La crisis financiera internacional: ¿qué efectos está teniendo sobre Uruguay?
Análisis económico de Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
(Emitido a las 8.30 horas)
EMILIANO COTELO:
Como ustedes saben, la crisis bancaria en Estados Unidos y Europa está desde hace varias semanas convulsionando a los mercados financieros internacionales y está afectando también los valores de las materias primas. El petróleo ha bajado un 40% desde el máximo de julio pero también han caído los precios de los productos agropecuarios que exporta nuestro país.
En ese marco, ya se escuchan algunas advertencias desde sectores de la producción nacional. Por eso nos pareció oportuno dedicar nuestro espacio de análisis económico de hoy a las posibles repercusiones que esta crisis puede tener en nuestro país. En seguida, ese será el tema en diálogo con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
Para situarnos en el contexto ¿cómo están viendo la crisis internacional?
PABLO ROSSELLI:
Las últimas semanas mostraron un fuerte deterioro de expectativas en los mercados. Si bien los indicios de problemas financieros tienen ya muchos meses, sobre todo en el caso de Estados Unidos (donde desde hace ya un año se advertían inconvenientes), en las últimas semanas se ha confirmado un cambio de diagnóstico sobre la crisis. Inicialmente muchos analistas y autoridades pensaban que la crisis era esencialmente de falta de liquidez de las instituciones -generada a partir de cierta desconfianza de los inversores debido a los problemas con los créditos hipotecarios- que estaba concentrada sobre todo en Estados Unidos y que podría afectar solamente algunas instituciones.
Entonces la respuesta de las autoridades en Estados Unidos y Europa fue inyectar liquidez en los mercados financieros, a través de numerosas medidas y acciones. Sin embargo, en las últimas semanas se hizo bastante evidente que eran muchas las instituciones que tenían problemas serios de solvencia y que la exposición al riesgo en los mercados hipotecarios era sustancialmente más severa de la que se pensaba. Entonces los inversores comenzaron a temer por la salud de las instituciones y eso retroalimentó la falta de liquidez porque se cortó el crédito. Hoy los bancos no se quieren prestar entre ellos porque temen no recuperar los créditos.
EC: Un tema que, de todas maneras, llama la atención es que a pesar de las medidas y los anuncios de los gobiernos, la crisis de confianza todavía parece no parar. ¿Por qué es eso?
PR: En realidad tenemos situaciones diferentes. Para tratar de revertir esa situación, en Europa los gobiernos están anunciando mayores seguros de depósitos pero el tema es que si hay problemas de solvencia alguien tiene que asumir las pérdidas. En Estados Unidos, el paquete aprobado por el Congreso abre la puerta a que sea el Estado de ese país el que asuma el riesgo de perder dinero en el proceso de capitalización de las instituciones en problemas.
Si hay problemas de solvencia, asegurar depósitos e inyectar liquidez es necesario pero no alcanza para restablecer la confianza. Estados Unidos está más decidido a atacar la falta de solvencia de las instituciones. En Europa los gobiernos en los hechos han aceptado nacionalizar varias instituciones -lo cual marca que también hay disposición a absorber pérdidas por parte de los gobiernos- pero el marco general de intervención es bastante confuso, con señales diferentes entre los países. Tendremos que ver cómo se suceden los acontecimientos en las semanas siguientes, pero a nuestro juicio debemos pensar que la retracción del crédito en los mercados internacionales no se va a revertir de manera rápida.
EC: ¿Y eso qué implica para la economía mundial y para nuestro país?
PR: Eso implica que el crecimiento mundial, que venía siendo muy superior a la media histórica hasta hace unos meses atrás, va a estar en 2009 claramente por debajo de esa media. Seguramente tendremos un contexto externo notoriamente desfavorable, en contraste con el fuerte impulso que recibimos en los años anteriores.
En relación a nuestro país, a nuestro juicio, el cambio de contexto externo nos debe hacer pensar en un enfriamiento muy marcado de la economía uruguaya, que va a operar principalmente por el lado de las exportaciones y por el lado de la inversión.
EC: De hecho, ya se escuchan algunas advertencias desde sectores exportadores por el cambio del marco externo. ¿Qué están marcando las cifras de exportaciones?
PR: Lo primero que debemos señalar es que todavía es temprano para medir en su totalidad los efectos sobre las exportaciones. Hay que tener en cuenta, en particular, que en las últimas semanas se produjo un agravamiento importante de la crisis que recién repercutirá en las cifras de octubre y los meses próximos.
De todas maneras, según cifras preliminares, en el bimestre agosto-setiembre ya se notó una desaceleración de las exportaciones, que opera por descensos de precios y por pérdida de dinamismo en las cantidades exportadas.
EC: ¿A cuánto llegan las caídas de precios?
PR: Las caídas de precios son variadas. Para tomar algunas referencias claves, en relación a los máximos de este año, vimos una caída de los precios internacionales de la soja de casi 45% y de más de 50% en el trigo. La leche en polvo en Europa acumuló un descenso también de 50% en relación a los máximos que se habían observado hace un año, y los precios de exportación de la carne bajaron más de 20%.
Todavía tenemos precios que en general son altos desde una perspectiva histórica. En general son bastante mayores que los que teníamos por ejemplo en 2006, pero la tendencia es declinante y las caídas que estamos observando son muy fuertes.
Y además, como decía recién, también hay algunos indicios de menor dinamismo en los volúmenes exportados.
EC: ¿Podemos poner algunos ejemplos?
PR: Por ejemplo, las exportaciones de carnes medidas en volúmenes físicos cayeron 30% en el bimestre agosto-setiembre contra el mismo período del año pasado. En esa caída influyeron factores específicos de oferta (por falta de ganado gordo para faena) pero en las últimas semanas comenzó a operar el menor dinamismo de la demanda externa.
En las exportaciones de lácteos también se observan caídas de volúmenes, aunque hay variaciones según el producto que se considere.
Por otro lado, las exportaciones de cereales medidas en volúmenes físicos se estancaron en esos dos meses (agosto y setiembre) en comparación con igual período del año pasado. Lo mismo sucedió con las exportaciones de cuero, aunque en este caso ya se venían observando algunas caídas desde hace unos cuantos meses.
EC: ¿Y cómo están observando estas primeras señales? ¿Debemos esperar caídas importantes de nuestros volúmenes de exportación en los próximos meses?
PR: Debemos analizar estas cifras con precaución. Estamos tomando datos de solamente dos meses, pero hay indicios claros de pérdida de dinamismo en los volúmenes exportados. A su vez, es muy probable que esa tendencia se acentúe una vez que incorporemos los datos de octubre porque actualmente el comercio mundial está muy paralizado porque las restricciones de crédito entre los bancos dificultan las operaciones de comercio exterior y porque los compradores, sobre todo de materias primas, han frenado sus compras a la espera de más bajas de precios. Esto ha sido particularmente claro en el caso de los productos lácteos, para los cuales la tendencia bajista comenzó el año pasado.
EC: ¿Qué debería ocurrir entonces en los próximos meses?
PR: Si pensamos en las cantidades exportadas, la situación debería normalizarse una vez que se despeje razonablemente este clima de gran desconfianza que hoy impera en los mercados financieros. No es lógico pensar en caídas muy fuertes y persistentes de los volúmenes de venta.
Pero los precios de exportación que tendremos de aquí en más serán más bajos que los que veníamos teniendo hasta ahora y posiblemente veamos caídas adicionales en los próximos meses.
EC: Por otro lado hay que añadir que el dólar está subiendo. Tenemos por un lado caída de precios y por el otro mejora del valor del dólar...
PR: Eso contribuye a mitigar el efecto negativo sobre el sector exportador. De todas maneras, para el país en su conjunto, la caída de nuestros precios de exportación es un shock negativo, es una mala noticia. La rentabilidad del sector exportador va a ser menor que la que venía siendo aún cuando el dólar esté subiendo.
EC: Quiere decir que por el lado exportador veremos un deterioro importante. Pero hablabas también de efectos financieros por el lado de la inversión. ¿A qué te referías?
PR: En los últimos años vimos un aumento muy fuerte de la inversión que a nuestro juicio tenía dos grandes factores de impulso. Por un lado, la economía mundial estaba en una fase de fuerte crecimiento, con precios muy altos para nuestras materias primas. Por otro lado, el país estaba capitalizando los efectos de varias reformas que habían mejorado el atractivo del país para atraer inversiones. El primero de esos dos factores ya no lo tenemos ahora y probablemente no lo tendremos por lo menos durante todo 2009. A su vez, el riesgo país está subiendo fuertemente, como ocurre con todos los mercados emergentes. El lunes el riesgo país estaba en casi 470 puntos, mientras que hace un mes estaba en 310 puntos básicos y a principios de año estaba en 220 puntos. Esta suba del riesgo país se traduce en un encarecimiento del dinero en nuestro país que seguramente afectará las inversiones con financiamiento local. Además, el riesgo país es una referencia clave que toman las empresas a la hora de decidir invertir. Cuanto mayor el riesgo país, mayor debe ser la rentabilidad esperada para llevar adelante las inversiones y por lo tanto es menor la cantidad de proyectos que se termina ejecutando. Y por último, la inversión extranjera, que era un pilar clave del dinamismo de los años anteriores, también se verá resentida por las restricciones de crédito que están operando en las economías desarrolladas.
EC: ¿Con todos esos elementos, cuánto crecerá la economía uruguaya el año próximo?
PR: Todavía estamos revisando nuestras proyecciones. Hasta hace una semanas manejábamos una proyección de crecimiento de 5% para 2009 en la medición promedio anual, que de hecho ya involucraba una desaceleración importante de nuestra economía, porque ese 5% promedio anual surgía de un aumento previsto del PIB de 3% en la medición punta a punta (considerando los valores de cierre de 2009 con los valores de fines de 2008), cuando los últimos datos disponibles (a junio de este año) marcaban una suba del PIB de 13% en la comparación primer semestre de 2008 contra el primer semestre del 2007.
Probablemente debamos pensar en un crecimiento menor a 3% en la medición punta a punta para el año próximo, lo que quiere decir que tendríamos una desaceleración muy marcada de la economía uruguaya.