La economía mundial se encamina a una fase recesiva: los nuevos pronósticos del FMI y los desafíos de la política económica en las grandes economías
Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte
(emitido a las 8:35 hs.)
EMILIANO COTELO (EC):
El jueves pasado, el Fondo Monetario Internacional publicó una revisión a la baja de sus pronósticos de crecimiento mundial.
Según el informe, el crecimiento de la economía mundial en 2009 se reduciría a menos de la mitad de lo que fue la tasa promedio de los últimos cinco años y, lo que es más impactante aún, la actividad económica en el conjunto de las economías desarrolladas se contraería por primera vez en la posguerra.
Frente a semejante replanteo de perspectivas, les proponemos poner el foco en el contexto internacional y dedicar el análisis económico de hoy a desgranar el nuevo informe del FMI y a analizar los principales desafíos que enfrentan las políticas macro en las grandes economías. ¿Se requerirán más bajas de tasas de interés? ¿Hay espacio para políticas fiscales más expansivas? En seguida, el diálogo será con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
Tamara, ¿cómo vieron ustedes la revisión de los pronósticos de crecimiento mundial que divulgó el FMI? ¿Les sorprendieron las nuevas proyecciones?
TAMARA SCHANDY (TS):
Sin duda hay números fuertes, como el que mencionabas al inicio, respecto a que las economías desarrolladas van a contraerse el año que viene. De todas formas y a decir verdad no nos sorprendió demasiado la revisión, porque el deterioro del contexto internacional ya está siendo bien tangible en varias economías y porque, a la luz de la restricción del crédito que probablemente habrá a raíz de las dificultades en el sistema financiero mundial y por la destrucción de riqueza que significa el desplome de las bolsas y la caída de los activos inmobiliarios, es poco probable que la recuperación vaya a ser rápida.
Cuando se divulgó el informe de octubre del FMI ya habíamos advertido que a nuestro juicio los pronósticos parecían optimistas.
EC: ¿Podemos repasar, Tamara, cuál era el pronóstico de octubre y cuál es el pronóstico actual de crecimiento para la economía mundial?
TS: El pronóstico de octubre era de un crecimiento de 3% en 2009. Eso marcaba claramente el fin de un ciclo muy expansivo en los años anteriores, cuando la economía mundial había crecido sistemáticamente entre 4,5% y 5% anual. Pero era de todos modos un pronóstico de desaceleración modesta cuando uno miraba el desempeño de la economía mundial en otros episodios de recesión en Estados Unidos y cuál había sido el impacto en el resto de las economías.
El nuevo pronóstico es de un crecimiento de 2,2%. Ese es un número similar al de 2001 y a los de principios de los noventa, cuando se observaron las dos últimas recesiones en Estados Unidos y los últimos "pisos" en materia de crecimiento mundial. De todas formas, ese número esconde ahora un panorama bastante más comprometido que en esos dos episodios.
EC: Supongo que lo dices por la situación de Estados Unidos y de las demás economías desarrolladas.
TS: Sí. Ese pronóstico de crecimiento mundial se apoya todavía en un crecimiento de 5,1% de las economías emergentes, mientras que las economías desarrolladas caerían 0,3% según los pronósticos del FMI. El PBI de Estados Unidos bajaría 0,7% en la medición promedio anual, y en Europa también habría varios registros negativos según el FMI, de 0,8% en Alemania, 0,5% en Francia, 0,6% en Italia, 0,7% en España y 1,3% en el Reino Unido, por poner algunos ejemplos.
Por eso decimos que el panorama es más comprometido ahora. Las economías desarrolladas, que juntas son prácticamente la mitad de la economía mundial, van a dejar de crecer. Y desde ese punto de vista las perspectivas para el resto del mundo podrían todavía tener un sesgo bajista, a pesar de que también fueron corregidas a la baja la semana pasada por el FMI.
EC: ¿Eso quiere decir que ustedes evalúan que el crecimiento mundial podría ser incluso menor que el que proyecta el Fondo Monetario?
TS: A decir verdad lo dice el propio Fondo Monetario. Cuando se publicó el informe de octubre el FMI advertía de un 15% de probabilidad de que el crecimiento fuera de menos de 2%. En esta oportunidad no hay una cuantificación del sesgo bajista, pero de todas formas se desprende del mensaje que acompaña las cifras. El informe pone especial hincapié en que las condiciones financieras siguen siendo un riesgo muy importante y en que todavía no puede descartarse que haya dificultades mayores en las economías emergentes.
De todas maneras, también es justo decir que el FMI remarca que el crecimiento podría ser algo mayor a lo proyectado si seguimos viendo cambios importantes a nivel de las políticas macro de las principales economías, que ayuden a superar el escenario recesivo más rápidamente.
EC: ¿Eso incluiría, por ejemplo, más recortes de tasas, como los que vimos la semana pasada en Europa?
TS: Sí. La semana pasada tanto el Banco Central Europeo como el Banco Central de Suiza y el Banco de Inglaterra introdujeron bajas en las tasas de referencia. En Inglaterra el recorte fue de un punto porcentual y medio, una baja récord para ese mercado. En los tres casos eso marca la preocupación por la situación de la economía y la voluntad de flexibilizar la política monetaria para tratar de alentar una recuperación más rápida.
Los mercados descuentan que vamos a seguir viendo ajustes a la baja. Para la tasa del Banco Central Europeo, por ejemplo, que está hoy en 3,25% anual, el viernes los contratos a futuro pautaban una expectativa de menos de 2,5% para el año que viene.
EC: ¿Cuál es el panorama en Estados Unidos? ¿Cuál es el margen para más bajas de tasas estando ya la referencia en 1% anual?
TS: Los contratos a futuro muestran que los mercados parecen estar esperando alguna baja más en las próximas reuniones. Quizás hasta de medio punto porcentual.
De todas maneras, es claro que habiendo bajado la tasa de 5,25% el año pasado a 1% actualmente, la Reserva Federal cada vez tiene menos espacio para seguir aplicando nuevos recortes. Hay quienes dicen que estamos próximos a lo que los economistas llamamos "la trampa de la liquidez", en la cual la política monetaria deja de tener eficacia para tratar de reactivar la economía. Lo que es claro es que mientras no se reactive el funcionamiento del sistema financiero, es difícil que opere el principal mecanismo de transmisión de la política monetaria, que es el canal crediticio. Con esto quiero decir que de poco sirve que baje la tasa de referencia y que se inyecte liquidez si eso no se traduce en mayor disponibilidad de crédito barato para familias y empresas, que es lo que en definitiva permitiría redinamizar la demanda y ayudaría a la economía a salir de la recesión.
Por eso en las últimas semanas son cada vez más fuertes las voces a favor de una política fiscal más expansiva, tanto en Europa como en Estados Unidos.
EC: ¿Hay espacio para una política fiscal más expansiva? Te lo pregunto porque pareció haber un debate muy fuerte en torno al costo fiscal de los paquetes de rescate bancario, tanto en Estados Unidos como en Europa, y uno de los argumentos era justamente que los niveles de déficit presupuestal ya eran altos.
TS: Eso es verdad. Centrándonos en Estados Unidos, el déficit fiscal cerró el último año fiscal terminado en setiembre en más de 3% del PBI y, a raíz de las medidas de soporte al sistema financiero, se teme que va a aumentar abruptamente el año que viene. De todas maneras, la magnitud del enfriamiento de la economía ha puesto la política fiscal nuevamente en el tapete. El consumo está cayendo, el desempleo ya subió 2 puntos porcentuales desde el principio de la crisis, todos son elementos que imponen una presión política muy fuerte para tomar medidas adicionales. Habrá que esperar a que se defina el nuevo secretario del Tesoro para tener un panorama más claro, pero Obama ya anunció su intención de introducir más medidas de estímulo fiscal, aumentar el gasto en infraestructura, rebajar impuestos para las familias de ingresos más bajos u otorgar créditos fiscales a las empresas que generen más empleo.
EC: ¿De qué montos estamos hablando?
TS: Los demócratas habían manejado un paquete que podría llegar a los 150.000 millones de dólares, que equivale a algo más del 1% del PBI. Pero ya hay analistas que estiman que se necesitarán recursos fiscales por el doble de eso.
En definitiva, las perspectivas para las economías desarrolladas siguen siendo muy inciertas. Eventuales ayudas fiscales en Europa y en Estados Unidos pueden aliviar la situación de corto plazo aunque profundicen los desequilibrios fiscales. A nuestro juicio, de todas formas, la clave sigue estando en cuánto tiempo insumirá la recomposición de un correcto funcionamiento de los sistemas financieros, que permita retomar la intermediación de manera más normal. De todos modos, mientras el crédito esté retraído parece más riesgoso dejar que la demanda agregada siga cayendo que aceptar un aumento transitorio del déficit fiscal con un paquete de estímulo para empresas y familias.
El otro elemento clave, sobre todo para economías como la nuestra, es cómo sobrelleva el resto del mundo esta situación. Proyecciones como las del FMI de la semana pasada están marcando que el contexto externo será muy distinto al que prevaleció en los últimos años, por eso vamos a tener que seguir monitoreando de cerca cómo se comportan los precios de las materias primas y cómo evolucionan las condiciones financieras para los países emergentes como el nuestro.