La economía argentina siente los embates de la crisis internacional. ¿Cuáles son las principales perspectivas para este año?
Análisis económico de Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte
(emitido a las 8.35 hs.)
JUAN ANDRÉS ELHORDOY (JAE):
Como todos sabemos, la crisis internacional está teniendo efectos importantes en las economías emergentes y en los países de la región. Hace un par de semanas hablábamos de los impactos que la recesión global está teniendo en la economía brasileña. Hoy les proponemos mirar hacia nuestro otro vecino. ¿Qué muestran los últimos datos de actividad económica en Argentina? ¿Cuáles son las perspectivas para este año? En instantes el diálogo es con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
Comencemos repasando las últimas cifras de actividad económica divulgadas en la vecina orilla. ¿Cuánto creció Argentina en 2008?
PABLO ROSSELLI (PR):
De acuerdo a la información oficial, la economía argentina creció 7% en el promedio del año pasado, un guarismo que continuó siendo muy elevado en términos históricos. Ahora bien, el problema que estamos enfrentando los analistas es que desde hace algunos meses las mediciones del instituto oficial de estadística, el INDEC, comenzaron a mostrar diferencias muy importantes respecto a las estimaciones privadas. Vale recordar que desde hace ya dos años las cifras de inflación que publica el INDEC difieren sistemáticamente respecto a las estimaciones realizadas por diversas consultoras privadas, en los últimos meses esto también ha comenzado a ocurrir con los datos oficiales de actividad, que parecen muy poco creíbles.
JAE: ¿Y cuánto creció la economía argentina de acuerdo a los indicadores elaborados por esas consultoras?
PR: No existe un indicador privado de consenso al respecto. De todos modos, uno de los indicadores más utilizados para estimar el crecimiento económico es el Índice General de Actividad elaborado por la consultora Orlando Ferreres, que en el pasado acompañaba bastante bien a los datos del PIB del INDEC. De acuerdo a esta medición, la economía argentina creció en torno a 4% en 2008, 3 puntos menos que lo que marca la medición oficial. Pero las diferencias se hacen aún más notorias si nos concentramos en el dato correspondiente al último trimestre de 2008. Para el INDEC la actividad económica cayó solo 0,3% en términos desestacionalizados con relación al tercer trimestre, mientras que las estimaciones privadas apuntan a una contracción trimestral de más de 4%. Cabe señalar que a esta altura la pérdida de credibilidad en las cifras oficiales del INDEC es generalizada y la mayor parte de los analistas adhiere a la visión de que la economía argentina está enfrentando un escenario claramente recesivo. A su vez, este diagnóstico es más consistente con lo que marcan otros indicadores -como la recaudación tributaria y las exportaciones-, que caen significativamente, y también parece más consistente con todo el contexto internacional.
JAE: ¿Qué sectores están sintiendo con más dureza los efectos de la crisis? Imagino que al igual que sucede en otras economías emergentes, los sectores exportadores han sido los primeros en absorber los impactos de la recesión global.
PR: Es así, ante el debilitamiento de la demanda externa las exportaciones de bienes mostraron caídas muy importantes en los últimos meses. Concretamente, en enero-febrero las ventas externas disminuyeron 30% (medidas en dólares) con relación al mismo período de 2008.
Y también se observan caídas muy importantes a nivel de la producción industrial. Si bien el INDEC informó que la industria se contrajo 3% en el primer bimestre de 2009, de acuerdo al centro de investigaciones FIEL la producción industrial disminuyó 15% en lo que va del año frente a igual período de 2008. La discrepancia entre estos dos indicadores refuerza la idea de que las estadísticas oficiales estarían subestimando la magnitud de la contracción que muestra la economía del país vecino.
JAE: Ante este fuerte deterioro de la actividad, ¿de qué margen disponen las autoridades para introducir políticas anticíclicas?
PR: Hace mucho tiempo que venimos comentando en este espacio que Argentina aplicó políticas macroeconómicas extraordinariamente expansivas en los últimos años, con un signo notoriamente procíclico. Eso limita enormemente el espacio para la aplicación de políticas anticíclicas tanto en el frente monetario como en el frente fiscal.
JAE: ¿Cuáles son exactamente esas limitaciones?
PR: Desde el punto de vista de la política monetaria, el margen de acción luce muy reducido. La economía argentina continúa presentando niveles de inflación cercanos a 20%, aunque está bajando lentamente. Una flexibilización de la política monetaria en estas condiciones se traduciría en una suba fuerte del tipo de cambio, lo que exacerbaría el riesgo inflacionario.
En este contexto, en las últimas semanas la autoridad monetaria ha propiciado una "devaluación administrada" del peso argentino, con intervenciones vendedoras en el mercado de cambios, que justamente tienen como principal objetivo amortiguar la suba del tipo de cambio y sus efectos sobre la inflación.
En consecuencia, el dólar subió sólo 6% en lo que va del año y 21% desde junio de 2008, cuando se agravó la crisis internacional. Esta devaluación es importante pero significativamente menor a la de varios países competitivos de Argentina (como Brasil, Australia y Nueva Zelanda), lo que determinó una pérdida de competitividad respecto de estas economías.
JAE: ¿Qué aspectos limitan el uso de políticas fiscales más expansivas?
PR: El superávit primario alcanzado por Argentina en los últimos años estuvo estrechamente vinculado a las detracciones sobre las exportaciones. Con la contracción de la demanda externa y con el desplome de los precios internacionales, los ingresos por este concepto mostraron una caída muy importante. Al mismo tiempo, los ingresos vinculados a la demanda doméstica también se desaceleraron fuertemente, en un contexto de enfriamiento generalizado de la actividad económica.
De esta manera, las cuentas públicas mostraron un deterioro muy significativo en los últimos meses. Concretamente, el superávit primario se redujo de 3,6% del PIB en octubre del año pasado a 2,9% en febrero de este año. Hay que tener presente además, que en los últimos meses las arcas del sector público recibieron un ingreso extraordinario por unos 300 millones de dólares mensuales como resultado de la estatización de las AFJP. De no contar con esos recursos adicionales, el deterioro de las cuentas públicas habría sido aún mayor.
Recordemos finalmente, que la economía argentina tiene un acceso muy limitado a los mercados internacionales de deuda, por lo que la aplicación de políticas fiscales todavía más expansivas sería extremadamente riesgosa.
JAE: En este escenario, corre riesgo la capacidad de pago de la deuda en 2009?
PR: A nuestro juicio, probablemente Argentina estaría en condiciones de hacer frente a los vencimientos de deuda, al menos en 2009. En este sentido, debe tenerse en cuenta que para afrontar los vencimientos previstos para este año, el gobierno podría recurrir a líneas de crédito contingentes de algunos organismos internacionales como el Banco Mundial o el BID o podría endeudarse con el Banco Central y el Banco Nación. En forma adicional, hace pocos días se llegó a un acuerdo con el Banco Popular de China según el cual, las autoridades argentinas podrán disponer de una línea de crédito en yuanes por un monto equivalente a unos 10.000 millones de dólares. También hubo un canje de préstamos garantizados que vencían en 2009.
De todas formas, cabe destacar que si la crisis se prolongara y el gobierno no diera lugar a un ajuste significativo del gasto público en los próximos meses, la situación financiera del gobierno podría resultar difícil de gestionar en 2010 y 2011.
JAE: Para terminar, teniendo en cuenta los impactos que ya se observan en la actividad económica y las restricciones que enfrenta la política económica, ¿qué perspectivas de actividad se presentan para este año?
PR: Existe un cierto desconcierto a la hora de proyectar el PIB para 2009. Como comentábamos al inicio de la intervención, los analistas se enfrentan al dilema de si proyectar el PIB oficial o los indicadores alternativos, que dan cuenta de un escenario notoriamente más recesivo. En la actualidad las proyecciones de los analistas se mueven en un espectro bastante amplio, que va desde caídas del PIB de casi 5% en el promedio del año a incrementos de 2%, según la visión de los analistas más optimistas.
A nuestro entender, la actividad económica va a registrar un descenso significativo en el conjunto de 2009, que podría ser del orden de 5% si se toma como referencia la evolución del Índice General de Actividad elaborado por Orlando Ferreres. De esta manera, estamos previendo un escenario muy recesivo para 2009, al tiempo que constatamos un riesgo creciente de que se produzca un ajuste "desordenado" en 2010 y 2011, con una devaluación fuerte y un aumento -al menos transitorio- de la inflación que permita reducir el gasto del gobierno y reequilibrar las cuentas públicas.