En Uruguay y en la región el dólar sube. ¿A qué obedece esa tendencia y cómo queda nuestra competitividad?
Análisis del economista Alfonso Lema, de la consultora Deloitte
(emitido a las 8:30 hs.)
EMILIANO COTELO (EC):
Ustedes lo saben, los mercados internacionales continúan mostrando altísimos niveles de volatilidad. En nuestro país, el dólar ha subido sensiblemente en las últimas semanas. Pero también se han observado algunas subas en otros países de la región.
JUAN ANDRES ELHORDOY (JAE):
Por eso, nos pareció que valía la pena dedicar nuestro espacio de análisis económico de hoy a este tema. ¿Cuánto ha subido el dólar en nuestro país? ¿Cuánto en los mercados de la región? ¿A qué obedece esa tendencia alcista? Y, por último, ¿cómo queda nuestra competitividad?. En seguida, el diálogo es con el Cr. Alfonso Lema, socio de la consultora Deloitte.
Comencemos repasando algunas cifras. ¿Cuánto ha subido el dólar en nuestro país?
ALFONSO LEMA (AL):
El dólar cerró la semana pasada en 24,18 pesos. Eso supone un aumento de 1,8% en lo que va de marzo. En febrero el dólar también había subido, con lo cual los valores actuales de tipo de cambio son 6,5% más altos que los registrados a fines de enero.
Sin embargo, Juan Andrés, hay que recordar que el dólar comenzó el año en nuestro país con una tendencia bajista, desde los 24,35 pesos de fin de diciembre hasta 22,70 pesos a fines de enero. Con lo cual se concluye que con la suba observada entre febrero y marzo el dólar sólo recuperó la caída de enero. De hecho el viernes estaba todavía un 0,7% abajo del cierre de 2008.
JAE: ¿Y qué pasó en la región?
AL: En Brasil el dólar también mostró una tendencia al alza en febrero, subiendo casi un 3%. En lo que va de marzo el dólar se mantuvo más o menos estable pero con el incremento de febrero en Brasil se acumula una suba del tipo de cambio de 2% en lo que va del año.
En Argentina, en cambio, se produjo un incremento del dólar más significativo, del orden de 5% en lo que va del año.
JAE: ¿Y qué está ocurriendo en otros países de la región?
AL: La tónica que ha predominado en América Latina es alcista. Para tomar algunas referencias, en lo que va del año el dólar subió 10% en México, 5% en Paraguay, 14% en Colombia; subió menos (3%) en Perú; Chile quizás sea la excepción más relevante, porque en lo que va del año el dólar bajó un 3%.
JAE: ¿Y cómo se explican esas tendencias alcistas, Alfonso?
AL: Lógicamente hay factores específicos a cada país, pero la tónica que ha predominado no sólo este año sino desde el agravamiento de la crisis internacional a mediados de 2008, está marcada por una mayor aversión al riesgo de los inversores, que venden activos en los mercados emergentes para posicionarse en títulos estadounidenses. Ese cambio de portafolios, que en la jerga se llama vuelo a la calidad, hace que se observe una mayor demanda de dólares en los países de la región. Además, la recesión mundial trajo aparejado una caída de los precios internacionales de los commodities. Eso supone para todos los países de la región un descenso de los precios de exportación, que tiende a depreciar las monedas.
JAE: ¿Y qué está sucediendo en materia de competitividad? ¿Cómo estamos con Brasil y Argentina, que en la región son las referencias obviamente más importantes?
AL: Las tendencias son diferentes. Con Brasil hemos perdido competitividad. No en las últimas semanas, porque desde febrero el dólar ha subido algo más en nuestro país. Lo que sucede es que inmediatamente después de la crisis internacional Brasil permitió una devaluación muy fuerte de su moneda. Si comparamos con los niveles de fines de junio de 2008, en Brasil el dólar acumula una suba de 50%. En ese mismo período, en nuestro país el dólar subió 25%. Otras veces comentamos en el programa que en esa mayor devaluación de Brasil ha sido decisivo el hecho de que la inflación estaba más controlada en ese país. Por esa razón, el gobierno brasileño encontró más espacio para permitir la suba del dólar mientras que en Uruguay la inflación ha estado muy cerca de 10% y eso obligó al gobierno a endurecer su política monetaria.
JAE: ¿Y cuál es la situación con Argentina?
AL: La crisis internacional encontró a Argentina con niveles de inflación muy elevados. Eso hizo que el Banco Central tuviera que restringir fuertemente su política monetaria, definitivamente más de lo que se hizo en Uruguay. Entonces, el dólar subió inclusive menos que en Uruguay (20% desde fines de junio hasta ahora). Y a su vez, la inflación en Argentina ha seguido siendo muy alta (en torno de 20% anual).
Eso determina que Argentina esté perdiendo rápidamente competitividad frente a numerosos mercados. Uruguay ganó algo más de 15% de competitividad frente a Argentina. Frente a otros países, la pérdida de competitividad de Argentina es notoriamente mayor, y a eso se suma el hecho de que las cuentas públicas en Argentina se están deteriorando y entonces el gobierno se ve en la necesidad de subir las tarifas de la energía (que durante el auge económico estuvieron fuertemente subsidiadas) porque los recursos fiscales ahora son insuficientes. La competitividad de las empresas argentinas, entonces, se ve reducida por partida doble: por las paridades cambiarias y porque suben costos claves, como los de la energía. De todas maneras, me apuro a decir que no deberíamos contemplar esto como algo favorable para nuestro país, a pesar de que esté mejorando nuestra competitividad.
JAE: ¿Por qué lo decís? Me imagino que lo decís porque el panorama para Argentina luce bastante complicado.
AL: Exactamente. A nuestro juicio, Argentina va a experimentar este año una recesión fuerte. Eso va a derivar en una menor demanda por nuestros productos. De hecho, los datos preliminares de Uruguay XXI marcan que nuestras exportaciones a Argentina cayeron 30% en enero y 19% en febrero contra igual período de 2008. Tendrá también efectos adversos sobre la temporada turística el próximo verano.
Y porque además existe un riesgo, evidente a esta altura, de que aumentarán las dificultades en el comercio regional. La semana pasada Argentina estableció una serie de restricciones a las importaciones, imponiendo licencias de importación no automáticas para varios rubros arancelarios (textiles, calzados, electrodomésticos, maquinarias agrícolas). Las medidas parecen apuntar principalmente a frenar las importaciones desde Brasil, con quien Argentina perdió mucha competitividad, pero no hacen más que deteriorar el funcionamiento, de por sí bastante malo, de todo el Mercosur. Suponen un riesgo de más distorsiones y barreras al comercio en la región. Al margen del impacto concreto de cada medida, varias veces comentamos en el programa que los países pequeños de una unión aduanera son los que más tienen para perder cuando la percepción de los agentes es que el libre comercio es muy imperfecto.
JAE: ¿Por qué?
AL: Porque en última instancia, cuando hay muchas restricciones al comercio, los inversores entienden que no es conveniente instalarse en los países pequeños para exportar hacia la región. Y eso, a su vez, supone para los países pequeños perderse la mayor parte de los beneficios que debería proporcionar la unión aduanera, que es aprovechar un mercado más grande para atraer inversiones.
JAE: Para terminar, ¿cómo queda el balance de competitividad a partir de estas subas del dólar en nuestro país?
AL: Las últimas subas del dólar permitieron cierta recomposición de la competitividad. De todas maneras, y esto lo comentamos otras veces en el programa, nuestro país ha perdido competitividad frente a importantes mercados porque ha devaluado menos. Recién manejábamos cifras de la región pero también devaluamos menos que Australia y Nueva Zelanda, con quienes competimos en la exportación de materias primas.
Los niveles actuales de competitividad, con diferencias según el mercado que consideremos, apuntan más o menos a que tenemos un dólar un 10% más bajo que los promedios históricos (considerando períodos largos, de 30 años). No estamos en una situación crítica como la de los años 1999-2002, cuando teníamos desajustes cambiarios del orden de 30% con varios mercados simultáneamente, pero se observan niveles de competitividad que son desfavorables para el sector exportador.