La posición uruguaya tras el fracaso en la Ronda de Doha
El principio de acuerdo que se había alcanzado en la Ronda de Doha "distaba bastante de lo óptimo", pero permitía avanzar hacia el fin de la negociación, "algo muy relevante para Uruguay", dijo el subsecretario de Relaciones Exteriores, Pedro Vaz. Además, el jerarca señaló que un avance en la ronda hubiera favorecido la negociación externa del Mercosur, por ejemplo en acuerdos con Estados Unidos y la Unión Europea. Ahora Uruguay pedirá al Mercosur que se habilite a los países miembros a manejar distintas velocidades en esas negociaciones extra bloque.
(Emitido a las 8.58) EMILIANO COTELO: La noticia llegó desde Ginebra a fines de julio: las negociaciones de la ronda de Doha para una apertura del comercio mundial fracasaron una vez más. Al término de diez días de discusiones en la Organización Mundial del Comercio (OMC), después de idas y venidas entre propuestas agrícolas realizadas por Estados Unidos y Europa y propuestas industriales de los países emergentes, todo volvió a fojas cero. Ahora que pasaron algunos días y cuando se puede observar los hechos con un poco más de calma, les proponemos volver sobre el tema. ¿Qué escenario se abre para el comercio internacional? ¿De qué manera incidirán los cambios de autoridades que ocurrirán en los próximos meses en Estados Unidos y en la Comisión Europea? ¿Cómo debe pararse Uruguay ante la frustración de la negociación multilateral? ¿Qué va a pasar con el Mercosur y sus negociaciones externas? De esto vamos a hablar con el doctor Pedro Vaz, subsecretario de Relaciones Exteriores desde marzo, quien encabezó la delegación uruguaya en Ginebra en las reuniones por la ronda de Doha. *** EC - Para empezar, ¿qué fue lo que pasó?, ¿por qué fracasó o se cayó esta negociación en Ginebra de la Ronda de Doha? PEDRO VAZ: Quizás sería bueno empezar por ver qué se buscaba con esta instancia. Las negociaciones habían llegado a un punto en que había obstáculos, temas en los que no se había podido llegar a un acuerdo, y la convocatoria primero una instancia de altos oficiales y después una instancia ministerial era buscar levantar esos obstáculos a la negociación. Hubo un avance, se elaboró una suerte de paquete con algunos temas clave de la negociación en los cuales había cierto nivel de consenso, aunque no total, pero en otros no se pudo llegar a acuerdos y la negociación fue suspendida el 27 de julio. EC - El principio de acuerdo que se había alcanzado y que luego cayó, ¿era favorable para Uruguay? PV - Distaba bastante de lo óptimo, pero como a veces lo mejor es enemigo de lo bueno, todo tiene que ser visto en perspectiva. Teníamos algunos elementos del tema agrícola, nada menores. No olvidemos que en el tema agricultura hay tres pilares: competencia de las exportaciones vulgo subsidios a la exportación, ayuda interna y acceso a mercados. En subsidios a las exportaciones ya era un tema asumido por la OMC el compromiso de eliminarlos en 2013, eso venía en trazos gruesos desde Hong Kong. En ayuda interna parte del paquete era un acuerdo sobre techos a la ayuda interna en Estados Unidos y en Europa, que era el gran tema. Y en acceso a mercados, si bien estábamos hablando de un paquete limitado somos conscientes de que estaba bastante lejos de las aspiraciones de Uruguay, no hay que olvidar que los dos primeros pilares solo se negocian en la OMC, no hay negociación posible sobre subsidios y ayuda interna en el plano bilateral o de cualquier tipo; en cambio acceso a mercados tiene que ser leído dentro de lo que se pueda obtener de la ronda y en otros ámbitos. Ese paquete también incluía temas de acceso a mercados en productos no agrícolas, que por un lado daban, desde la perspectiva de Uruguay, un margen para políticas nacionales aceptable, un margen de maniobra importante, y unos niveles de corte arancelario desde nuestro punto de vista aceptables. EC - ¿A qué se refiere con corte arancelario? PV - En los dos casos hay cortes arancelarios, tanto en agricultura como en productos no agrícolas. El problema es que en agricultura son los países desarrollados los que tienen que hacer un corte más importante, con una serie de excepciones bastante grandes, y en productos no agrícolas son los países en desarrollo los que cortan más, también con un rango de excepciones que todavía no está definido porque no se llegó a tratar en la negociación de julio. EC - Usted decía que, en síntesis, era un principio de acuerdo que a un país como Uruguay le servía. PV - La evaluación nuestra era que sin ser un muy buen acuerdo, que no lo era (o base de acuerdo, porque quedaban temas sin analizar), permitía por un lado avanzar hacia el fin de la ronda, lo cual para Uruguay es relevante, y por otro lado mejoraba el escenario en su conjunto para el caso de Uruguay. EC - ¿En ese análisis usted tiene en cuenta lo que Uruguay concedía, o lo que países como Uruguay concedían? PV - Absolutamente. La sensación es que había una cierta ganancia, para empezar una ganancia con la eventual finalización de la ronda. EC - ¿Por qué eso era importante? ¿Qué tiene de significativo que la ronda finalice? PV - Comentaba hace un rato un buen ejemplo para eso, que es la parte agrícola. Si los temas subsidios y ayuda interna no se solucionan en el plano multilateral, directamente no se solucionan. Cerrar un acuerdo sobre esos dos aspectos para Uruguay en términos de mejorar el comercio internacional era realmente importante; lo sigue siendo. Había un pequeño avance en acceso a mercados agrícolas y la expectativa de que, cerrada la ronda, se abriera la posibilidad de un mejor acceso a mercados en esa área. En los aspectos defensivos, los márgenes que se manejaban satisfacían absolutamente las eventuales políticas de Uruguay, llamémosles políticas nacionales de promoción de Uruguay. EC - ¿Cuál es su juicio sobre lo que ocurrió? ¿Las negociaciones fracasaron o entraron en suspenso? El presidente de Brasil, Luiz Inácio "Lula" da Silva, dijo a fines de julio que "las negociaciones requieren de una solución política", sugirió como camino ahora una reunión presidencial: "La solución al problema de las negociaciones ahora es político, será necesaria una reunión de presidentes y primeros ministros para discutir políticamente lo que queremos hacer y lo que no queremos hacer. Coincido con la impresión de que las negociaciones no fracasaron, sino que se hizo una pausa para pensar". PV - Quizás la pregunta sobre fracaso o no, sobre la duración de esa pausa, para verlo del otro lado, tiene mucho que ver con lo que se construya en los próximos meses. Hoy estamos en agosto, por lo tanto hasta setiembre no se reinicia el trabajo cotidiano en la OMC. La gran aspiración es Uruguay se incorpora a ese punto de vista conseguir un piso de negociación de aquí en adelante que sea superior al que teníamos antes de este ejercicio de negociación de julio. Eso tiene varias dimensiones, una es la que usted señalaba que planteaba el presidente Lula: una definición política de alto nivel que destrabe y consolide lo obtenido, que destrabe lo que aún no se ha resuelto y consolide lo obtenido. Otra dimensión es en el plano técnico, el director general y los presidentes de los comités de negociación van a tener que generar un vehículo que puede ser un informe, un inventario, como se le quiera llamar que recoja los temas en los que hubo avances y los hubo en la negociación de julio, de modo que el reinicio de trabajos sea con un piso superior que el que había en junio, por poner una fecha. EC - ¿Qué perspectivas hay, teniendo en cuenta los cambios de gobierno que se vienen en algunos lugares clave, el recambio en Estados Unidos, que se producirá después de las elecciones de noviembre, con la asunción de las nuevas autoridades en enero, y el cambio en la Comisión Europea, cuyas autoridades se renuevan el año que viene? Hay quienes ven difícil que las negociaciones multilaterales se reanuden antes de 2010 por este tipo de factores. Incluso hay cambio de gobierno en la India, que ha sido otro factor relevante. PV - No es solo la asunción de un gobierno. En Estados Unidos el presidente asume en enero, pero tiene que conformar su equipo, definir políticas, definir una agenda con el Congreso, que puede incluir o no algún tipo de autorización para negociar. Usted mencionaba también la nueva Comisión Europea y las elecciones en la India, por lo tanto antes de fines de 2009 difícilmente podemos pensar en otro empujón como el que se generó en julio. Quiero decir con esto que de los dos aspectos que tenemos sobre la mesa la generación de la masa crítica de negociación y la convocatoria a nuevas autoridades en algunos casos, a los ministros responsables de los miembros, la parte de la masa crítica se puede ir generando, ese es el compromiso que los miembros tienen que asumir, pero es muy difícil imaginar un escenario favorable a la convocatoria para definiciones políticas de aquellos temas que no se puedan solucionar en el plano técnico antes de fines de 2009 o principios de 2010. EC - ¿Para esa fecha se concretaría la reunión de presidentes de la que habla Lula? ¿Cómo encaja en este cuadro la sugerencia de Lula? PV - La idea del presidente Lula es un impulso político a las negociaciones, que parece más que oportuno. El momento va a implicar volver a lo que comentábamos recién, un tema de agenda: ¿cuándo se convoca a una reunión de modo que quien vaya a esa reunión sea quien tome después las decisiones políticas para que la ronda de Doha avance? EC - ¿Cuándo podría ser esa reunión? PV - Depende de las reacciones de los países en su conjunto, porque las realidades no son las mismas en todos los casos. La toma de posesión en Estados Unidos será en enero, pero la Comisión Europea tiene mecanismos un poco diferentes, por lo cual una actuación conjunta de sus instituciones no solo la Comisión, sino incluir el Consejo trascendería a la Comisión, entonces el grado de compromiso sería otro. Estoy pensando en voz alta, en todo caso dependerá de cómo reacciona cada uno de los actores. *** EC - Este fracaso de las negociaciones ha tenido sus coletazos acá en el Mercosur. *** EC - Brasil jugó un papel bastante activo para intentar salvar la Ronda de Doha y, por eso, por las posiciones que asumió, tuvo algunas tensiones con Argentina. ¿Cómo queda la interna del Mercosur con estas posiciones enfrentadas? PV - Vamos por partes. Brasil efectivamente tuvo un papel muy fuerte lo ha tenido siempre, en esta instancia también no solo en cuanto a propuestas sino también en cuanto al desarrollo de las negociaciones y las conversaciones, para intentar, dentro de lo posible, llegar a un acuerdo. Por su parte, la delegación argentina fue muy enfática en sostener que los documentos presentados, tanto en productos no agrícolas como en el paquete que mencionábamos como primer resultado de las conversaciones de esa semana, no cumplían con dos principios, que eran el de la reciprocidad menos que plena, que informa toda la Ronda de Doha, y el de resultados comparables en agricultura y productos no agrícolas del párrafo 24 de la Declaración de Hong Kong. La delegación argentina fue muy clara en eso. PV - ¿Cómo se traduce eso en términos sencillos? PV - Significa que en la perspectiva planteada no se conseguía, a cambio de lo que se concedía, todo lo necesario, que no había equilibrio en las negociaciones. EC - Argentina temía comprometer su industria frente a la competencia extranjera... PV - Comprometer demasiado en términos de reducciones arancelarias para bienes no agrícolas y recibir poco a cambio en el área agrícola. Sin embargo, en esto no existe el "hubiera", como en tantas cosas, y así como es muy difícil decir que solo hubo un tema que bloqueó las negociaciones y que todo lo demás era fácil no lo era, tampoco es posible decir que fueran imposibles de solucionar o extremadamente difíciles de solucionar las preocupaciones que Argentina planteaba. No se llegó a ese estadio de negociación como para saber si esos planteos eran insalvables. EC - Uruguay se alineaba con el planteo brasileño. PV - Nosotros considerábamos, como Brasil, que había un avance, que había un movimiento en el buen sentido. EC - Lo cierto es que la relación quedó tensa, fría, quedó herida entre Argentina y Brasil, al punto de que fue tema de conversación entre la presidenta Cristina Fernández y el presidente Lula la semana pasada cuando el presidente brasileño visitó Buenos Aires. ¿Qué evaluación se puede hacer? ¿De qué manera todo esto hirió, lastimó al Mercosur? PV - Una posición conjunta habría sido preferible en términos de negociación, sin duda. Existieron diferencias, tampoco hay dudas. Pero no hay que dramatizar esas diferencias, ese es el punto de vista de Uruguay. El Mercosur es un proceso de negociación, entonces estamos enfrentados ese es el punto de vista de nuestro país, al día siguiente, a la mañana siguiente, ¿qué pasa después de esta pausa para usar el término más optimista de la negociación? Un avance de la negociación habría favorecido la negociación externa del Mercosur, por lo que mencionamos, porque solucionaba algunos temas que la negociación bilateral no podía solucionar. EC - Un avance en la negociación multilateral habría facilitado algunos temas que el Mercosur tiene pendientes en acuerdos que está negociando, por ejemplo, con Estados Unidos y con la Unión Europea. PV - El ejemplo de la Unión Europea es clarísimo. El fin de Doha o un avance sustancial en Doha permitiría sacar de la negociación bilateral, porque estarían arreglados por otro lado, algunos temas que la negociación bilateral no habría podido solucionar. Se podría concentrar en acceso de mercados, ese tipo de elementos. Con esta pausa en la negociación el escenario no es tan favorable, lo cual no significa, en la perspectiva uruguaya, que tengamos que olvidar esa negociación externa del Mercosur, que para nosotros es clave para el desarrollo del bloque. EC - La semana pasada, en declaraciones al semanario Búsqueda, el embajador Elbio Rosselli, director de Asuntos Económicos y de Mercosur, decía que la idea uruguaya es que el Mercosur retome las negociaciones con la Unión Europea y Estados Unidos, pero dando flexibilidad a los socios para ir a velocidades diferentes. Y citaba el antecedente Mercosur-México, en esa oportunidad se le permitió a Uruguay avanzar en un tratado de libre comercio con México mientras los otros socios seguían las negociaciones por sus respectivos caminos. ¿Esta es la posición uruguaya ya?, ¿se la da como oficial? PV - Un paréntesis en el tema de la negociación con México: en realidad Uruguay no fue autorizado a negociar con México, lo que existe es un acuerdo marco de los países del Mercosur con México, con vistas a un acuerdo de libre comercio, y se establece que hasta tanto eso no se dé, los acuerdos de cada uno de los socios del Mercosur con México serán parte integrante de ese paraguas. Hago la aclaración porque se habla de un weaver que no existió, cada miembro podía hacer lo que se fuera dando; en el caso de Uruguay fue un acuerdo muy amplio. EC - Lo cierto es que Uruguay tiene un tratado de libre comercio con México, mientras que los otros socios del Mercosur no lo tienen. PV - Los acuerdos que se negociaron con posterioridad al de Uruguay tienen muy distinto alcance. Eso está planteado como antecedente. Lo que manejaba el embajador Rosselli en la entrevista eran posibilidades ante la eventualidad de una negociación que consideramos absolutamente prioritaria para Uruguay. EC - Hace tiempo que no se habla de las negociaciones Mercosur-Unión Europea o Mercosur-Estados Unidos, hace tiempo que están trancadas. Yo mismo ahora no recuerdo cuándo empezaron, ¿cuántos años tienen las negociaciones Mercosur-Unión Europea? PV - El acuerdo entre las dos regiones que disparó la negociación fue en diciembre de 1995; de hecho lo firmó el presidente Sanguinetti como presidente pro témpore del Mercosur. EC - Y del lado europeo, Felipe González. PV - Así es. EC - Estamos hablando de algo muy antiguo ya, y muy bloqueado. ¿Por qué es importante para Uruguay que esa negociación Mercosur-Unión Europea se retome? PV - Porque allí se habla de muchos temas, pero para centrarnos en uno muy comprensible, hablamos de acceso a mercados. Y de acceso a un mercado para nosotros muy importante en el cual estamos limitados porque la mayoría de nuestros productos de exportación están sometidos a limitaciones de distinto tipo. Hay una limitante en cuanto a carne, la famosa cuota Hilton que es algo más que eso, ahí hay dos cuotas conjuntas, pero es algo muy limitado, son unas 6.300 toneladas, entonces una ampliación de ese acceso para Uruguay es muy relevante. Y como de la carne, podemos hablar de muchos otros temas. En la eventualidad de un acuerdo favorable a todas las partes, tendríamos un incremento sustantivo y tangible del comercio exterior uruguayo. EC - Para Uruguay es importante un acuerdo Mercosur-Unión Europea. Pero parece difícil que se logre. ¿Entonces? PV - Usted mencionaba las declaraciones del embajador Rosselli. Hacemos mucho hincapié en que avancen las negociaciones, porque pueden obligar a un juego de imaginación y de compromiso que permita seguir adelante, conformando las aspiraciones de todos. No digo que sea fácil ni que sea una propuesta concreta, imaginamos escenarios para no quedar detenidos en un aspecto para nosotros trascendente. EC - Decía Rosselli en esas declaraciones de la semana pasada: "Es evidente que Argentina eligió un modelo de desarrollo muy distinto al del resto de los socios, está en un neoindustrialismo muy proteccionista del mercado interno, con lo cual no será fácil compatibilizar la negociación externa del bloque". Esa es la causa, ahí está uno de los problemas en este momento. ¿Cómo sigue la cosa a partir de la idea que maneja el gobierno uruguayo? PV - Sigue con una negociación muy en serio del Mercosur. Uruguay ha manejado algunos ejes clave de lo que serían nuestro diagnóstico y nuestra propuesta para el mejoramiento del bloque. Uno de esos ejes es el tema de esta conversación, que es la negociación externa, entonces consideramos que a esta altura, con la Ronda de Doha detenida por un tiempo o en lo sustantivo, hay que sentarse a conversar y definir cuál es la mañana siguiente. EC - Marco Aurelio García, asesor presidencial en Brasil, decía que el Mercosur tiene que retomar esas negociaciones que están pendientes. El asunto es cómo. ¿Hay algún ámbito previsto para tratar estos temas? PV - El Mercosur tiene los ámbitos para tratar estos temas, un grupo específico sobre el área de negociación externa. Y entiendo que en estas circunstancias las reuniones de ese grupo adquieren una dimensión que quizás no tenían cuando Doha aún estaba en la expectativa de la reunión de julio. EC - ¿Uruguay va a esas reuniones con la idea de retomar las negociaciones Mercosur-Unión Europea, Mercosur-Estados Unidos, con diferentes velocidades para los países miembros, o va con algo más amplio, con la posibilidad de negociar por su cuenta acuerdos con terceros países? PV - La propuesta que manejaba el embajador Rosselli en la entrevista que usted citaba es lo que Uruguay lleva a la mesa de negociación Mercosur para, eventualmente, entre otras no estamos cerrados a una opción, permitir que las negociaciones funcionen y que lo hagan como nosotros las concebimos, que es Mercosur-Unión Europea. EC - Solo para estos acuerdos que el Mercosur tiene pendientes y en trámite. PV - Que tiene en trámite desde hace tiempo, con algunos avances en algún período que luego no se concretaron, y que aspiramos a retomar, sea cual sea el escenario. Habríamos preferido uno mejor, pero de todos modos es impostergable llevarlos adelante. *** EC - ¿Qué se puede esperar de un Mercosur en el que sus socios tienen intereses diferentes e incluso contrapuestos, como acaba de quedar de manifiesto en las últimas tratativas en Ginebra, en las que se percibe, como decía el embajador Rosselli, que Argentina eligió un modelo de desarrollo muy distinto del de los otros socios? ¿Cómo sitúan ustedes la situación del Mercosur, el punto actual? PV - No sé si hay intereses contrapuestos, quizás sea demasiado marcarlo de ese modo. Las diferencias existen y están ahí, e implican un enorme proceso de negociación en la interna. EC - Hay elementos recientes que podríamos agregar a todo esto. Por ejemplo, las detracciones argentinas a las exportaciones, en particular a las de gas natural que tanto nos han afectado, mientras que nos reclama por la tasa consular de 2% que grava las importaciones. PV - No hay que tenerle miedo a la negociación. El Mercosur es negociación pura y a Uruguay le habría gustado que hubiera más negociación o sobre más temas; los ejemplos son obvios. Por eso no quiero dramatizar el proceso que nos puede llevar a definir un modo de negociación quizás distinto del que se ha manejado hasta ahora. No sé si el que se plantea como opción, pero necesariamente uno que en la dimensión Mercosur-negociación externa nos dé a todos los participantes ventajas en el proceso. EC - ¿Y hacia dentro? PV - Hacia dentro los temas son múltiples, usted marcaba un par de ellos bien concretos, pero hay más. Tenemos el perfeccionamiento de la zona de libre comercio, de la unión aduanera, tenemos muchos aspectos a considerar. Quizás lo sustantivo sea y ese ha sido el punto de vista de Uruguay definir grandes ejes. Ya mencioné el de la negociación externa, que es el tema de conversación, pero tenemos también el cumplimiento real de lo ya acordado y el de las políticas públicas sobre distintos aspectos del desarrollo económico. Si bien es difícil pensar en un avance conjunto de todos ellos, conceptualmente son esos tres ejes lo que va a permitir dar un salto al Mercosur en cuanto por un lado a concretar lo que ya está suscrito y por otro a cumplir con esa promesa de plataforma de proyección externa que siempre ha sido para Uruguay y sigue siendo. EC - Pero el oyente lo escucha a usted mencionar esos tres grandes capítulos y dice: "Sí, ¿y?". Porque pasan los meses, pasan los años y ese tipo de diferencias se arrastran. ¿Qué grado de optimismo se puede tener en cuanto a una mejora de la dinámica interna? PV - Depende de todos los miembros, pero me gusta la idea de llevar a tierra cada uno de estos temas. Hay algo que está sobre la mesa, que es negociación concreta, que es evitar el doble cobro del arancel, que llevado a la práctica significa que una vez entrado al bloque un producto no tenga que pasar por una segunda aduana o por cada aduana de los territorios que atraviesa. No es un tema menor, aunque lo parezca, y tanto no es un tema menor que la negociación al respecto no ha terminado. Sin embargo se han registrado avances importantes para que al menos parcialmente o progresivamente eso se aplique. Ahí estaríamos hablando de lo que yo llamaba la concreción de lo que ya está pactado. El segundo eje, que yo llamaba el tema de las políticas públicas en el Mercosur, significa que la cancha sea pareja para todos. No es un tema fácil. EC - ¿Algún ejemplo concreto? PV - La idea de Uruguay es que la radicación de una inversión en un país o en otro del bloque sea neutral para quien realiza la inversión. Es un tema para nada fácil. EC - Es una idea elemental, es un concepto elemental. PV - Sin embargo es bastante complejo en su negociación y respetamos muchísimo los inconvenientes que puedan tener los socios al respecto. Pero pensamos que es parte de la negociación. No se pueden prever fechas para definiciones, pero nos interesa y mucho que en la agenda del Mercosur estén estos temas que para nosotros son clave. EC - ¿Por qué Uruguay tiene que seguir siendo miembro pleno del bloque?, ¿por qué no puede pasar a ser un miembro asociado como Chile, por ejemplo? PV - Estamos hablando de definiciones de corte político que no deben ser leídas solo en términos económicos, y mucho menos solo en términos comerciales. El Mercosur sigue siendo un eje para la política exterior de Uruguay, que no entendemos como un eje aislado en el mundo. De hecho, si uno analiza estos años es muy claro el patrón de buscar con mucha sintonía de lo que corresponde a cada país aquellos temas que pueden complementar ese eje central. Pongo ejemplos: la relación con Chile, la relación con México, las giras presidenciales que incluyen países que nunca se habían incluido, como Nueva Zelandia, donde no es lo comercial lo que más impacta, porque vendemos lo mismo, sino la cooperación, la inversión, etcétera. Lo que yo llamo el traje a medida, cada país o cada agente económico requiere no un traje de confección, no es lo mismo, requiere un traje de medida y en eso está Uruguay. Lo cual complementa el eje Mercosur. Quizás la peor actitud hacia el Mercosur sería decir "está todo bien". Por el contrario, consideramos que la mejor actitud es decir: "Tenemos estos problemas, hemos encontrado porque tampoco estamos hablando de mala intención en un proceso que ciertas vías quizás no fueron las adecuadas y hay que buscar otras". Esa es la negociación intramercosur, esa negociación permanente a la que no solo no nos negamos, sino que además promovemos. EC - Sin que eso implique cambiar de categoría en la relación con el Mercosur. PV - Sin que eso implique cambiar de categoría, que sería un terreno de complejísima exploración y que no está en la voluntad política del gobierno. EC - No está en la agenda. PV - No está en la agenda, particularmente porque no sería solo decir que hay categoría de miembro asociado, que la hay, también habría cambios respecto de lo que tenemos hoy, que como nunca se produjeron, son de evaluación enormemente complicada.