Entrevistas

"Hubo crisis de políticas públicas" para hacer frente a la turbulencia financiera

"Hubo crisis de políticas públicas" para hacer frente a la turbulencia financiera

El doctor en Economía Mario Blejer, ex presidente del Banco Central de la República Argentina y ex director del Centro de Estudios Bancocentralistas del Banco de Inglaterra, dijo que "lo que fracasó fueron las políticas públicas, primero en prevenir la crisis, luego en tratar de evitar su expansión y en tercer lugar en tratar de resolverla". "Recién ahora se están tomando las medidas necesarias", señaló. Blejer afirmó que "el sistema financiero es un bien público" y "hay que preservarlo aunque tenga un costo muy elevado que habrá que pagar después". Por otra parte, resaltó que cuando la crisis comience a retroceder se observará un aumento de la inflación mundial.

(Emitido a las 8.45 horas)


EMILIANO COTELO:
La semana que pasó fue la peor en la historia de las bolsas de valores, con caídas en picada de los principales índices, lo que reveló que las medidas adoptadas hasta ese momento por los gobiernos no lograban generar la confianza mínima para empezar a salir de esta crisis financiera global.

Luego, durante viernes, sábado y domingo, hubo reuniones al más alto nivel, tanto en Estados Unidos como en Europa.

En Washington, el viernes se reunieron los ministros de Economía de los países más desarrollados, los que conforman el Grupo de los Siete (G7: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón). Allí decidieron, entre otras cosas, "tomar acciones decisivas y utilizar todas las herramientas disponibles para respaldar a instituciones financieras importantes para el sistema y prevenir su quiebra".

La resolución fue apoyada al día siguiente por el Comité Monetario y Financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI). De todas maneras, el FMI cree que se necesitarán más medidas aún.

Ayer, en París, los jefes de Gobierno de la zona euro acordaron lanzar un plan de ayuda a los bancos. Entre otras cosas, los 15 acordaron garantizar una refinanciación bancaria "limitada" hasta fines de 2009 para impedir la quiebra de las instituciones grandes con operaciones de recapitalización.

¿Qué impacto pueden tener estos anuncios? ¿Serán suficientes estas medidas para estabilizar las plazas financieras? ¿Hay que ver como consolidada la tendencia que están mostrando a esta hora las bolsas en Europa?

Vamos a analizar este nuevo escenario en contacto directo con Londres, donde ubicamos esta mañana a nuestro entrevistado: Mario Blejer, doctor en Economía graduado en la Universidad de Chicago (1975), ex presidente del Banco Central de la República Argentina (nombrado a comienzos de 2002 tras la asunción del gobierno de Eduardo Duhalde), luego (2003) director del Centro de Estudios Bancocentralistas del Banco de Inglaterra y asesor del presidente de esa institución.

Hoy, a los 60 años de edad, es consultor privado y profesor visitante de Economía y Negocios de la Universidad de San Andrés de Buenos Aires.

El doctor Blejer fue técnico del Fondo Monetario Internacional entre 1980 y 2001 (donde se retiró como asesor senior después de desempeñarse en los Departamentos de Asia y Europa entre otros), también trabajó en el Banco Mundial y en el CEMLA (Centro de Estudios Monetarios de América Latina), y es coautor de varios libros sobre política monetaria, política fiscal y cuestiones bancocentralistas entre otros temas.

***

EC - Doctor Blejer, como se imaginará, tengo una larga lista de preguntas para usted.

MARIO BLEJER:
¡Yo no sé si tengo una larga lista de respuestas!

(Risas)

EC - Empecemos por lo más directo. Usted se encuentra Londres en estos días. ¿Cuál es el ambiente allí?, ¿cómo se está viviendo en Europa esta crisis financiera?

MB - La crisis financiera en Europa comenzó a sentirse con toda su virulencia en las últimas seis semanas, en los últimos dos meses. El efecto se había sentido acá en Inglaterra con la quiebra de uno de los bancos hipotecarios, el Northern Rock, hace unos meses, y luego parecía que la situación se había calmado. Pero cuando se exacerbó en Estados Unidos comenzó a notarse acá en Europa, y en Inglaterra en particular, que no se estaba aislado y que esta crisis podía tener efectos muy, muy nocivos, no solo sobre el sector financiero, sino también sobre la economía real, y llevar a todo el continente a una recesión importante. Ahí fue cuando comenzaron a tomarse medidas con mayor seriedad e importancia.

EC - Pero ¿qué pasa en estos días en particular?

MB - La semana pasada fue muy problemática, una semana negra en los mercados. En el fin de semana fueron importantes un par de cosas. Las resoluciones del G7 fueron muy generales. Acá en Europa se pensó –por lo menos fue lo que recogí en una cantidad de contactos que he tenido con bancos y bancos centrales– que esa resolución del G7 no iba a ser suficiente para retomar el curso o para recobrar la confianza, porque en términos generales decir que se va a hacer todo lo posible para evitar la crisis no era algo demasiado concreto. Quedaron dudas el viernes, más que dudas un temor de que eso no fuera suficiente. Además, el llamado a coordinación y a una sincronización de medidas tampoco fue aceptado en general, porque distintos países tienen distintas necesidades. De modo que, en general, el sábado había escepticismo en cuanto a que esto lograra revertir las expectativas. Sin embargo, las acciones del gobierno británico, por un lado, y el plan establecido por los gobiernos europeos dentro de la zona euro cambiaron el estado de ánimo el domingo...

EC - ...Recordemos que Gran Bretaña no integra la zona euro.

MB - No integra la zona euro, pero es parte integral de la comunidad europea. El plan más completo para atender este problema fue emitido aquí en Londres a mediados de la semana pasada, jueves o viernes. En la práctica, el fin de semana la zona euro copió prácticamente el plan inglés.

EC - El plan británico inspiró la resolución que ayer adoptaron los jefes de Estado de los países de la zona euro.

MB - Exactamente, y esto tiene una serie de implicaciones importantes. En cierta forma, el liderazgo estadounidense y del FMI en este tema quedó muy diluido, porque se necesitó una acción adicional de Europa y de Inglaterra, despegándose de las ideas fundamentales de ese plan. Y parecería que está teniendo un efecto positivo. Esta mañana he tenido varios contactos aquí en Londres y me dicen que no hay euforia en los mercados, pero hay más optimismo. Optimismo no es lo mismo que confianza, pero empieza a acercarse.

EC - Vamos a repasar las decisiones que se han tomado. ¿En qué consiste básicamente el plan británico, que ya se ha comenzado a aplicar hoy con algunos bancos en concreto?

MB - Eso es importante, que se ha empezado a aplicar; el plan de Estados Unidos todavía está en el aire. En términos muy generales, hay tres problemas en el sector financiero, en los países desarrollados en general y se están contagiando algunos emergentes. El primero de esos problemas son los activos tóxicos, préstamos dados que no van a ser cobrables, malos activos de los bancos...

EC - ...Préstamos dados con malas garantías.

MB - Con malas garantías o con falta de capacidad de pago del deudor. Eso causa, por otro lado, una serie de problemas financieros que descapitalizan a los bancos. Los bancos no solamente tienen activos que no tienen el valor que tendrían que tener, sino que también les falta capital. Y en tercer lugar hay un problema de crédito, porque al haber poco capital y activos nocivos en las carteras de los bancos, los bancos no quieren prestarse entre ellos. El mercado interbancario está congelado, porque no hay confianza ni siquiera entre los bancos. Todo esto, estos tres elementos, crea desconfianza en los depositantes, que tienen miedo por sus ahorros, y congela el crédito en la sociedad, en la economía en general. Eso es lo que nos hace dudar de la posibilidad de que la economía siga creciendo sin crédito. Ese es el problema.

El plan inglés trata de atender estos tres problemas al mismo tiempo. Lo que más llama la atención, lo que más se menciona, es la capitalización, pero no es el único punto. La capitalización consiste en que el gobierno británico –y ahora los gobiernos de la zona euro– ofrece recapitalizar a los bancos, básicamente comprar acciones a los bancos que tienen necesidad, que no pueden capitalizarse solos, que los propios accionistas no pueden capitalizar.

Se dice que están "nacionalizando" los bancos; el gobierno se está convirtiendo en un accionista de los bancos. En el caso del Royal Bank of Scotland, compra el 60% de las acciones, por lo tanto es el accionista mayoritario. En ese sentido es una nacionalización, pero no en un sentido más amplio, solo en el sentido de ser el dueño mayoritario de un banco. Esto aumenta la confianza en el sector bancario, porque el gobierno respalda la actividad. Esta "nacionalización" es temporaria, la idea es volver a vender las acciones al público en cuanto la situación mejore.

El segundo aspecto, que es muy importante –que el plan estadounidense no trata y por eso se crean problemas–, es el hecho de garantizar el crédito interbancario. La falta de confianza ha llevado a que los bancos no se presten entre ellos, porque no conocen la capacidad de sus colegas de poder devolver los préstamos. Y el mercado interbancario, que es algo que el público no ve, porque está en la mesa de atrás de los bancos, es lo que motoriza todo el sistema de crédito internacional. Si no hay crédito entre los bancos, tampoco hay crédito al público en general.

EC - ¿Cómo se va a garantizar el crédito interbancario?

MB - El gobierno británico en forma específica –y aparentemente, aunque los detalles todavía no están, también los gobiernos de la zona euro– va a dar una garantía. Cuando un banco da un crédito a otro banco, hasta tres meses, ese crédito estaría garantizado por el gobierno. Esto es, si el banco recipiente, el deudor, no puede pagar ese crédito por alguna razón, el gobierno se hace cargo, de forma que no habría riesgo para un banco de dar un crédito a otro banco. Eso revitalizaría y pondría en marcha nuevamente el mercado interbancario, lo cual haría funcionar el sistema y haría la garantía innecesaria. Sin esa garantía el mercado interbancario continúa congelado. Es un punto crucial del programa inglés, que ahora está siendo copiado y que no está en el programa de Estados Unidos. Por eso ese programa no ha funcionado todavía para destrabar el crédito interbancario.

A mi juicio es fundamental recalcar estos dos aspectos: uno es la recapitalización y el otro es la garantía a los créditos interbancarios.

En tercer lugar, todos los bancos centrales –incluyendo los de Estados Unidos, Suiza, Japón, etcétera– han aumentado en forma casi inaudita, por el monto de los números, la liquidez que pueden obtener en términos de lo que llamamos redescuento en la jerga de banca central...

EC - ...Conviene explicar de qué estamos hablando.

MB - Cuando un banco le da un préstamo a una empresa recibe un documento, que es la deuda de la empresa con el banco. Ese documento no es líquido, porque es la deuda de una empresa con un banco, pero el banco puede ir al Banco Central, que dentro de ciertos límites le ofrece liquidez, dinero, a cambio de ese documento; de alguna forma el banco revende la deuda. Normalmente los bancos centrales ponen muchas condiciones para hacer ese redescuento: tiene que ser un préstamo bien dado, con una calificación crediticia alta, hay un límite de cuánta liquidez se puede obtener a cambio de los créditos que ya han sido dados. Ahora los bancos centrales en el mundo están relajando, facilitando ese mecanismo. Los bancos pueden ir con créditos mucho menos aceptables que antes y obtener liquidez de los bancos centrales.

De estas tres formas los bancos reciben más capital. Por un lado, están vendiendo una parte al gobierno, pero reciben capital; por otro lado se garantizan los préstamos interbancarios, y en tercer lugar se obtiene liquidez a cambio de préstamos ya dados, aunque no sean de primera calidad. Estos tres mecanismos tratarían de destrabar el sistema, de crear un poco más de confianza para evitar que haya corridas de depósitos, algo que no hemos observado en forma importante, porque los bancos centrales han estado tratando de garantizar los depósitos; aun con las quiebras que hemos observado en algunos bancos, ningún depositante ha perdido dinero por las garantías de depósito. Pero todo esto trataría de recuperar la confianza. Estos tres elementos son cruciales en el sistema.

Y parece que en cierta forma está mejorando el ambiente...

EC - ...Hay algo de paradójico en todo esto: que los mercados y los inversores reaccionen positivamente, se sientan satisfechos, cuando lo que va a ocurrir es una gigantesca estatización de bancos, cuando es el Estado quien sale a socorrer al sistema financiero, no solamente comprando acciones, sino, además, con esos otros instrumentos que usted describía. ¿Cómo se entiende esto en el sistema capitalista?

***

EC - ¿Cuántos días hace que está en Londres?

MB - Ya hace una semana que estoy aquí.

EC - Usted recién explicaba por qué medidas como estas, que se han anunciado entre ayer y hoy, estarían resultando satisfactorias para los inversores y para los mercados, por qué se estaría produciendo este efecto rebote que estamos viendo en las tablas en este momento. La bolsa de Londres está subiendo 4,7%, la bolsa de París sube más de 6%, la bolsa de Frankfurt ahora sube casi 7%. Usted explicaba las características de estos planes y marcaba algunas ventajas que tienen en comparación con el plan de salvataje del sistema financiero de Estados Unidos. Y yo le preguntaba cómo se entiende que sean planes que implican una presencia del Estado tan fuerte –con compra de bancos, pasando a dirigir bancos, en el caso de Gran Bretaña y de otros países de Europa bancos muy tradicionales– lo que concite esa tranquilidad en los principales agentes del sistema capitalista.

MB - Primero quiero aclarar que se ven signos de optimismo y de rebote. Esperemos que esto sea una señal de que tal vez lo peor de la crisis pasó, pero tampoco hay seguridad de que lo peor ya pasó, todavía hay otros elementos que hay que analizar, hay que ver qué pasa en Estados Unidos cuando abra el mercado, porque es feriado.

Con respecto a la pregunta específica sobre la intervención del Estado, para esto hay que remontarse a las razones de la crisis. Es obvio que esta crisis financiera y en cierta forma del sector real de la economía, pero sobre todo la crisis financiera, demuestra un fracaso serio no tanto de los mecanismos del mercado, sino de los mecanismos de políticas públicas de regulación. Todo el mundo, excepto, tal vez, algún fanático o fundamentalista del mercado –no me cuento entre ellos–, por más libremercadista que sea en sus ideas, sabe que el mercado financiero tiene que estar regulado, no hay forma de tener confianza en un mercado financiero que no esté regulado, que no esté bien supervisado, que no tenga una intervención pública que garantice las actividades de las entidades financieras, porque a la larga el sector financiero depende de la confianza más que cualquier otro sector, porque es un sector de promesas: yo le doy mi dinero y usted me promete pagármelo, yo voy a comprar los tomates y me los llevo; pero acá tengo una promesa y alguien me tiene que asegurar que esa promesa va a ser cumplida. Por eso el rol del Estado en el sector financiero es fundamental.

Ha habido un exceso de libertad de mercado, de falta de regulación, de falta de intervención y un fracaso institucional de las entidades de supervisión que estaban a cargo de garantizar el correcto funcionamiento de estos mercados, que funcionaron mal, dejaron al sector privado endeudarse en forma exagerada, a los bancos endeudarse en forma exagerada, y además dejaron a porciones inmensas del sistema fuera del sistema regulatorio –todo lo que son los fondos de cobertura, lo que los bancos pusieron fuera de sus balances, etcétera–. Hubo un exceso de libertad de mercado y un fracaso de las políticas públicas que tenían que regular el mercado.

Hoy observamos un movimiento del péndulo en la dirección contraria, lo que el público quiere para poder devolver la confianza al mercado es ver que el Estado asume su rol. Lo hace tal vez en forma exagerada, pero no hay otra alternativa en este momento, porque al haberse producido esta crisis de confianza, el único actor en el sistema que tiene hoy, primero, credibilidad, pero sobre todo recursos, es el Estado, porque el Estado puede producir todos los recursos que quiera...

EC - ...A eso iba, porque uno de los detalles de esta fortísima intervención estatal que se está resolviendo es que no siempre los recursos están. Concretamente en el caso de Estados Unidos el Estado tiene que endeudarse para poder afrontar los compromisos que ha planteado. ¿Cómo se lee eso desde el mercado?

MB - La pura verdad: se lee como un problema que vamos a tener después, cuando el Estado tenga que afrontar estos compromisos...

EC - ...Se lo pregunto porque permanentemente desde los mercados se escuchan reclamos a los estados para que controlen los gastos, para que no incurran en déficit fiscales, etcétera. Aquí se está tolerando, es más, se está esperando ansiosamente que algunos de esos estados se endeuden para apagar este incendio.

MB - Claro, precisamente, y es que en primer lugar hay que apagar el incendio. Pero se ha observado, y todo el mundo que está en el negocio se lo va a confirmar, que en un incendio el mayor daño viene del agua y de los bomberos, no del fuego. Pero hay que apagarlo, no va a dejar que se consuma el edificio. Después, cuando se revisan los daños, con esos daños que vienen del agua y de los bomberos. Vamos a tener una situación como esta: tenemos que apagar el incendio y luego vamos a empezar a ver el problema que se haya causado por esta inmensa cantidad de liquidez que ha sido necesario poner en el mercado para reparar el daño del incendio, el daño que el mismo gobierno causó al no regular y no supervisar correctamente.

En otras palabras, más adelante vamos a tener países centrales como Estados Unidos tremendamente endeudados y vamos a tener nuevamente muchísima liquidez en el sistema, que va a haber que ver adónde se va a asignar cuando vuelva la confianza, cuando la gente vuelva a poner su confianza en el sistema financiero, el crédito interbancario se recupere y esto comience a funcionar más normalmente, vamos a tener muchísima liquidez, muchísima agua en el sistema.

A mi juicio, lo que vamos a observar más adelante, una vez que la crisis comience a retroceder y que esté en proceso de resolución, va a ser un aumento de la inflación mundial, porque esta situación exige déficit fiscales mayores; todo el mundo los está pidiendo, porque todo el mundo está pidiendo que se apague el incendio. Luego habrá que ver cómo se repara el daño, qué hacemos con la inflación mundial, qué hacemos con la inmensa deuda. Estados Unidos en la práctica, después de esto, va a haber duplicado su deuda pública.

EC - En eso estaba pensando con la pregunta.

MB - Eso no es gratis, va a tener un efecto. Mi lectura es que va a haber un efecto inflacionario. Pero hoy en la situación que estamos el mayor problema no es tanto qué va a pasar con los precios dentro de dos años, sino qué va a pasar con la economía real dentro de dos meses si esta situación no se resuelve. ¿Vamos a caer en una recesión, vamos a caer en una depresión? Esa pregunta todavía no está resuelta. La primera pregunta que no está resuelta es si estas medidas son suficientes para calmar a los mercados. Convenientemente, el mercado estadounidense está cerrado hoy, por lo tanto todavía no sabemos cómo va a reaccionar, aunque los futuros del Dow Jones y de S&P (Standard and Poor`s) están mostrando aumentos bastante importantes; cuando abra el mercado probablemente las acciones salten. De todas formas, la primera pregunta es si esto va a ser suficiente.

Segunda pregunta, qué efecto va a tener lo que ya ha pasado y lo que está pasando sobre la economía real de Estados Unidos y de Europa, si van a caer en una recesión importante o si va a haber una caída del crecimiento pero corta y no demasiado profunda. Esa es la primera pregunta fundamental, qué va a pasar con la economía real. Y la segunda es cuál va a ser el efecto sobre las economías emergentes. Ahí es donde nuestras economías están insertadas.

No sabemos nada de eso, pero si no se apaga el incendio, los resultados van a ser muy negativos para la actividad económica, entonces es preferible que dentro de un año y medio o dos tengamos que lidiar con una inflación mundial mayor antes que dejar que el edificio se queme. Vamos a tener un efecto negativo del agua y de los bomberos, no cabe duda.

EC - Acaba conocerse el Premio Nóbel de Economía 2008, ¿vio la noticia?

MB - No, adelántela.

EC - Le correspondió al economista Paul Krugman.

MB - Qué interesante.

EC - Hace pocos días leíamos aquí en el programa la columna, que en ese momento era la última que había escrito en The New York Times, en la que apuntaba a una crisis de liderazgo detrás de la crisis financiera internacional. Entre otras cosas Krugman decía, con ese estilo tan punzante que lo caracteriza, que quienes estaban tomando las decisiones estaban improvisando, no se habían preparado convenientemente, no estaban siguiendo la evolución de los acontecimientos que debió haberlos llevado a tener prontos planes de contingencia, etcétera. ¿Qué opina sobre ese diagnóstico?

MB - Lo del Premio Nóbel me parece excelente, extraordinario, es un gran economista. Y yo coincido total y absolutamente con el diagnóstico –aunque no le hubieran dado el Premio Nóbel–, sobre todo en Estados Unidos, pero también a nivel internacional. Cuando hablamos de falta de confianza en los mercados, hay falta de confianza del público en general, que tiene el dinero en el banco, que teme no recuperarlo, hay un problema de falta de confianza. Pero a nivel más sofisticado, de los inversionistas o de los mismos actores del sistema bancario, esa desconfianza total no es solamente en la capacidad financiera del mercado de no producir un desfalco en los activos, sino una desconfianza muy seria en la capacidad del Estado o de los dirigentes del Estado, particularmente en Estados Unidos, pero también en Europa, de tomar las medidas necesarias.

Y además de falta de liderazgo, como dice Krugman, falta de imaginación para salirse de los patrones comunes, porque las crisis por definición no son situaciones normales, entonces esa falta de liderazgo es un elemento muy marcado en esto. Por eso esta reacción optimista de hoy –quiero llamarle optimista porque todavía no estoy seguro de que sea una reversión total de la tendencia– es una reacción a la toma de liderazgo por parte tanto de las autoridades inglesas y las europeas...

EC - ...Acotemos que los propios países europeos empezaron actuando de manera tímida, sin coordinar acciones, por ejemplo. Lo que vemos ahora es la reacción, la última oleada de decisiones.

MB - Absolutamente. Pero si esto hubiera terminado con el comunicado del G7, que decía que hay que hacer todo lo posible por salvar al sistema, que se tomarán acciones drásticas, etcétera, pero nada concreto, hoy no estaríamos viendo lo que estamos viendo, porque habría habido una decepción adicional sobre la capacidad de los líderes de tomar decisiones serias, o por lo menos concretas.

Ese punto de Krugman es absolutamente correcto y no solamente correcto, sino que es un poco enigmático, porque, volviendo a su pregunta original, el público tiene un problema de confianza en la capacidad de las autoridades de tomar decisiones, pero por otro lado, cuando se toman estas decisiones y se interviene en el mercado en forma casi inesperada –porque esta compra de las acciones en los bancos fue decidida en la semana pasada y ya se implementó hoy–, reacciona en forma positiva. Hay una cierta contradicción en esto.

Hubo crisis de políticas públicas. Lo que fracasó fueron las políticas públicas, primero en prevenir la crisis, luego en tratar de evitar su expansión y en tercer lugar en tratar de resolverla. Recién ahora se están tomando las medidas necesarias. Y en Estados Unidos el problema de liderazgo fue aumentado o agravado por el hecho de que están en período eleccionario, en período político. Cuando hay elecciones la gente hace cosas diferentes, en todo el mundo, los políticos hacen cosas diferentes de las que harían en situaciones normales. Y ese período eleccionario en Estados Unidos ha causado bastante daño en la capacidad del gobierno de reaccionar a lo que estaba pasando.

***

EC - Más temprano, en la presentación, yo decía que usted fue presidente del Banco Central de la República Argentina; si no recuerdo mal, ocupó ese cargo a comienzos de 2002.

MB - Así es, durante nuestra peor crisis.

EC - Cuando Eduardo Duhalde asumió como presidente, cuando la crisis financiera ya estaba instalada, después del corralito, después de la caída de De la Rúa, después de la declaración de no pago de la deuda que se aprobó durante el interinato breve de Adolfo Rodríguez Saá...

MB - ...Y después de la devaluación.

EC - De hecho, se les atribuye a usted y a Roberto Lavagna, ministro de Economía en ese momento, el mérito de haber evitado que en esas circunstancias de pánico financiero se disparara una hiperinflación, de haber logrado reencauzar la economía, estabilizando el tipo de cambio y sin profundizar la recesión.

Cito estos antecedentes para preguntarle, a partir de aquella experiencia, ¿qué le falta a la batería de medidas que se han tomado hasta ahora para restablecer la confianza en una coyuntura como la que estamos viviendo ahora, que ya no es la de un país, sino de buena parte del mundo?

MB - El punto fundamental que hice muchas veces a partir de aquella experiencia, y la hice aquí, porque yo estaba en el directorio del Banco de Inglaterra cuando comenzó el problema con Northern Rock, el problema bancario, es que hay que salvar al sistema financiero, salvo que haya circunstancias catastróficas, como una guerra o algo así. Normalmente hay que hacer cualquier esfuerzo por salvar el sistema financiero, aunque luego haya que reconstruir las partes.

Eso fue lo que se hizo en Argentina. En aquella circunstancia dimos toda la liquidez necesaria a los bancos para evitar la caída, a pesar del corralito y de todas las circunstancias adversas. En ese momento, hasta principios de 2002, la posibilidad de que el sistema financiero argentino dejara de existir era extremadamente alta. La confianza no existía, estaba destruida. Pero hicimos todo lo posible por salvar al sistema, con liquidez, con toda clase de instrumentos a través del Banco Central, a través de las políticas públicas. Y una vez que se logró estabilizar el sistema, aunque parezca milagroso, seis o siete meses después la gente volvió a llevar dinero a los bancos, cuando todo el mundo decía que el sistema argentino no se recuperaría ni en diez años. Lo fundamental fue salvar el sistema.

A mi juicio, esa comprensión de la importancia de salvar al sistema falló, por lo menos al comienzo de la reacción en esta crisis, cuando se dejó crear una corrida contra algunos bancos, cuando el gobierno de Estados Unidos dejó a Lehman Brothers quebrar después de haber salvado a otra firma. Entre paréntesis, Krugman dijo la semana pasada que para él el peor error que se había cometido en esta crisis fue dejar caer a Lehman Brothers, porque creó una falta de confianza en las habilidades de las autoridades para salvar al sistema. Eso es fundamental. Y es lo que se está corrigiendo en este momento, pero faltó y por eso la crisis se profundizó.

Cuando ocurrió el problema con Bear Stearns, un banco de inversión, en marzo, el gobierno de Estados Unidos salió a salvarlo y hubo una reversión, hubo una mejora en todos los mercados; pero cuando al poco tiempo se dejó caer a otro banco, la política de las autoridades estadounidenses aparecieron como erráticas, y políticas públicas erráticas es lo que crea la mayor desconfianza posible.

Entonces, la primera lección es que el sistema financiero es un bien público, es algo que debe ser preservado. Hay que preservarlo aunque tenga un costo muy elevado que habrá que pagar después; se buscará la forma de resolverlo.

El segundo punto fundamental es tener una política comunicacional consistente. Me llamó mucho la atención que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paulson, saliera varias veces a decir que esta es la peor crisis de la historia, que podemos ir a una depresión como la de los años 30, etcétera. El ministro de Economía tiene que tener cuidado con lo que dice. Creo que tuvo problemas serios de comunicación en general. La comunicación tiene que ser no solamente creíble y consistente, también tiene que ser cauta, porque estamos hablando de confianza, que ha fallado. Por ejemplo, el director del FMI hace tres días, cuando convocó a la reunión anual, dijo: "Estamos al borde de un precipicio". Creo que esas cosas no se pueden decir.

EC - Todo indica que esa frase del director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, fue el factor que ese día terminó de precipitar la debacle, sobre todo con la caída abrupta que se dio al final de la jornada en el Dow Jones.

MB - Y el economista jefe del Fondo, Blanchard, en una entrevista con un diario italiano, dijo: "Los mercados todavía pueden caer otro 20% antes de recuperarse". Aunque lo crean y estén convencidos de eso, creo que hay ciertas responsabilidades que no se pueden obviar y que no se pueden decir. Hoy el Fondo salió a decir: "Creo que pasó lo peor de la crisis"; de estar al borde del precipicio se pasó a dejar atrás lo peor de la crisis. Ese tipo de políticas comunicacionales es muy problemático. Nosotros tuvimos mucho cuidado en Argentina de dar las malas noticias en buena forma. No es un punto para nada menor si estamos hablando de confianza y de credibilidad.

¿Cómo sigue la película? Todavía estamos muy lejos de poder dar una respuesta...

EC - ...Pero, por ejemplo, ¿para usted faltan medidas?

MB - Faltan medidas en Estados Unidos, que es el punto crucial del sistema y donde se generó la crisis. El paquete de 700.000 millones de dólares, que es importante, todavía no tiene un ancla clara, no se sabe dónde va a ser implementado ni cómo. La idea original era proteger a los instrumentos, no a las instituciones, o sea,  comprarles a los bancos los préstamos mal dados, subsidiarlos de esa manera. Pero parece que eso es muy difícil de implementar, por lo tanto se está demorando, y el gobierno de Estados Unidos no tendrá más remedio, a pesar de sus problemas ideológicos, que seguir el camino europeo, ayudar directamente a las instituciones y no tratar de mejorar los instrumentos. Pero eso todavía está en el aire, está mezclado con la campaña política.

Si me pregunta qué falta, faltan los detalles de qué exactamente va a hacer el gobierno de Estados Unidos. Me refiero exactamente al gobierno, no a la Reserva Federal, que ha mostrado toda clase de creatividad dentro de lo que un banco central puede hacer. Esperar que un banco central solo resuelva el problema no es lógico, pero dentro de lo que puede hacer ha mostrado gran capacidad de reacción. Y lo que puede hacer es producir liquidez, pero no puede, solo con sus mecanismos, resolver el problema de confianza.

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Transcripción: María Lila Ltaif