Análisis Económico

El valor del dólar en el marco de nuevas turbulencias en los mercados internacionales

Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte

(Emitido a las 8:30 horas)


EMILIANO COTELO (EC):
En los últimos días se volvió a agudizar la inestabilidad en los mercados mundiales.

Vimos, por ejemplo, caídas importantes en los mercados de acciones, más volatilidad en los precios de los bonos y, en general, aumentos del riesgo país de los mercados emergentes.

En este marco de "nuevas turbulencias", el dólar volvió a cobrar protagonismo con una apreciación bastante generalizada frente a las principales divisas internacionales.

Por esto pondremos el foco en las paridades cambiarias y dedicaremos el espacio de análisis económico a examinar las tendencias internacionales y los impactos en Uruguay, donde el dólar también tuvo un aumento relativamente importante en la última semana.

El diálogo será con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

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EC: ¿Podemos hacer un breve balance de cómo viene evolucionando el valor del dólar a nivel internacional?  


TAMARA SCHANDY (TS):
Como tú decías recién, el dólar mostró en los últimos días un fortalecimiento bastante generalizado a nivel internacional. Eso equivale a decir que, en general, la mayoría de las referencias internacionales tendieron a debilitarse frente al dólar.

En Europa, por ejemplo, ayer la cotización del euro cayó a niveles en torno de 1,25-1,26 dólares, cuando menos de dos semanas atrás el euro valía 1,30 dólares. Eso supone una apreciación del dólar frente al euro de aproximadamente 3% en unos pocos días.

También en Europa, el dólar ganó incluso más terreno frente a la libra. La cotización de la libra pasó de 1,49 dólares la semana pasada a 1,42 ayer, lo cual supone un fortalecimiento del dólar americano en el entorno de 4% en ese caso.

En el caso de las monedas de Australia y Nueva Zelanda, que, en general, consideramos referencias importantes para Uruguay en tanto se trata de dos exportadores de commodities muy relevantes a nivel mundial, los movimientos fueron todavía más marcados: el dólar neozelandés perdió 6% frente al dólar americano, mientras que en Australia la depreciación fue de casi 7% en poco más de una semana.

EC: ¿Qué magnitudes de cambio se vieron en las economías emergentes?

TS: Magnitudes también bastante significativas. Ayer el dólar en Brasil cerró a 2,35 reales, casi 5% por encima del nivel del lunes de la semana pasada. Y en muchos otros grandes emergentes la línea fue muy similar: tomando el mismo período de referencia, el dólar subió 5,8% en Turquía, 2,8% en India, 1,2% en Tailandia.

En China hubo más estabilidad y en algunos casos puntuales lógicamente hubo movimientos en contra de esta tendencia, pero en términos generales se puede decir que en los últimos días hubo una tendencia de fortalecimiento del dólar muy extendida en el mundo.

EC: El año pasado, cuando se dio el estallido de la crisis financiera internacional y el dólar también tuvo una apreciación importante, se asociaba a este fenómeno, entre otras cosas, con el llamado "vuelo a la calidad": la opción de muchos inversores por resguardarse en títulos del Tesoro norteamericano, que se consideraban una alternativa segura.

¿Ese razonamiento se aplica también a la situación actual? Te lo pregunto porque esta apreciación es justamente coincidente con una serie de turbulencias nuevas que se procesaron en el mercado en estas semanas.

TS: Sí, han sido días relativamente complicados a nivel de los mercados financieros internacionales. Sólo por poner un ejemplo: el Dow Jones está, hace dos días, apenas por encima de los 7.500 puntos y eso supone una baja de más de 10% en lo que va del año y un retroceso a un nivel similar al que se alcanzó en noviembre del año pasado, cuando el mundo atravesaba el momento más álgido en términos de expectativas luego del estallido de la crisis.

Lo cierto es que en las últimas semanas se conocieron datos malos respecto a la marcha de las economías desarrolladas, de los impactos que están teniendo las economías emergentes, sigue sin avizorarse una solución definitiva para solucionar la crisis de los bancos más grandes del mundo. En definitiva, estos son todos elementos que aumentan la incertidumbre, que de alguna manera ensombrecen las perspectivas para la economía mundial y que pueden haber llevado a muchos inversores a volcarse a los papeles que consideran más seguros y puntualmente a posicionarse en dólares, dando lugar a las variaciones cambiarias que mencionábamos antes. De hecho, es bastante significativo que en los últimos días el rendimiento de los bonos de Estados Unidos bajó visiblemente (de 3% anual, a principios de la semana pasada, hasta menos de 2,7 en la referencia a 10 años). Esto indica que la demanda es mayor y que los precios de los papeles estadounidenses subieron en estos últimos días.

EC: Por más de que no resulte muy intuitivo, el hecho de que la economía de Estados Unidos estuviera en recesión no fue un impedimento para el fortalecimiento del dólar el año pasado.

TS: No.

EC: ¿Pero cómo observan ustedes el hecho de que Estados Unidos siga comprometiendo fondos fiscales y generando planes enormemente voluminosos para salir de la crisis? El desequilibrio fiscal que se está generando ¿no opera como un freno para la apreciación del dólar?

TS: Es claro que Estados Unidos se está mostrando dispuesto a pagar un costo fiscal muy alto para tratar de poner fin a la crisis. El año pasado el déficit fiscal fue de 3,2% del PBI (Producto Bruto Interno) y este año, con lo que ya se comprometió el año pasado, más el plan que acaba de aprobar la nueva administración, fácilmente podríamos ver un déficit de 10% del PBI, que sería un nivel enorme.

Cuando se sostiene que eso debería operar contra un fortalecimiento del dólar, el argumento básicamente es este: si Estados Unidos incurre en esos niveles de déficit, entonces va a tener que financiarse de algún modo. Y aquí hay dos alternativas: o lo hace con deuda, lo que supone más oferta de bonos del Tesoro y por ende menor precio de estos papeles, o lo hace con emisión monetaria, lo cual podría significar problemas de inflación en el futuro.

Ninguna de estas alternativas es buena desde el punto de vista de los incentivos para posicionarse en dólares. Por eso, el mayor déficit que se proyecta para los próximos años es un elemento que podría operar en contra de una apreciación fuerte del dólar.

EC: Entonces, ¿cómo se explica la demanda creciente de dólares?

TS: Porque eso mismo le puede pasar a otros países, que también están embarcándose en planes fiscales ambiciosos y van a tener que financiar sus desequilibrios. Pero también porque a corto plazo sigue habiendo una percepción de que los bonos del Tesoro norteamericanos siguen siendo los instrumentos más seguros, en parte porque el nivel de endeudamiento de Estados Unidos es relativamente bajo en la situación de partida (en relación, por ejemplo, al que tienen muchos países europeos o Japón) y en parte también por su historial de pago; la reputación es clave en estos momentos de mucha incertidumbre.

Si miramos concretamente la paridad dólar-euro, a esto se suma que en Europa hay una perspectiva de baja de tasas de interés, mientras que en Estados Unidos la referencia de la política monetaria ya a está en 0%. Además, Europa está teniendo una recesión más profunda por ahora y no se han visto movimientos por parte de los gobiernos tan decididos como los que se vieron en Estados Unidos. Estos dos elementos suman presiones para un euro más débil y un dólar más fuerte.

EC: Para terminar, ¿cómo debemos interpretar los movimientos que tuvo el dólar en nuestro país en los últimos días?

TS: Ayer el dólar interbancario promedio fue de 23,69 pesos y eso supone un aumento de 3,7% en relación a los valores que teníamos a principios de la semana pasada, muy en línea con los movimientos que comentamos antes que se están procesando en otros mercados.

Eso, en definitiva, es un movimiento bienvenido, porque si Uruguay no acompañara al resto de las divisas internacionales, habría un costo importante en materia de competitividad. Luego de la baja del dólar de enero, nuestros modelos marcaban cierto desalineamiento respecto a las paridades internacionales.

El movimiento de los últimos días, entonces, va en la línea correcta y de hecho nuestros modelos pautan que deberíamos esperar que la tendencia de suba se mantenga. Por eso, nosotros seguimos trabajando con una referencia de tipo de cambio de 26 pesos para fin de año.