10%. A su vez, los precios internacionales de los alimentos se mantienen firmes. Si bien en algunos casos podemos empezar a ver algunos descensos de precios internacionales que podrían conducir a una moderación de los aumentos de precios en el mercado interno, por otro lado vemos que en algunos rubros los precios internacionales no han terminado de traspasarse al mercado doméstico. Así, nos parece probable que veamos más subas de precios internos en productos como la carne, los lácteos y los productos farináceos (que se elaboran a partir de harina de trigo).
A su vez, si miramos lo que ha sucedido en los últimos doce meses, las tarifas subieron menos que los demás precios de la economía, porque se recogieron los efectos de la reforma tributaria y por decisiones de gasto de recursos fiscales para evitar algunas subas. Pero eso no puede mantenerse indefinidamente. Ahora estamos viendo que con precios internacionales de la energía en alza, no queda otra alternativa que promover ajustes en el mercado doméstico.
EC - ¿En cuánto cerraría la inflación este año?
PR - Pensamos que la inflación va a cerrar en 2008 probablemente algo por encima de 7% y en esa estimación contemplamos un descenso en el conjunto del año de las frutas y verduras de más de 10%.
La inflación subyacente, que es un mejor indicador de las presiones inflacionarias más persistentes, probablemente estará entre un 8% y un 9%.
EC - ¿Cómo debería moverse la política monetaria? ¿Son necesarias subas más altas?
PR - Si el gobierno deseara llevar la inflación hacia el centro del rango objetivo (5%) en un horizonte relativamente corto (12 meses), a nuestro juicio entonces serían necesarias tasas de interés más altas.
Sin embargo, eso supondría también aceptar una mayor apreciación de la moneda (una mayor caída del tipo de cambio). En general en todo el mundo estamos viendo que los gobiernos están siendo bastante reticentes a subir más las tasas de interés porque justamente no quieren más apreciaciones de sus monedas, sobre todo respecto del dólar.
En definitiva, la estrategia adoptada consiste en alguna medida en esperar a ver si ceden las presiones inflacionarias que provienen de los precios internacionales de las materias primas. Pero el riesgo de esa estrategia es que la inflación termine siendo todavía más alta y que obligue luego a un mayor ajuste monetario. Ese es un riesgo que a nuestro juicio está presente en general para la economía mundial, sobre todo con vistas al año próximo.