Análisis Económico

Las pautas del gobierno para las negociaciones en los consejos de Salarios: ¿cuáles son las claves de esas pautas? ¿qué perspectivas se pueden avizorar para las negociaciones?

Análisis económico de Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte

(Emitido a las 08.30)

EMILIANO COTELO:

La semana pasada el Poder Ejecutivo lanzó la tercera ronda de negociaciones salariales de esta administración. En esa instancia, el gobierno dio a conocer un conjunto de lineamientos para las negociaciones que contienen varias puntas, algunas de ellas bastante novedosas, porque por ejemplo se manejan dos lineamientos alternativos, se plantea una mayor flexibilidad a nivel de sectores, se procura una mayor desindexación de la economía.
 
Vale la pena analizar los aspectos claves de esas pautas y examinar, como hacemos siempre, las perspectivas que se abren para esta ronda de negociación salarial. Ese será el tema, en seguida, con el economista Pablo Rosselli, de Deloitte.

Los lineamientos anunciados por el gobierno combinan una gran variedad de aspectos. Comencemos sintetizando los aspectos claves de esas líneas o pautas para la negociación.

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PABLO ROSSELLI:

Un primer aspecto novedoso para esta ronda de negociaciones es que no hay una sola pauta de negociación, como venía ocurriendo hasta ahora. El gobierno plantea dos pautas alternativas y la negociación deberá escoger en algún momento sobre qué pauta se trabaja.

EC - ¿Y qué se establece en cada una de esas alternativas?

PR - Una primera alternativa es muy similar al esquema de negociación que venía operando hasta ahora. Plantea acuerdos por 24 meses (y eso supone una extensión de 6 meses en relación a la negociación anterior). Los ajustes serían, como hasta ahora, cada seis meses. Y el gobierno plantea un incremento base en términos reales de 1% anual y plantea un incremento adicional a negociar, que llama de flexibilidad salarial, de entre 0% y 2%.

La segunda alternativa plantea un horizonte más largo, de 30 meses. Habría un primer ajuste semestral (en julio) y luego los ajustes serían anuales. Esta segunda alternativa plantea un incremento real como base mayor (de 2% anual en lugar de 1% anual) y con una posibilidad de incremento adicional a negociar, bajo ese concepto de flexibilidad salarial que podría llegar hasta 2% anual (como en la primera alternativa), más un 1,5% anual adicional sujeto a que se cumplan ciertas condiciones que deberían ser acordadas por trabajadores y empresarios.

EC - Imagino que habrá muchos oyentes preguntándose por qué hay dos pautas...

PR - En realidad el gobierno pretende que los acuerdos se realicen en el marco de la segunda alternativa, que plantea un horizonte de acuerdo más largo y que tendría como ventaja reducir la conflictividad salarial en el futuro. Además, los ajustes salariales en la segunda alternativa operarían en forma anual (en lugar de semestral). Bajo ciertas circunstancias, eso puede ayudar en alguna medida a moderar presiones inflacionarias, típicamente se modera la retroalimentación que puede tener una suba transitoria de la inflación cuando los ajustes de salarios son demasiado frecuentes.

EC - ¿Y, entonces, por qué se plantea la primera alternativa también?

PR - Estos aspectos (ajustes anuales y convenios largos) son a veces cuestionados por los trabajadores. Entonces el gobierno plantea una opción más tradicional (la primera alternativa), con plazo más corto y ajustes semestrales, pero la posibilidad de recuperación salarial es menor en esa primera alternativa. Más aún, en la segunda alternativa se plantea que los salarios más bajos tengan aumentos más fuertes. El 1º de julio, los salarios que se ubican entre el SMN actual (3.450 pesos) y 3.900 pesos tendrán un aumento de 20%, mientras que los salarios que estén entre 3.9000 y 4.250 tendrán un aumento de 16%. Ese mayor incremento saldrá parcialmente de un esfuerzo fiscal que consiste en la reducción del complemento de la cuota mutual que realizan las empresas por una cifra equivalente a 6% o 7% de esos salarios. Las empresas deberán hacer un esfuerzo equivalente, por encima de lo que será el ajuste general (que se estima del orden de 5% o 7%).

En síntesis, en lugar de forzar a las partes a negociar por la segunda alternativa de plazos más largos y ajustes más espaciados, se establece algunos incentivos para que se opte por la segunda alternativa. Pero de no mediar un acuerdo entre empresas y trabajadores para tomar ese camino, se aplicará sí o sí, la primera alternativa.

EC - ¿Qué otros aspectos son novedosos en estas pautas? Los medios destacaron, por ejemplo, que se busca una menor indexación salarial.

PR - Es cierto. Hasta ahora, teníamos que en muchos convenios se empleaba para determinar el ajuste salarial la inflación esperada, pero en cada ajuste se establecía una corrección por la diferencia entre la inflación real y la inflación esperada que se había utilizado para fijar el ajuste anterior. En los hechos eso opera como un ajuste en base a la inflación pasada (es un mecanismo indexatorio) que tiene efectos negativos en la economía porque subas transitorias de la inflación se traducen en nuevas subas de salarios y nuevas subas de precios. Para moderar ese problema, el gobierno dispuso que ese mecanismo de corrección opere solamente en algunos ajustes. En la primera alternativa operaría recién al final del convenio (en julio de 2010) y en la segunda alternativa en enero de 2010 y en enero de 2011. En 2009 no habría corrección por la diferencia entre la inflación esperada y la inflación verdadera.

Otro aspecto interesante es que a partir del segundo ajuste salarial (después del que se hará en julio de este año) se empleará para fijar la inflación esperada, el centro del rango objetivo del Banco Central (que ahora es 5% anual).


EC - ¿Y eso qué significa? ¿Por qué es importante?

PR - Eso es importante porque como la inflación ha subido ahora, las expectativas apuntan a una inflación en torno del techo del rango objetivo. Si en el futuro la inflación baja, con ajustes de salarios que asumen una inflación más alta, la suba del salario real podría terminar siendo bastante más significativa. Con este cambio, un descenso de la inflación en el futuro (algo deseable por cierto), no generaría subas desmedidas de salarios que puedan complicar luego el empleo.

EC - ¿Qué otros aspectos vale la pena destacar de este conjunto de pautas?

PR - Un aspecto interesante y que a nuestro juicio pasó bastante inadvertido es que para los ajustes de 2010 se prevé una corrección en función del desempeño del PIB. Como para 2010 falta mucho y a su vez el contexto externo podría deteriorarse, el gobierno prevé una corrección de las pautas de ajuste por la mitad del desvío que haya entre el crecimiento esperado del PIB para 2010 (al momento de los ajustes de ese año) y la proyección actual del gobierno (que es de 4%). Quiere decir que para 2010 se prevé, eventualmente, una revisión de los ajustes en función de la marcha de la economía.

EC - Hasta aquí estuvimos analizando las pautas del gobierno. Ahora, ¿qué balance hacen ustedes del conjunto de anuncios? ¿Cómo ven las perspectivas para esta negociación?

PR - Hay varios aspectos a tener en cuenta. Hay varios aspectos positivos pero también persiste cierto riesgo de que la negociación salarial derive en acuerdos que a la postre terminen siendo rígidos o poco consistentes con otros objetivos de política económica.

EC - ¿Cuáles serían los aspectos positivos?

PR - En primer lugar, es positivo que las pautas procuren reducir el grado de indexación de la economía, postergando la aplicación de correctivos. Por la misma razón, es bueno que se comience a aplicar el centro del rango meta como referencia de proyección de inflación. Es positivo que al menos para 2010 se prevea un correctivo que contemple un eventual deterioro del marco externo a través de la evolución del PIB.

También es bueno que se abra un espacio de negociación más flexible a nivel sectorial, que contemple diferentes situaciones de un sector a otro.

EC - Ahora, a pesar de esos aspectos que ven como positivos, también decías que persisten riesgos. ¿Por qué?

PR - Porque aún en la Alternativa 1, que es la que prevé menor aumento salarial, podríamos terminar con subas de salarios de hasta 3% anual en términos reales. Para algunos sectores esos niveles de aumentos podrían ser demasiado importantes, sobre todo si se deteriora el marco externo entre lo que resta de este año y el año próximo, puesto que recién en 2010 podría operar, eventualmente, una corrección que tenga en cuenta un cambio de ciclo económico.

Por otra parte, desde el punto de vista macroeconómico, si de los consejos de salarios surgieran mayoritariamente subas del orden de 4% o 5% real por año (en línea con la alternativa 2), seguiríamos viendo una expansión muy fuerte de la demanda interna, que daría persistencia a las presiones inflacionarias.

EC - Para terminar, ¿cómo ven el aumento del salario mínimo (que pasará de 3.416 pesos a 4.150 pesos en julio) y la idea de subas mayores en los salarios más sumergidos?

PR - No hay dudas de que el salario mínimo en nuestro país es muy bajo en relación al costo de vida. Desde ese punto de vista, parece lógico procurar un incremento del salario mínimo y de los niveles salariales más sumergidos.

De todas maneras, se debe ser cuidadoso con los incrementos de los salarios mínimos porque a veces terminan desalentando la contratación de mano de obra de baja calificación, particularmente en el sector formal del mercado de trabajo.

Esos dos objetivos (salarios mejores y disponibilidad de empleo para las personas de menor calificación) deben ponerse en la balanza (algo que por cierto no es fácil de hacer). Pero teniendo en cuenta el crecimiento de la economía, quizás el aumento del salario mínimo que se plantea no sea un riesgo demasiado relevante para la creación de empleo.