Análisis Económico

Standard & Poor’s bajó la calificación de deuda argentina

La calificadora de riesgo Standard & Poor’s bajó sus calificaciones soberanas de largo plazo en moneda local y extranjera de la deuda argentina, ubicándola en B, desde B+ en su escala global. "Hay un proceso largo de deterioro de la confianza de los inversores", explicó el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte, y agregó que "hay un marco de mucha incertidumbre sobre cómo se resolverán las necesidades financieras de Argentina, pero además hay un progresivo deterioro de las perspectivas macroeconómicas". Consultado sobre las posibles consecuencias que esto podría tener en Uruguay, dijo: "en principio esperamos efectos muy moderados".

(Emitido a las 8.36)

EMILIANO COTELO:
La calificadora de riesgo Standard & Poor’s bajó ayer sus calificaciones soberanas de largo plazo en moneda local y extranjera de la deuda argentina, ubicándola en B, desde B+ en su escala global.

Con esta decisión, Argentina queda igual que Paraguay y Jamaica, y dos escalones por debajo de la calificación de Uruguay.

El analista de Standard & Poor’s Sebastián Briozzo señaló en un comunicado que la baja de la nota de Argentina refleja los crecientes desafíos económicos que enfrenta el país, en especial la creciente inflación y las mayores presiones fiscales y financieras, sumadas a una baja probabilidad de que el gobierno aplique medidas correctivas para frenar la pérdida de calidad crediticia.

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EC - Estamos con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.

¿Cómo ven el desempeño de las variables financieras en Argentina? Vamos a manejar algunas cifras para situar a los oyentes.

PABLO ROSSELLI:
Sin duda la evolución del riesgo país ha sido el tema de la última semana, pero las acciones también han cotizado a la baja, muestran una tendencia declinante desde mayo, que, es justo decir, ocurre en todos los mercados, pero en Argentina la semana pasada el índice Merval cayó 6% y en lo que va del año acumula un descenso de 15%. Eso marca una diferencia notoria con Brasil, donde, a pesar del descenso de las últimas semanas, las acciones acumulan ganancias muy importantes.

Quiere decir que hay un deterioro de variables financieras como las acciones, y el riesgo país tuvo la semana pasada una suba muy fuerte, de 100 puntos; el viernes terminó en casi 730 puntos básicos en las mediciones de JP Morgan, que son las más usadas. Para el caso de Argentina hay que aclarar que esas mediciones contemplan bonos internacionales que tienen muy bajo nivel de transacciones; otras mediciones que computan bonos locales marcan que el riesgo país en Argentina está arriba de los 900 puntos. En cualquiera de las mediciones es claro que son niveles de un riesgo país máximo en los últimos tres años, hay que remontarse a los niveles de riesgo país que había después del canje forzoso que hizo Argentina durante la administración de Lavagna.

Ayer el riesgo país bajó de forma relativamente importante, hasta 668 puntos, porque el gobierno anunció que compraría títulos de deuda, y también hizo lo mismo el gobierno de Venezuela. Pero más allá de la evolución de la última semana, conviene tener presente que se observa un proceso largo de deterioro de la confianza de los inversores en Argentina. Y podemos poner un par de cifras para ilustrar eso.

EC - ¿Por ejemplo?

PR - Por ejemplo, hace solamente un año, el riesgo país de Argentina estaba en 300 puntos básicos, y en enero de 2007, un poco antes de aquella intervención del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) que generó toda la falta de credibilidad en ese organismo, el riesgo país de Argentina era de 200 puntos básicos. Era igual al que tenía Brasil en ese momento. Ahora Argentina está por lo menos, en la medición de JP Morgan, 500 puntos básicos por encima de Brasil. Quiere decir que hay un proceso largo de deterioro de la confianza de los inversores.

EC - Ya revisamos qué pasa con las acciones, ya revisamos qué pasa con el riesgo país; finalmente, ¿qué ocurre con el tipo de cambio?

PR - El tipo de cambio está relativamente quieto. La semana pasada subió de 3,06 a 3,07, pero eso es el resultado de la política monetaria cambiaria, porque el gobierno vende dólares en el mercado, vende dólares a futuro, y eso permite contener el tipo de cambio en alguna medida.

EC - Pasemos a la noticia que yo daba al comienzo de este espacio: Standard & Poor’s informó que bajó la nota de Argentina de B+ a B. Yo daba recién una síntesis de las explicaciones que dio la agencia, pero me gustaría que tú profundizaras en ellas.

PR - Lo primero que se puede decir es que la agencia en este caso castigó a la deuda argentina en un contexto en que el mercado ya la estaba castigando fuertemente. De hecho, ayer los bonos repuntaron un poco en Argentina, a pesar de que se conocía la comunicación de Standard & Poor’s y también se conocía el anuncio de que Moody’s revisaría la perspectiva de la deuda pública.

Las razones que dio Standard & Poor’s son bastante fáciles de entender. Hay mucha inflación en Argentina, el comunicado hace mención expresa a que los datos oficiales de inflación la sitúan entre 8 y 10%, mientras que las estimaciones privadas sugieren que está entre 24 y 28%; hay una forma sutil de criticar la calidad de esa información. Y Standard & Poor’s es muy explícita en marcar que hay crecientes presiones fiscales porque, si bien Argentina tiene un superávit primario importante, mayor de 3% del producto bruto interno (PBI), la calificadora advierte que hay una rigidez muy importante en el gasto público, que tiene una trayectoria creciente. Y marca también que hay presiones financieras que se hacen importantes, porque el año que viene Argentina va a tener necesidades de financiamiento por encima de los 10 millones de dólares, y no le va a ser tan fácil obtener esos recursos. Señala explícitamente –algo que debería llamar la atención en otras circunstancias, aunque en este caso no– que hay una baja probabilidad de que se realicen correcciones, porque no hay una señal clara del gobierno de que esté dispuesto a revertir las inconsistencias de las políticas económicas. El comunicado señala que hay una baja popularidad del gobierno y que eso también dificulta pensar en acciones correctivas en el plano fiscal.

EC - Sería bueno ver qué fue lo que disparó esta especie de crisis financiera o de desconfianza de los inversores. ¿Cuáles fueron los hechos?

PR - De nuevo, uno podría decir que hay factores de corto plazo y factores persistentes. Este es un proceso largo, que tiene ya más de un año. Lo que ocurrió la semana pasada fue esa emisión de un bono a 2015 hecha en Venezuela, como otras emisiones, a una tasa de 15% anual. El haber pagado esa tasa de 15% anual fue una señal muy, muy negativa para los mercados.

Otras veces en el programa dijimos que las tasas de interés que pagaban los bonos argentinos, las tasas de retorno exigidas por los bonos argentinos, ya eran tasas prácticamente de default. Una tasa de 15% es típicamente un nivel que acepta pagar quien no está muy convencido de que terminará pagando, es demasiado elevada. Pensemos que por un título a 2015 Estados Unidos paga una tasa de interés de menos de 4% anual. Quiere decir que en ese país la prima de riesgo fue de unos 1.100 puntos.

Para ver cuándo Argentina pagaba tasas de interés del orden del 15% anual, tenemos que ir al megacanje que en el año 2001 anunció Cavallo. En aquel momento Argentina tenía tremendos problemas financieros y el gobierno anunció un canje, que en teoría era voluntario, y se pagó una tasa de interés alta, de ese nivel, pero en condiciones bastante confusas, no era nada claro que los participantes, que fueron mayoritariamente Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), tuvieran la opción de no adherir. Esta emisión a 2015 al 15% anual marcó una señal muy negativa. Pensemos a su vez que Argentina no tiene acceso al financiamiento en los mercados internacionales.

EC - Por eso se apoya en Venezuela, por eso Venezuela le da una mano. Pero le cobra muy caro.

PR - Como no tiene acceso a los mercados internacionales, porque si hace una emisión internacional corre el riesgo de que los tenedores de los bonos que no adhirieron al canje de Lavagna confisquen esos fondos, recurre a una emisión con soberanía en Venezuela, pero el gobierno venezolano organiza la emisión, y los compran inversores que igual reclaman una tasa de retorno corregida o que refleje el riesgo. El gobierno venezolano ayuda en la organización de la emisión, pero al final son inversores privados los que compran esos bonos.

Y lo que se ve es que esa necesidad de financiamiento de más de 10.000 millones de dólares para el año que viene, en un contexto de poca confianza en los mercados domésticos, y en el mercado internacional con estos niveles de tasa, es difícil para Argentina. Esos son los factores que fueron disparadores la semana pasada, pero, como decíamos, es un proceso largo, hay factores más persistentes.

EC - ¿Cuáles son los aspectos más estructurales?

PR - Lo hemos comentado otras veces: una política monetaria y fiscal que ha sido muy expansiva, que llevó la inflación a más de 25% anual, tarifas públicas reprimidas que hacen que no crezca la oferta y suba la demanda de energía, que obligan a que los subsidios del gobierno hayan pasado del 1% del PBI a por lo menos 2% del PBI en 2008, y un aumento muy fuerte del gasto público, que hace que el superávit primario dependa cada vez más de las retenciones a las exportaciones, lo cual no se va a poder sostener en un escenario de caída de precios internacionales de los commodities. Eso cobra importancia en estas semanas, dado que la soja de julio hasta ahora bajó de 600 a 440 dólares la tonelada.

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EC - ¿Cómo quedan ahora las perspectivas para la economía argentina?

PR - Hay un marco de mucha incertidumbre de cómo se resolverán las necesidades financieras de Argentina, pero además hay un progresivo deterioro de las perspectivas macroeconómicas. Argentina muestra una creciente vulnerabilidad ante un escenario externo que se vuelva eventualmente más negativo. Parece muy difícil que se tomen medidas de ajuste fiscal, y sin medidas de ajuste fiscal es probable que veamos pérdidas de reservas porque el gobierno va a tener que apelar a la venta de divisas para contener lo que de otra manera sería una suba inevitable del tipo de cambio.

La confianza de los consumidores está en niveles muy bajos, de los más bajos desde 2003, y Argentina está experimentando mucha inflación en dólares, que le afecta la competitividad. Todo eso hace pensar en una desaceleración muy fuerte de la economía. En 2007 el PBI creció casi 9%, eso deja un efecto arrastre para 2008; probablemente en 2008 el crecimiento todavía aparezca alto, del orden de 6%, pero los analistas ya prevén crecimientos del 3% para 2009. Una desaceleración muy, muy brusca.

EC - ¿Qué repercusiones pueden esperarse en Uruguay?

PR - Para nosotros el desempeño de Uruguay en los próximos 18 meses va a depender sustancialmente de lo que ocurra en la economía mundial. En estas semanas vemos mucha volatilidad de los precios internacionales de las materias primas, que están cayendo y eso marca un horizonte de incertidumbre. En cuanto a los impactos que podamos recibir directamente desde Argentina, no porque se deteriore el contexto internacional sino por estos problemas que tienen esencialmente un origen doméstico, que es la inconsistencia de las políticas económicas de Argentina en los últimos años, en principio esperamos efectos muy moderados sobre Uruguay.

Uruguay ha bajado mucho su dependencia de las exportaciones de bienes con relación a Argentina, sigue siendo importante el turismo argentino para Uruguay, pero el turismo en general ha perdido peso en nuestra economía por la expansión que ha tenido el resto de las exportaciones. Y si pensamos en el sistema financiero, hoy los depósitos de no residentes son mucho más bajos que los que teníamos en 2001, son menos de 30% del total de depósitos; en 2001 teníamos más de 50%. Los bancos hoy son mucho más sólidos desde el punto de vista patrimonial o de liquidez. Con lo cual esperamos efectos muy moderados, aunque, seguramente, algún impacto en la actividad de algún sector vamos a ver.

Lo otro que queda es preguntarse en qué medida puede haber cierta retracción de la inversión hacia la región a partir de la crisis en Argentina. Pensamos que los inversores van a distinguir mucho a Uruguay de Argentina, pero de todas maneras la pregunta queda para responder más adelante. Tendremos que ver en qué medida hay una retracción de la inversión hacia toda la región.